1 de diciembre de 2016
Ordoñez, la mesa está servida
Por: Esteban Salazar
El escenario de lo que viene sucediendo en la palestra pública internacional, ante lo que algunos llamamos los desfases de la democracia y los peligros de la ignorancia, no debería sorprendernos. De hecho, es una realidad inminente de un fenómeno económico y social, más que político.
A continuación, no abordaré un análisis de lo que fue sino de lo que será el camino para las elecciones del 2018 en Colombia. Aunque muchos quisiéramos un recambio en el estilo de gobierno, la verdad es que en el sistema democrático, fallido en toda su expresión, como lo demuestra el escenario internacional, no va a suceder. Por el contrario, los siguientes puntos son la fórmula irrefutable para que Ordoñez gane las próximas elecciones, o tal vez quien las sepa aprovechar mejor.
- Señalar un enemigo común: inmigrantes, guerrilleros, comunistas, ateos, homosexuales, todo lo que signifique una amenaza al establishment. Puede ser interno o externo. Cuando es externo, como en el caso de Estados Unidos, funcionan soluciones de barreras físicas, como los muros o la violencia; mientras que, cuando es interno, funciona la desinformación, el miedo y las mentiras, como en la campaña del No en el plebiscito.
- Hacer un análisis demográfico: La pirámide poblacional en Colombia tiende a envejecerse; los jóvenes, al menos hoy en día, no representan un cambio contundente en las élites nacionales. Pongamos un ejemplo, en el caso de Egipto durante la primavera árabe, mediante las redes sociales, movilizaciones sociales y protesta, se llegó a exigir un cambio de régimen; sin embargo, en las urnas, volvieron al pasado. Esto se explica sencillamente porque la pirámide poblacional en Egipto es en su mayoría adulta y vieja, son estos los que votan, no los jóvenes. Ni transiciones ni alternancia. Por esta razón, para Ordoñez sería un adalid aprovechar el conservatismo, la religiosidad, y las características demográficas que identifican a las personas que votan en Colombia. Los jóvenes son necesarios pero no suficientes para dar una transición.
- Aprovechar los medios informativos: el marketing negativo, es decir, la comercialización de una idea que nace de proponer una mala imagen sobre el contrincante, significa un mayor aumento en la visibilidad y cobertura que una campaña positiva. De esta manera ganó el No en el plebiscito, así mismo, Ordoñez puede utilizar la campaña negativa para aumentar el odio, el resentimiento y el pequeño inquisidor que llevan algunos adentro.
- Evitar y menospreciar las encuestas: Aunque en el caso del Brexit en Gran Bretaña, el sí en el plebiscito y Hillary Clinton en Estados Unidos, las encuestas los dieran por ganadores dentro un margen moderado de error, estaban totalmente erradas. Esto demuestra dos cosas: la primera, es que la gente por pena no diga realmente lo que piensa o lo que va a decidir en las urnas y; la segunda, es que estos cálculos se basan en proyecciones estimadas de una muestra poblacional que ha demostrado ser poco confiable. Esta es la clave del éxito de Ordoñez, negar que cuando salió de la Procuraduría fue por la ilegalidad en su elección y no por petición de las FARC. Aunado a ello, negar las encuestas y las estadísticas debe ser su rosario, en Colombia las movilizaciones sociales son el patio de la casa, parecieran demostrar el descontento social; pero la verdad, la ropa sucia se lava adentro.
- Ser redentor y salvación: Trump llegó a la Casa Blanca como un empresario líder que supuestamente sacará de la crisis económica a Estados claves en las votaciones, y aunque estos Estados se declaraban demócratas, el sentimiento de rechazo y depresión por la deuda los ha llevado a ver en Trump su salvación, así no les caiga bien. En esta misma línea, la fórmula en Colombia está más que lista para la estrategia del que quiera ocupar el puesto en la Casa de Nariño: aprovechar el descontento social por la crisis económica que afronta el país durante los dos periodos de Santos, la caída del espejismo petrolero, reformas tributarias fallidas, el cráter fiscal, políticas sociales precarias y mermelada, mucha mermelada.
En efecto, se vaticina un duro camino al candidato del partido de la U; mientras que, Ordoñez desprestigia el Gobierno actual y se favorece del rechazo social. Por su parte, la estrategia de Germán Vargas Lleras lo obliga a alejarse del Gobierno, aunque el lastre que lleva en su espalda por tibio no lo deja.
Por último, aunque pareciera que se me olvidara Robledo, éste se tendrá que enfrentar con la misma izquierda recalcitrante que se sigue fraccionando y que no entiende lo que un outsider habilidoso debería aprovechar para el 2018. Sin olvidar los vínculos imprecisos que le van a dar con las FARC y el fantasma comunista, mediante las estrategias sucias en la competencia electoral.