15 de enero de 2017
La otra cara del céntimo: la xenofobia hacia los refugiados
Por: Jennifer Acevedo Palma
La crisis de refugiados que hoy presenta Europa ha desencadenado una serie de estigmas por parte de los medios de comunicación occidental, la iglesia y los partidos políticos, con el fin de lograr el rechazo hacia los refugiados, y en especial los refugiados musulmanes quienes son vistos como posibles terroristas. El plano discursivo es manejado con ideales xenófobos, que generalizan y crean una sociedad discriminadora, basada en la raza y en las diferencias culturales, políticas y religiosas.
La llegada de los refugiados a Europa
La crisis humanitaria, mejor conocida como la crisis de los refugiados se intensificó a comienzos de 2015 por el aumento de la circulación de personas que huían de los violentos acontecimientos en sus países, lo que generó la inestabilidad de los sistemas de acogida en Europa, así como demostró de forma fehaciente la falta de solidaridad y el compromiso mundial con la causa. La llegada masiva de los refugiados mostró en su momento la ineficacia del sistema de asilo, incapaz de adaptarse a una mayor capacidad de acogida.
El intento masivo por parte de los refugiados para salir de sus países lo más pronto posible, escapando la guerra y la muerte, favoreció la creación de rutas altamente peligrosas para su integridad, en especial aquellas que buscan hacer el contorno de Turquía, por el Mar Mediterráneo. Hasta la fecha han cruzado más de 350.000 personas y han muerto aproximadamente unos 2.500 en el camino, la mayoría de estos ahogados o asfixiados en camiones. Aunado a esto, los refugiados se enfrentan a las barreras que han comenzado a construir los países de paso en la ruta hacia Europa, los cuales no tienen en cuenta los perjuicios que les causan en términos de violaciones a sus Derechos Humanos.
Del mismo modo, al llegar a Europa Occidental los problemas no se acaban para estas poblaciones, por el contrario, se incrementan con el maltrato recibido en las fronteras y la incesante espera de la obtención del asilo político. Este depende de la política nacional en la materia, legando la responsabilidad moral de ayudar a estas personas, y defender por encima de todo sus DD. HH., a las asociaciones privadas de la sociedad civil.
¿Protección de los valores europeos?
Con las diferentes problemáticas que ha tenido Europa para manejar la crisis de los refugiados, diferentes gobiernos tanto tradicionales como los de ultraderecha, han adoptado una estrategia publicitaria, la cual se orienta a mostrar a los refugiados – no como víctimas – sino como los victimarios que constituyen una amenaza terrorista.
Capitalizando a favor de estas posturas el miedo que infunde el fenómeno del terrorismo, estos gobiernos han logrado aumentar la polarización sobre el tema. Incluso, el Congreso republicano estadounidense, bloqueó sus programas de ayuda a estas poblaciones, mientras que en las fronteras turca, libanesa o jordana, una serie de actores internacionales buscan proveer la necesaria ayuda humanitaria a los cientos de miles de personas que se han asentado ahí. Los medios de comunicación de Europa Occidental insisten constantemente en la alarma del terrorismo islamista, y cada vez más tratan de vincular a los musulmanes que llegan en búsqueda de protección con la violencia terrorista. Vale la pena aclarar que tan solo una minoría de los terroristas que cometieron actos violentos recientemente en Francia y Alemania, proceden de países del Medio Oriente, o han instrumentalizado el sistema de asilo político, con el fin de ir a Medio Oriente a recibir la correspondiente formación militar, por parte del Estado Islámico, y luego regresar, mezclados en las hordas de refugiados, al viejo continente.
Los discursos populistas defienden constantemente el rechazo a los refugiados como protección de los valores y de la identidad europeos. En efecto, ¿entre 4 millones de refugiados que han llegado a las fronteras de la Unión desde el comienzo de la guerra en Siria, como saber cuál es aquel que es un verdadero terrorista? Este tipo de corrientes migratorias escapan al control estatal. Sin embargo, existe una gran paradoja en la actual política migratoria europea, pues se ponen en tela de juicio cuales son los valores que se están defendiendo al implementar tales medidas de rechazo, que cierran las fronteras (Austria) o limitan de forma considerable la entrada de refugiados, ya que muchos de ellos son enviados a sus países de origen, separando sus familias, creando una profunda crisis humanitaria global.
La xenofobia vuelve a invadir a Europa
Se ha llegado a tal punto que en Alemania y en Austria los partidos políticos (AFD Y SPO) muestran abiertamente el rechazo total a los refugiados musulmanes, y a las prácticas de esta religión en estos países. En el caso de Alemania, el partido político AFD sostiene que la constitución alemana no es compatible con el Islam, y que los jóvenes están expuestos a ser convertidos en yidahistas.
La idea de que el arribo masivo de refugiados afecta la tradición judío-cristiana europea, a pesar de ser un territorio laico, aumenta la participación de la Iglesia en los discursos xenófobos que son transmitidos a la población. Constantemente estos afirman que el objetivo de los musulmanes al llegar al continente es islamizarlo, dejando atrás la base cultural cristiana.
La exclusión y la islamofobia que hoy presenta Europa está colocando en tela de juicio los valores tradicionales de integridad, solidaridad y tolerancia del continente. La sociedad europea se ha convertido en un eje discriminador hacia los refugiados, gracias a los diferentes discursos políticos que solo buscan su bienestar particular, con ello, la incapacidad de reconocer que ellos llegan a Europa a causa de los conflictos internos generados por largas guerras y no por “invadir” su territorio. Es la muestra de que la unidad europea se ha ido perdiendo. Los refugiados no son la causa sino la consecuencia de la guerra. Mientras tanto, los discursos oficiales siguen defendiendo la tarea titanesca y las inversiones astronómicas hechas por la Unión. Vale la pena aclarar que la sociedad europea, a pesar de los diferentes discursos políticos, les ha brindado gran ayuda a aquellos que, después de múltiples y dificultosos periplos, logran por fin llegar a territorio de paz. Se pregunta uno, ¿qué espera el gobierno europeo para tomar ejemplo de la solidaridad de su propio pueblo?
Referencias El Libre Pensador FIGRI:
Carlos Enrique Vargas – El partido AFD contra la xenofobia Alemana – Libre Pensador FIGRI.