Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

7 de julio de 2016

Un frente fracturado contra la lucha antiterrorista

Por: Nadya Milena Camacho - Cátedra Europa.

Los recientes ataques terroristas en Francia y Bélgica han agitado a los países pertenecientes a la Unión Europea de tal manera que la percepción de seguridad a lo largo del continente ha disminuido y la amenaza de un nuevo ataque llena de miedo a la población. Entre el pánico y la incertidumbre generada por esta situación, los gobiernos de los países afectados han promovido medidas para disminuir la vulnerabilidad de sus ciudadanos y proteger a sus países. Pero, ¿son estas medidas efectivas a la hora de enfrentar el problema del terrorismo?

Tras los atentados terroristas perpetrados en París el 13 de noviembre de 2015 y en Bruselas el 22 de marzo de 2016, han surgido a lo largo de Europa una serie de opiniones y medidas encarriladas a disminuir el riesgo de un nuevo ataque. A pesar de que una política exterior común a toda la Unión Europea sería más efectiva en la lucha contra esta amenaza, las fallas en la estructuración de la Unión Europea, impiden la generación de la misma, de modo que, por el contrario, las políticas impulsadas son, a lo mucho, de carácter nacional y preventivo.

Los límites de la respuesta europea al terrorismo

En Europa, la amenaza terrorista se ha beneficiado del libre tránsito otorgado a los nacionales de los Estados miembros, así como una variedad de mercados, recursos y comunidades disponibles para suplirse. Esto implica que aunque los ataques se den en un país específico, la cadena que llevó a ese ataque esté, más que probablemente, esparcida por todo el continente y que, por lo tanto, una política para enfrentar esta amenaza será efectiva solamente cuando abarque todas estas dinámicas que suministran al terrorismo.

Para el geopolítico George Friedman, la estructura misma de la Unión Europea será la causa principal de su caída, en tanto exista, a la vez, una falta de interés de los países y un sistema inadecuado para fomentar políticas de seguridad y defensa para toda la UE. Para este analista, a pesar de que la reestructuración de la Unión Europea sea necesaria, al igual que una política exterior de común acuerdo, lo más probable es que los países sigan tomando medidas a nivel nacional, con resultados relativamente eficaces pero que no atacan el modelo que le permite el libre paso a los terroristas.

Ciertamente, una de las mayores fallas en la estructura de la Unión Europea es la virtual incapacidad que tiene para crear una política exterior de seguridad y defensa común a todos los países; en otras palabras, mientras las decisiones de política económica y comercial son sometidas a voto por mayoría cualificada y ejecutadas como tal, la política exterior sigue bajo el limbo de un acuerdo absoluto. Esta estructura está debilitando a la Unión Europa como actor internacional y como frente unido contra el terrorismo al ser incapaz de presentar una política de defensa única en todos sus territorios, aun bajo la gran amenaza que enfrentan.

La Unión Europea en estado de alerta permanente

La amenaza de un ataque terrorista en el continente representa no solo un peligro para los ciudadanos europeos, sino también para los visitantes que pudiesen caer, al azar, víctimas de un nuevo atentado. Hay que recordar que París, con sus más de 15 millones de visitas anuales y 7 millones de habitantes en el área metropolitana, es una de las ciudades más turísticas del mundo y, por lo tanto, uno de los blancos estratégicos del terrorismo; por lo cual, impulsar medidas eficaces para la prevención de un nuevo ataque es casi una obligación dentro del territorio europeo, con el fin de evitar la afectación en uno de sus sectores más productivos: el turismo.

Con un período inicial de tres meses y una prórroga aprobada en febrero de 2016 para ampliar dicho período por dos meses veces, Francia ha permanecido bajo un estado de excepción constante desde noviembre del 2015 y es un claro ejemplo de las medidas de aseguramiento en la Unión Europea con eficacia muy limitada. El estado de excepción le permite al gobierno francés incrementar la seguridad en espacios públicos, hacer cateos en los domicilios sin orden judicial e incluso prohibir las protestas o reuniones pacíficas.

Estas medidas, aunque han desatado polémicas por parte de los defensores de los derechos humanos por su extremismo, resultan insuficientes si a larga escala, a nivel inter estatal, no se realizan actividades similares para controlar la amenaza terrorista, el libre tránsito de terroristas a lo largo del continente, tal cual sucedió con Salah Abdeslam, uno de los responsables del ataque en París y que se movilizó hacia Bélgica.

El modus operandi en el caso belga

Bélgica, pesar de ser uno de los países que implementaron más medidas para la detección temprana y prevención de un ataque terrorista fue víctima también de varios atentados al principio del año en curso; entre las medidas preventivas que tomó el gobierno belga, se favorecieron las labores de inteligencia a personas posiblemente involucradas con terrorismo o cualquier indicio de un ataque terrorista. Dicha investigación dio frutos cuando unos cuantos días antes del ataque en Bruselas, la policía belga logró arrestar y extraditar a Abdeslam.

Sin embargo, y a pesar de esa captura, pasaron solo un par de días antes de que Bruselas sufriera los lamentables atentados ocurridos durante el primer trimestre; a pesar de un obvio esfuerzo del gobierno belga por alertar tempranamente cualquier amenaza, queda claro que el libre tránsito por la Unión Europea permitió la circulación de recursos, incluso humanos, para proveer estos ataques terroristas.

Lamentablemente, la amenaza del terrorismo es un problema difícil de tratar en cualquier Estado; en la Unión Europea, esta amenaza se une a la crisis de refugiados, así como a otros temas en la agenda, para demostrar la debilidad estructural que tiene la UE para validar una sola posición sobre determinados temas. En el caso del terrorismo, lo cierto es que, aunque la amenaza es grande, la lucha contra esta sería más efectiva de tenerse una política de seguridad y defensa común.

Referencias El Libre Pensador:

Mauldin Economics – George Friedman: Brussels Attacks Prove Europe Can’t Stop Terrorism.