29 de junio de 2017
La caída de las élites las financia el mundo entero
Por: Ricardo Montaño
La élite global caerá y arrastrará en su caída las economías occidentales, y el costo no lo asumirán los causantes del descalabro sino sus víctimas en todo el mundo.
Algunos nubarrones en el horizonte norteamericano, permiten presagiar una tormenta. Una gran tormenta financiera que va sacudir a los Estados Unidos de América y como consecuencia a buena parte del mundo.
Por una parte se anuncia por parte del presidente Trump lo que sería “el mayor recorte en impuestos de la Historia” y por la otra, se publica en The Week una columna firmada por Damon Linker, en la que señala que la élite global caerá y arrastrará en su caída las economías occidentales, pero no solamente eso, sino que como ya ha sucedido, el costo no lo asumirán los irresponsables causantes del descalabro si no sus víctimas en todo el mundo, con el apoyo de los respectivos gobiernos.
La crisis que se avecina, así como la de 2008, nació en los mismos lugares, las universidades de la Liga de la Hiedra. Son el resultado de un proyecto de Educación fallido. Una educación fallida cuyo primer paso es aceptar el uso cotidiano de la mentira.
El modelo educativo que gobierna el mundo
Los resultados de este modelo educativo habían sido denunciados ya hace años por un profesor de Yale, William Deresiewicz quien señalaba que lo que estos jóvenes aprendían en estas universidades tiene tantas ventajas y su éxito es tan notorio, que no permite ver sus desventajas.
Como la de que no los preparan para comunicarse con personas de otra clase social u otro nivel de preparación, solamente se comunican entre ellos; actúan con base en prejuicios como el de que la única forma válida de inteligencia es la analítica, que es por supuesto es la que ellos aprendieron y practican.
Les hacen creer, que lo que hace realmente valioso a un ser humano son sus resultados académicos y aparte de eso no hay nada. Aquel refrán de ganarse el pan con el sudor de tu frente, les suena exótico, se saben privilegiados desde la cuna y consideran apenas lógico aprovechar esa circunstancia. Profesan un honesto desprecio por la vida intelectual y les suenan huecas palabras como honestidad, solidaridad o ética, los trabajos que valen la pena son los que producen mucho dinero. Punto.
Una de las técnicas fundamentales aprendidas es la necesidad del engaño y el autoengaño sin lo cual, les insisten, es imposible vivir. Creer en las mentiras y hacérselas creer a los demás.
Sin algo de autoengaño, es imposible vivir
Es el caso de los demócratas que se niegan a asumir la derrota de Hilary Clinton y se la siguen achacando al espionaje ruso y a James Comey, director del FBI; de los partidarios del centro en todo el mundo que respiran aliviados con el triunfo de Macron en Francia, creyendo que el peligro del neoconservatismo ha desaparecido, pero también es el de los repúblicanos que creen que son ellos los que gobiernan en todos los niveles de la administración.
Y es el caso de los que creen en América como en Europa, que la actual tendencia política está bajo control, que los brotes de racismo y xenofobia, son solamente eso, brotes, que no significan un peligro real; que los que nos dirigen saben lo que hacen, saben cómo funciona el mundo y que la gran clave es el funcionamiento de la meritocracia.
La rentabilidad de la multitarea
Lo piensan porque ellos mismos son ejemplos de hasta dónde se puede llegar como resultado del esfuerzo personal. Viven como el resto de la élite en centros urbanos en los que encuentran trabajos bien remunerados en el mundo financiero, en medios de comunicación o corporaciones de medios. Trabajos a los que acceden, dicho sea de paso, como consecuencia de haber estudiado en las mejores universidades del mundo como Stanford, Harvard o Cambridge. Enfrentan un duro trabajo pero son recompensados magníficamente con una vida repleta de lujos, -literalmente de película-. Deben ser expertos en multitarea y unos sibaritas en el escaso tiempo libre.
Pero en Estados Unidos como en Europa hay grupos de ciudadanos que no se comen el cuento que les venden, del jet-set internacional, que creen que este sistema es “fundamentalmente injusto” arreglado para beneficio de unos pocos, construido sobre una gigantesca trama de corrupción y para colmo de males autocomplaciente.
Un sistema indignante
Para ellos es una gran injusticia, casos como los de Marissa Meyer, que luego de un fracaso rotundo en su gestión, como CEO de Yahoo, sea premiada con 186 millones de dólares de compensación. Educada en Stanford, se había opuesto al ingreso de Gwyneth Paltrow como editora para la división de alimentos de la compañía, por no contar con un título universitario, olvidando que gente verdaderamente importante como Steve Jobs, Bill Gates o Mark Zuckerberg tampoco lo tenían. La señora Meyer había llevado como su segundo a bordo a Henrique De Castro quien luego de infructuosos intentos de sacar a flote el negocio publicitario de Yahoo, se retira con apenas US $ 109 millones de indemnización.
Para esta parte bien informada de la opinión pública es inadmisible que Roger Ailes y Bill O’Reilly un par de viejos verdes, despedidos de Fox News por acoso sexual, reciben sin embargo, decenas de miles de dólares.
Las joyas de la Élite
Roger Ailes solito personifica la realidad de esta élite, fundador, ex presidente y director ejecutivo de Fox News y el grupo de estaciones de televisión de la misma cadena fue asesor de los presidentes Richard Nixon , Ronald Reagan , y George HW Bush, todos republicanos. Egresó de la universidad de Ohio que está entre las cien mejores. Bill O´Reilly era el presentador estrella de la cadena, tan importante era, que la empresa había pagado 13 millones de dólares en 2002, para evitar las denuncias contra él por conducta abusiva. La noticia lo sorprendió mientras estrechaba la mano del Papa Francisco en el Vaticano.
Las señales de la Tormenta
Trump intenta hacer aprobar mientras tanto una ley que puede dejar a millones de personas sin la cobertura del seguro, propone igualmente eliminar impuestos corporativos e individuales, incluso el de Herencia. Un paquete diseñado por la élite para favorecerse a sí misma. La consecuencia es previsible, crisis en todo el mundo, menos por supuesto para la élite global que la presenciará desde los amplios ventanales de su oficina, sin que el sufrimiento de tanta gente les importe un pito.
El mundo entonces está en sus manos una élite que se autolegitima y no esconde su riqueza desmesurada sino que la exhibe. La diferencia dice Linker entre este poderoso grupo y el resto de la ciudadanía, aumentará en lo económico en lo cultural y en lo sicológico.
The Week – The global elite are headed for a fall, and they don’t even know it.
El Malpensante – Las desventajas de una educación de élite
Manuel Castells – Redes de indignación y Esperanza
Periódico La Nación – Página Negra de Bill O’Reilly: ¡Hasta la vista, papá oso!