Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

23 de octubre de 2015

Daniel Raisbeck: “proponemos crear un bono por esos 4 millones y entregárselos al padre o a la madre y que ellos puedan escoger el colegio privado de su preferencia”

Por: Viviana Reyes

Daniel Raisbeck, líder del Movimiento Libertario columnista en ámbito jurídico, Kienyke, Pan Am Post, y Libremente (blog en castellano del Cato Institute), aceptó detallar sus propuestas y darnos su balance de la Bogotá Humana durante una entrevista en un pequeño salón de te de la Zona G de Bogotá.

Libre Pensador (L.P.): ¿Cuál considera que es el problema más grande de Bogotá hoy?

Daniel Raisbeck (D.R.): Cuando uno habla con la gente y también se ve en las encuestas que son problemas grandes la movilidad y la seguridad, sobre todo. Pero para mí, incluso, los problemas de seguridad y movilidad en últimas son problemas de educación o falta de educación. Entonces, yo me enfoco más que todo en ese tema de educación. También, si uno mira encuestas recientes, aproximadamente el 40% de los padres con un hijo en un colegio público, quisieran sacarlo de ese colegio público, ya sean por razones de calidad académica o de ambiente escolar. Eso lo que refleja es un claro fracaso del sistema público de educación, pues dado que es gratis en teoría la educación para el usuario, es como si el Externado estuviera regalando becas y le devolvieran la mitad.

Entonces, hay un grave problema, que también según un ranking que sacó la Secretaría de Educación, el año pasado, la interpretación del ranking es que la misma Secretaría no cumple sus propios parámetros de calidad en el 90% de los casos en los colegios que administra. Entonces, por eso yo propongo ampliar el modelo de los colegios en concesión, que son colegios públicos administrados por independientes y propongo un sistema de bonos escolares, porque educar a un niño en un colegio público cuesta 4 millones de pesos anuales; entonces,  proponemos crear un bono por esos 4 millones y entregárselos al padre o a la madre y que ellos puedan escoger el colegio privado de su preferencia. Con eso también se  introduciría  un concepto de competencia en la educación pública. Los colegios en concesión ya existen; hay 25 hace 15 años, aunque este año salieron 3 por oposición del alcalde. Pero esos colegios han funcionado muy bien, digamos está  la Universidad de los Andes que ha administrado 5 colegios, junto con otras instituciones. Igualmente, el Gimnasio Moderno tiene un colegio en Ciudad Bolívar, y tanto en pruebas Saber 11 como en ICFES, en mediciones como consumo de droga, embarazo adolescente y violencia escolar, están mejor, que los colegios distritales.

Por tanto,  queremos dar la opción a los padres de los colegios distritales para que puedan crear una asamblea y decidir si quieren que su colegio pase a una concesión, porque obviamente estos colegios son solo 25 y no tienen cupos suficientes para todos los padres que quisieran utilizarlos. Pero yendo más allá, la idea es crear unos bonos, y entonces el padre si aun no está de acuerdo con ese modelo de concesión y, por ejemplo, su hijo tiene algún interés particular por la música o la ciencia y quiere escoger un colegio que se especialice en eso o que quede más cerca a su casa, que tenga la opción.  Entonces, que el padre pueda utilizar el bono y la Secretaría o la Alcaldía tendría un deber de regular que esos colegios que tengan aprobados los bonos, estén mejorando, por ejemplo, en las pruebas saber 11. Pero en general, ese me parece un sistema más eficiente, a que el Distrito administre los colegios, porque en la mayoría de los casos no lo hace bien.

L.P.: ¿Y eso cómo se manejaría? ¿Funcionaria como ser pilo paga; es decir, llegarían a decir yo quiero estudiar en ese colegio y el distrito le giraría la plata al colegio directamente?

D.R.: Algo parecido. Ese bono se haría valer en una serie de colegios aprobados, no es un dinero que se gira directamente…

L.P.: En ese sentido, ¿cuál es el mayor reto a superar? Entendiendo que el mayor problema no constituye necesariamente al mayor reto.

D.R.: Digamos que el reto de la educación es un reto inmediato, que se puede ver a mediano y largo plazo. Pero el mayor reto va ser solucionar problemas que requieren remedios inmediatos, como la movilidad, porque el metro no es una cosa inmediata, ampliar Transmilenio tampoco es una cosa inmediata, entonces ahí lo que nosotros proponemos es concesionar las vías a empresas privadas que las administren bien. En este momento,  la malla vial esta en pésimo estado y según el Distrito cuesta 11 billones de pesos arreglarla y no tiene la plata, porque el presupuesto de Bogotá es de 17 billones. Entonces si concesionamos las vías a las empresas que las tengan en buen estado y las administren bien, ellos cobrarían por el uso preciso de las vías, con tecnologías y sensores GPS. Entonces, si uno utiliza un carro sobre la carretera 0.3 kilómetros, uno pagaría por ese uso preciso.

En este momento, tiene un cobro totalmente ineficiente que es el impuesto sobre el vehículo, que es un impuesto sobre la propiedad. Entonces, si uno tiene dos carros igualitos y uno de esos los usa 6 veces a la semana 8 horas y el otro dos veces a la semana 1 hora, está pagando lo mismo. Sería una especie de cobro por congestión y sería más eficiente y yo creo que las empresas también lo serían, a la hora de mantener la malla vial en buen estado y eso también incrementaría el flujo del tráfico, que es lo que actualmente tiene mal la movilidad.

L.P.: Siguiendo esa lógica del impuesto por congestión, ¿no se constituiría en una traba para las  personas que emplean su  vehículo como instrumento de trabajo?

D.R.: Para el servicio público, se puede crear una tarifa preferencial. Pero yo estoy hablando especialmente de carros particulares. Igual hoy en día el impuesto sobre el vehículo y los seguros, no es lo mismo para un carro particular que para uno de servicio público.

L.P.: ¿Y el señor que utiliza su volqueta para hacer trasteos todo el día y al mes se gana 400.000 pesos de manera informal, cómo hacemos con eso?

D.R.: Uno piensa en esto como peajes inteligentes, entonces no es como el peaje tradicional que uno paga saliendo de Bogotá por la Autopista norte o por la calle 13. Uno paga los $7.000 y pico, así uno utilice la carretera 1km o  40km. Aquí sería un cobro preciso por el uso y no sería en todas las vías,  sino en las  principales (Calle 80, circunvalar, 1 de Mayo, calle 13), no serían todas las vías y, esto ayudaría a descongestionar las que son principales. Y en ese punto, yo creo que también sería una solución inmediata no perseguir y no tratar de sacar del mercado a compañías como UBER, que yo defiendo no como compañía, sino como concepto, porque hay muchas similares.  Están siendo perseguidas por amenazar a un gremio y a grandes propietarios de taxis. Entonces, ellos lo que hacen, es recurrir a sus aliados políticos para que saquen a la competencia del mercado, pues son quienes financian y apoyan con votos. La verdad es que esa es la tecnología digital y la economía del Siglo XXI, la economía compartida, en este caso el carro compartido. Y pues por cada 5 personas que usen UBER o algo similar, potencialmente son 5 carros particulares menos en las calles.

L.P.: Entonces, ¿qué piensa del argumento que dice que UBER se constituye como una competencia desleal, porque no cumplen con los requisitos que los taxistas tuvieron que cumplir?

D.R.: Entiendo eso, pero es que ahí el problema es la regulación estatal sobre los taxis. Entonces yo creo que el sistema de cupos es completamente obsoleto, porque los cupos se los inventaron ellos, se los venden entre ellos e inflan artificialmente el precio de un taxi, que puede costar 20 o 30 millones de pesos y con el cupo cuesta 100 millones de pesos más. Entonces, el precio del cupo es un sistema que no funciona. Yo sería partidario de eliminar ese sistema. Entiendo que hay personas que lo han comprado; por ejemplo, una persona que compró el cupo hace 10 años por lo que sea que haya costado, digamos 40 millones de pesos que haya costado en ese entonces, no tiene por qué recibir 100 millones de indemnización. Por ejemplo, yo no creo que se deba indemnizar a un señor como Uldarico Peña que es dueño de más de 20.000 taxis y lo que ha hecho es beneficiarse del sistema. Porque lo que pasa con el tema de los cupos es que si un taxi me cuesta 100 millones uno solo, yo no puedo sacar un préstamo por 80 millones y comprar 3 taxis y crear mi propia empresa pequeña, sino que tengo que emplearme con Uldarico.

Entonces, el sistema beneficia sobre todo a esa persona. Entonces, lo que yo veo que se debe hacer es ver cómo se puede compensar a los pequeños propietarios que sí han comparado ese cupo. Lo que según entiendo que se hizo en México es cobrarle a UBER un porcentaje más y con eso se arregla la disparidad entre unos y otros. Pero ese cobro adicional no puede ser para toda la vida, sino por un tiempo determinado. Este sistema es del siglo pasado, UBER es solo el comienzo, van a llegar muchos más. Entonces, yo no creo que le podamos dar la espalda a esa economía del siglo XXI. Pero mientras tanto otros candidatos que en el fondo estén de acuerdo conmigo, no lo pueden decir porque cuentan con esos apoyos políticos.

L.P.: ¿Cómo resumiría su plan de gobierno?

D.R.: En términos generales es un plan de gobierno muy del siglo XXI, utilizando estas nuevas tecnologías como la de los peajes inteligentes, pero también vamos a aprovechar la tecnología digital para hacer las denuncias digitales, en términos de crimen, porque la encuesta “Bogotá cómo vamos”,  que salió el miércoles, demuestra que solo el 40% de las víctimas de crimen están denunciando. Es decir, que hay una desconfianza tremenda hacia las autoridades, y yo creo que esto con aplicaciones y páginas web, que permitan hacer denuncias de una manera más ágil y más transparente, solucionaría una parte del problema. Porque la otra parte del problema, luego es que la policía tiene que reaccionar y esto es algo que también debe supervisar el alcalde.

En general, mi visión de ciudad es una ciudad moderna, completamente conectada con esta economía digital del siglo XXI y también una ciudad descentralizada. Es decir, que no nos concentremos solamente en desarrollar una zona en la ciudad, el centro solamente. Sino que pensemos en cómo llevar el desarrollo económico al Occidente, a localidades como Kennedy y Bosa, donde vive mucha gente que termina trabajando en esta zona. También en el corredor de la séptima de norte a sur, al lado de los cerros. Pero si llevamos el desarrollo económico a donde hay mucha densidad, esto también significaría que las personas pueden trabajar más cerca de su casa y esto, en últimas, ayudaría a descongestionar la ciudad. También quiero una ciudad más dinámica económicamente.

Nosotros todavía ponemos demasiados obstáculos frente a los pequeños emprendedores o personas que quieren empezar de cero y crear una empresa, es muy difícil crear una empresa en Bogotá en términos globales. Según el Banco Mundial, tarda 28 días hábiles pasando de ventanilla en ventanilla. Nosotros, el año pasado creamos una empresa sin ánimo de lucro y lo mismo, es demasiada burocracia innecesaria. Si uno va a Santiago de Chile, uno puede crear la misma empresa en 5 días o si uno va a países como Estonia o Nueva Zelanda, uno puede en un día crearla por internet. Desafortunadamente, no se pueden pasar todos los trámites por internet, porque está la DIAN y el alcalde no tiene injerencia sobre la DIAN, obviamente, pero que todos los trámites que tengan que ver con el Distrito se puedan hacer en una página web y, con esto facilitarle realmente la vida a las personas. Porque cuando es una empresa grande, esta puede pagar mensajeros y abogados que se encarguen de hacer todas esas vueltas, pero cuando es una persona que empieza realmente de cero, pues no tiene ni el tiempo, ni la plata, ni el conocimiento.

Por eso vemos que el 49% de la economía de Bogotá es informal y yo diría que la razón principal, es que es muy difícil formalizarse y no hay los incentivos porque también los impuestos están muy altos —en mi opinión—, entonces vemos que el impuesto predial está literalmente expulsando de sus viviendas a familias que han vivido por décadas en sus casas. ¿Y qué está pasando con esa plata?, este año Bogotá tiene el presupuesto más alto de la historia, 17 billones de pesos o un poco más. Pero vimos que el año pasado a 31 de Diciembre había más de 2 billones de pesos en caja, sin ejecutar. Y vemos que esos impuestos no se ven reflejados en buena gestión, en buen estado de las vías, en educación pública, en el sistema de salud. Entonces quisiera ver a un Estado más limitado, que cobre menos, pero que sea mucho más eficiente.

L.P.: ¿Cómo piensa mejorar la política pública de legalizar barrios, frente al tema de los predios ilegales?

D.R.: He visto la experiencia de otros países en la implementación de esta política y lo que se ve es que es muy sencillo: con tecnología digital y pues uno lleva una especie de medidor que le da las coordenadas precisas del lugar y ni siquiera lo tiene que hacer el Distrito. Es decir, contratar a alguien que lo haga, después uno tiene todas las coordenadas y emite el título.

L.P.: ¿Cuál es su balance de la Bogotá Humana?

D.R.: Yo diría que en general mal, porque según la encuesta de “Bogotá cómo vamos”, es como el 70% o 75% de los bogotanos que piensan que Bogotá va mal. Entonces yo no creo que las cosas vayan bien. Pero hay veces en que el alcalde o la administración tienen buenas ideas, pero las implementan mal o muy mal. Hay varios ejemplos, como las bicicletas públicas. A mí me parece que Bogotá necesita un buen esquema de bicicletas públicas, como en muchas ciudades del mundo, donde uno alquila una bicicleta al lado de una estación de metro o de Transmilenio (de un lugar estratégico), pero que, primero que todo, uno la puede alquilar con una especie de tarjeta y la puede devolver en otra estación. Que si uno la utiliza menos de cierto tiempo, no paga nada, etc. Y pues ellos en lugar de hacer eso, lo que hacen es una carpa de Bogotá Humana y uno alquila la bicicleta, pero tiene que devolverla en la misma carpa y no le sirve para nada, le sirve solo para darle la vuelta al parque el Virrey —para una cuestión muy recreativa—, pero entonces ahí está la cuestión, una buena idea pero mala implementación.

Digamos los jardines infantiles, dijeron que iban a hacer 1.000  y no los hicieron. Después, solo construyeron 4 —esa era la cifra el año pasado— y los que hicieron no son propios, sino que alquilaron unos predios para hacer los 100 o 200 que hicieron. Pero, por ejemplo, en el Concejo acusaron que estaban pagando arriendos por 3 millones de pesos cuando en realidad costaban 1 millón de pesos. Mejor dicho, hay una ineficiencia terrible. Otra cosa, y es lo que yo más le rescato a Petro es el tema de las drogas, en enfrentar este problema como un problema de salud pública y no como un problema que se soluciona con la mano dura que claramente no es el caso desde mi perspectiva.

Entonces, está el tema de los CAMAD y que está bien tratar a las personas con problemas de adicción. Pero lo que yo también he visto, es que según estudios no necesariamente es buena idea darle drogas a las personas con problemas de adicción, porque aparentemente ellos responden mejor a estímulos positivos, y un estimulo positivo, obviamente, no es darles droga. Claro, dentro del proceso de rehabilitación necesitan experimentos como que una persona adicta prefiere si le ponen al frente droga y dinero, prefiere el dinero. Ahora, obviamente tampoco es buena idea darles dinero porque comprarían mas droga, pero hay cosas creativas que se han hecho como darles un bono para ir al cine o a un restaurante. Es decir, hay maneras más inteligentes de hacer lo que están haciendo.

L.P.: ¿Le daría continuidad a alguna política de Petro o las descarta todas?

D.R.: Por ejemplo, darle continuidad al programa de los CAMAD, pero girando un poco el método: no creo que sea la mejor manera de hacerlo, dándoles drogas. Otros programas, como el de los jardines, fantástica la idea de crear 1.000 jardines, pero me parece que hay maneras más eficientes de hacer lo que ellos han hecho o dejado de hacer.

L.P.: Hay dos políticas públicas de Petro que han sido a nivel mundial respaldadas; es decir, la peculiaridad de Petro es que es más aceptado en el exterior que en Colombia,  por dos temas: la educación y el acceso a salud, además que hace poco salió un estudio indicando que Bogotá es la mejor ciudad del país en términos de acceso a salud y educación… ¿Cómo ve a Bogotá en esos dos temas?

 D.R.: Los últimos gobiernos sí han hecho bastante en temas de cobertura de educación, pero bueno ahí mi crítica sería, en cobertura está bien hasta cierto punto, pero si los colegios son malísimos, entonces está bien la cobertura, pero hay que enfocarse en la calidad y creo que ese no ha sido tanto el enfoque. Entonces, está bien que tengamos una cobertura del noventa y pico por ciento, está bien obviamente, pero miremos la deserción. La deserción también es bastante alta, la calidad de los colegios no es buena, entonces yo diría si está bien, pero enfoquémonos mucho más en la calidad. En salud yo diría que tiene que ver mucho más con la política nacional, y pues el sistema de salud, como lo tenemos, sí le apunta a una cobertura total ya sea en régimen contributivo o en el régimen subsidiado. Ahí yo le apuntaría a que los hospitales del Distrito no están funcionando bien; es decir, no han completado las obras que prometieron, han ejecutado menos del 25% de lo que dijeron que iban a invertir en tecnología e infraestructura. Hubo 14 hospitales del Distrito que tuvieron que ser rescatados por el Ministerio de Salud, por malas finanzas públicas. Entonces de nuevo, cobertura es algo muy teórico y otra cosa es el servicio que las personas reciben.

L.P.: ¿Está a favor o en contra del día sin carro?

D.R.: Yo estoy a favor del día sin carro. Lo que pasa es que yo más allá del día sin carro pienso que debería ser una medida ciudadana, no una medida impulsada a la fuerza por el Distrito. Es decir, hoy día con las redes sociales y otros medios, todos nos podríamos poner de acuerdo, el próximo miércoles nadie usa el carro. Por voluntad ciudadana propia. Lo que no me gusta es la prohibición del Distrito, porque también hay mucha gente que depende del carro para trabajar y están pagando impuesto, seguro obligatorio, tienen pico y placa, lo que hace que no puedan sacarlo la mitad del año.

Entonces me parece que el día sin carro es una clara violación a los derechos sobre su propiedad, sobre su carro. También, si se trata de reducir la contaminación, sería más inteligente hacer el día sin transporte público, porque este contamina más que todos los carros particulares y también, si vamos a tener un día sin carro, que los primeros en bajarse del carro sean los políticos, pero uno sale el día sin carro y ve carros blindados, camionetas del Estado, escoltas. Entonces es completamente injusto porque le aplica a la mayoría, pero aumenta el sentimiento de que hay unos por encima de la ley.

L.P.: ¿Cuál es su propuesta en términos de protección ambiental?

D.R.: Hoy 2 de octubre, tuvimos el derrumbe en Doña Juana y eso es inaceptable porque eso no debería pasar. La gran mayoría de la basura de Doña Juana, más del 90% si implementamos las tecnologías correctas, el modelo financiero correcto, se pueden convertir en energía limpia. Digamos Suecia es el país líder en conversión de basuras en energía limpia, es incineración, pero es incineración limpia, con filtros que no permiten que salgan el CO2 y se reduce drásticamente el nivel del Metano en la atmósfera. Están convirtiendo el 99% de su basura en energía y son tan eficientes que están importando basura de otros países. Entonces, la basura no la tenemos que ver como un problema, sino como una oportunidad, pero tenemos que tener el modelo correcto y apropiado para lograr esto. Y esto debería ir de la mano con la conversión de todos los vehículos de servicio público del Distrito como Transmilenio y el SITP, en vehículos que utilicen híbridos o sean eléctricos. Porque incluso, hoy día, el Diesel es un poco obsoleto o bastante.

Entonces digamos, esas serían una de las políticas principales, pero de nuevo, toca crear el marco financiero para que las empresas que saben hacerlo lo puedan hacer. Pero digamos, también lo que mencioné acerca de las vías, de concesionarlas e incrementar el flujo del tráfico, eso sería una manera de mejorar la calidad del aire. Porque cuando más contaminan los vehículos es cuando están en esos trancones eternos, cuando paran-arrancan, paran-arrancan, entonces cuanto más flujo del tráfico haya, más limpio será el aire.

L.P.: Teniendo en cuenta la coyuntura nacional, ¿cómo ve a Bogotá para el post-conflicto? ¿Bogotá está preparada?

D.R.: Yo no creo mucho en la palabra post-conflicto, porque mi interpretación de la guerra en Colombia es que obviamente tuvo sus causas históricas, y ahí podemos debatir todo el día. Pero como yo lo veo es que el motor de conflicto durante los últimos 30 años es el narcotráfico, que es algo que realmente exacerbó el post-conflicto y las FARC también comienzan a crecer y a volverse realmente poderosas una vez toman la decisión de participar en el narcotráfico. Y yo veo que la negociación de paz aunque tiene elementos buenos, no se toca el punto esencial de las drogas.

Entonces yo creo que así las FARC se salgan del fuego y se desmovilicen completamente, yo creo que es un escenario un poco utópico, yo creo que se va a mantener el narcotráfico y el comercio de drogas va a seguir en manos de grupos armados, y las FARC tienen aliados en diferentes zonas del país; por ejemplo, en el Pacifico están aliados con bandas criminales, con grupos mexicanos y ninguno de esos actores está en la mesa de La Habana. Entonces van a seguir delinquiendo. Yo creo que ahí también está la experiencia de Guatemala, por ejemplo, que firmó la paz con las Guerrillas hace 19 años, y hoy día Guatemala es un país mucho más violento que Colombia. Una tasa de homicidios per cápita de 40 por 100.000 habitantes, y en Colombia estamos por debajo de 30. Bogotá esta a nivel latinoamericano en el  17.

Entonces, yo creo que Bogotá va a seguir viviendo la misma situación de las últimas décadas, de recibir desplazados, personas que huyen del conflicto o reintegrados en el caso de las FARC, pienso que hay que seguir tomando esas medidas. Porque el hecho de que Bogotá y eso fue gracias sobre todo a las políticas tomadas bajo el gobierno de Mockus.  Mockus redujo la tasa de homicidios per cápita en un 75% y fue gracias a sus políticas de cultura ciudadana y de hecho los últimos gobiernos han mantenido una tendencia hacia abajo y, pues 17 por 100.000 no es lo máximo, pero en un país en conflicto y guerra, que Bogotá esté al nivel de países que no tienen este contexto de guerra, es bueno. Y en ese sentido Bogotá representa un ejemplo para las demás ciudades del país, que tienen tasas mucho más altas.

L.P.: Además del narcotráfico, es evidente que otras raíces del conflicto se deben a las diferencias sociales y a la carencia de oportunidades en ciertas zonas, en ese sentido, ¿usted estaría dispuesto a mantener políticas como el mínimo vital de agua?

D.R.: Yo lo examinaría con cuidado. Lo que pasa es que el mínimo vital de agua se basa en el sistema de los estratos y, esto es una cosa totalmente excluyente, es una locura. Entonces que unas personas necesiten ayuda, pero no me gusta este sistema de estrato 1 o 6. También tocaría ver este tipo de subsidios que tanto conducen al desperdicio, pues porque yo sé que tiene un límite en metros cúbicos. Yo lo miraría con cuidado, porque esto no quiere decir que no haya personas que no necesiten ayuda, pero yo digamos analizaría muy bien como está funcionando.

L.P.: Puntualmente, ¿qué va a hacer la Alcaldía para propiciar condiciones favorables para el postconflicto?

D.R.: El alcalde que sea lo debe apoyar. Yo soy muy partidario de involucrar a la sociedad civil, entonces hay todo tipo de organizaciones de la sociedad civil que están interesadas y que quieren ayudar, por ejemplo, los dueños de este café (Innovo Café) tienen una fundación que se llama Tecnovo, quienes trabajan con reinsertados del conflicto, donde les enseñan a hacer manualidades y que aprendan a hacer productivos en escenarios no guerra. Entonces yo creo que este tipo de organizaciones deberían tener un papel activo en lo que viene. El problema es que muchas veces el Estado no las deja hablar, entonces les ponen todo tipo de trabas e impuestos, como si fueran empresas mineras o petroleras.

Entonces yo creo que el Estado debe fortalecer las condiciones para que la sociedad civil tenga un papel clave en esta nueva fase que viene. En temas de cultura ciudadana, esta ciudad tiene graves problemas de cultura ciudadana, sea el candidato de derecha o izquierda, todos coinciden en eso. Algunos dicen que el problema de Bogotá es comparando con Medellín (por ejemplo), la ausencia de un orgullo bogotano. Es decir, que no hay un sentimiento de pertenencia, porque la gente llega y no es de acá, y no le importa, a diferencia de otras ciudades cosmopolitas como París, Londres y Nueva York. Donde la gente llega y se apropia de la ciudad…

L.P.: ¿Cómo se puede hacer para fortalecer el sentimiento de pertenencia, crear un hashtag #soybogota?

D.R.: Para que nos apropiemos de la ciudad algo esencial es no esperar que eso vaya a venir de la alcaldía o del Estado. Eso tiene que venir de nosotros, del ciudadano. Por ejemplo, algo que hacemos nosotros como actividad de campaña es salir a cualquier barrio y limpiar la publicidad ilegal, sobre todo la que dejan los políticos. Porque el mensaje es si los políticos no respetan las reglas del juego y contaminan la ciudad visualmente, entonces qué van a hacer cuando sean elegidos y lo otro, es que así la vuelvan a poner en 3 días, a la gente le gusta porque se ve más bonita la ciudad. Entonces, si ni siquiera se respetan las normas en los muros, entonces por qué no atracar a alguien. Pero debería ser una iniciativa ciudadana.

L.P.: Pero ¿cómo incentivar esta cultura ciudadana, cómo dar ese empujoncito? Porque claramente esto no va a surgir de la ciudadanía.

D.R.: Yo si soy partidario de volver casi que exactamente a todas las prácticas de Mockus, así sea con inversión de los mimos o lo que sea. Eso a mí me gusta mucho. En estas normas básicas como atravesar por la cebra, tirar basura en la calle, el Estado sí puede hacer mucho para impulsarlas y de hecho me parece que para seguridad es más eficiente apostarle a estas medidas que a cámaras por todo lado (que la mano dura), y el ejemplo de Mockus lo demuestra muy bien y es que Bogotá fue ejemplo mundial en la reducción de la violencia, entonces hay que volver a eso.

Y es que también nos han vendido la idea de que todo va a cambiar, recuperemos Bogotá, el día que llegue…. cierto alcalde, entonces ya listo! Solo tenemos que salir a votar y listo. Pero así no funciona, no podemos esperar que llegue el superhéroe. Cuanto menos dependamos de esos gobernantes mejor, entonces mientras más controlemos nuestros barrios,  nos pongamos de acuerdo para limpiar una o dos horas a la semana, ¡con esas pequeñas acciones yo creo que podemos lograr grandes cosas!

L.P.: ¿En qué consiste su propuesta de legalizar los auto-cultivos de marihuana?

D.R.: No es una propuesta, yo soy partidario de legalizar las drogas, no porque diga que el consumo es bueno, sino porque creo que la guerra contra las drogas ha sido desastrosa y nos ha traído mucha más violencia, de la que hubiera habido de lo contrario. Entonces el alcalde de Bogotá no puede legalizar la marihuana en Bogotá porque es un tema de Congreso nacional. Pero que se puede hacer para mitigar ese problema de la inseguridad y los parques.

Legalmente, cualquier persona en un predio puede tener hasta 19 matas de marihuana, el problema es que mucha gente no lo sabe. Entonces lo que sí puede hacer el alcalde es diseminarlo e informar a las personas, porque si la gente va a consumir, y yo creo que va a consumir pase lo que pase, entonces decirles usted puede cultivar en su casa y fumar ahí. No tiene que salir a la olla donde potencialmente lo van a matar para comprar. Esta es la forma de incentivar el consumo seguro.

L.P.: Con respecto a lo anterior, ¿no se estaría fomentando el negocio entre las personas, en especial en los colegios?

D.R.: A mí me parece que si el problema es la información, igual el que lo quiera hacer ahí está la información, entonces yo diría que no. Lo que pasa con todas las políticas que tienen que ver con drogas en todo lo referente a liberalizar las políticas de drogas, tiene que ir acompañado de un fuerte trabajo de prevención y rehabilitación. Entonces, también lo que toca hacer es enseñar que el consumo no es bueno o que por lo menos el consumo trae ciertas consecuencias, pero que en últimas es una decisión individual y me parece que lo responsable es permitir que esas decisiones sean tomadas en libertad sin coerción del Estado o de los políticos, pero tratar de prevenir e informar al máximo.

Obviamente, que no sería bueno decir estamos informando entonces estamos incentivando el consumo, pero de nuevo. Ahí la otra cara de la moneda, es que si no informamos y si la gente no sabe, entonces estamos exponiendo a miles y miles de jóvenes a que salgan a las calles a comprar en lugares inseguros por la misma prohibición.