11 de mayo de 2016
Siria en el ojo del huracán geopolítico
Por: Nicolás Pico Riccardi
Esta guerra, que ojalá acabe pronto, definirá el nuevo orden mundial sin lugar a dudas. Actualmente, la situación humanitaria del pueblo desgarrado por la guerra, la crisis de refugiados sirios, el terrorismo de Estado, y la participación de una gran cantidad de minorías y facciones políticas en el conflicto, aumentan su grado de complejidad. Desde un punto de vista geopolítico, la coalición occidental busca replegar a Daesh, mientras que los grandes líderes mundiales cargan sobre sus hombros la inmensa responsabilidad de pacificar el planeta.
Una guerra que se salió de control
Desde 2011, con el asesinato a sangre fría de unos estudiantes manifestantes, quienes exigían mayores libertades y menos corrupción del gobierno; se ha presentado en el país un conflicto de tallas bíblicas. El nivel de destrucción y de agentes involucrados son tales, que ya parece más una batalla de todos contra todos, que una simple guerra civil por el control del Estado. El movimiento de la Primavera Árabe influenció de forma determinante estas protestas, a las cuales se fueron sumando cada vez más personas. El poder llevado con sosiego por herencia por un oftalmólogo de profesión, fácilmente manipulable por los altos mandos militares, reacciona mal. Al-Asad permite la represión vulgar, y este momento marca una ruptura en la historia del país porque es el comienzo de su régimen de terror. Atormentando a la población y deshaciéndose de toda oposición a su gobierno hasta el día de hoy, lleva 5 años matando y siendo el idiota útil de una guerra que él desató, pero que ahora visiblemente ya no puede controlar; y cuya solución dependerá de los líderes mundiales reunidos en el Grupo Internacional de Apoyo a Siria (GIAS). Su país está en ruinas, sino vean las imágenes de Al Raqa, primera línea de fuego del conflicto a 437 kms de Damasco; la destrucción masiva en Homs no se olvida tan fácil; y el sobrevuelo realizado por los drones en Palmyra, Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1980, así lo muestran.
Aunado al dramatismo propio de la situación anterior, se encuentra en juego la lucha contra el terrorismo internacional. Desde la guerra en Afganistán, se observa – geopolíticamente – una multiplicación regional de facciones yidahistas, las cuales tienen el objetivo común de querer re-instaurar el califato en los países árabes, y realmente acabar con Occidente de una vez por todas, re fundando la Historia a su favor, para eliminar la memoria histórica, y terminar siendo los únicos dueños y señores del mundo entero. Si no fuera por los actos atroces de Daesh, entre los cuales se encuentran el secuestro, la extorsión, la tortura, el quemar vivo, el decapitar…, pensaríamos que sus planes son imposibles de realizar. No fue lo que demostraron tampoco en París en noviembre de 2015, ni en Bélgica en marzo de 2016, cuando al contrario, su rígida ideología, sus sistema de reclutamiento internacional y oportunista, y su red de colaboradores, estaban más fuertes que nunca en el verdadero corazón de Europa. Daesh constituye una verdadera amenaza mundial, presentando un incremento continuo de poder y una presencia regional desde Afganistán hasta Siria. Se benefician escandalosamente y frente a los ojos del mundo de su participación en el mercado negro de petróleo, gracias a la toma de un par de refinerías y oleoductos de gas, Daesh ha logrado montarse en la venta de combustibles fósiles. Lo que muestra que hoy en día, y para nadie es un secreto, que los negocios internacionales en la práctica no se enredan con principios, ni mucho menos con una ética.
El viraje que ha tomado la guerra
Actualmente, las diferentes potencias excluyen a Al-Asad de las negociaciones sostenidas por el GIAS. Su salida es inminente, aunque descaradamente haya afirmado recientemente en los medios españoles que se veía a sí mismo como el “salvador de Siria”, como el patético superman vencido que aún sigue viendo en sus sueños de niño. Culpable de todo, puso en aprietos a su mayor aliado, Vladímir Putin, al complicarse la coordinación de los ataques contra Daesh entre Estados Unidos, Rusia y desde noviembre del año pasado, Francia. Sin lugar a dudas, nos encontramos en una espiral de la violencia, y en una coyuntura de violencia en escalada.
El ambiente está muy polarizado respecto en particular a la estrategia gringa de financiar a los grupos rebeldes en Siria. Rusia en particular critica este punto de manera vehemente, y Putin sabe bien ser vehemente en materia de política internacional. Restos de la guerra fría se reflejan en este conflicto. Por otro lado, Obama, escandalizado, acaba de enviar 250 nuevos soldados a combatir a Daesh, con el fin de reforzar las líneas de fuego. El tiempo pasa y esto no se acaba, día a día se acumulan los refugiados en los centros de Turquía, El Líbano y Jordanía.
El mundo como lo conocemos está en juego. Es probable que el equilibrio se mantenga entre la superpotencia estadounidense, y el poderío ruso. El futuro de Daesh como amenaza mundial es incierto, en tanto una red puede apagarse y reactivarse en cierto momento dado, o incluso transformarse en una nueva amenaza mundial, que perpetuaría el fenómeno del terrorismo, como producto del sistema político-económico internacional. Es probable que Europa se implique más, respondiendo al reciente llamado de Obama a Merkel. Las víctimas, en especial las infantiles, pero también las reliquias, los santuarios, los vestigios de los comienzos de la civilización humana, son el polvo en esta tormenta del desierto. En este sentido, la guerra en Siria nos ha afectado a todos: todos somos periodistas, todos somos refugiados. Los medios siguen dando mayor visibilidad a los ataques en Occidente, que en Pakistán por ejemplo (marzo de 2016), pero hay una mayor conciencia sobre esta cortina de humo a nivel mundial. Todas las características de las nuevas guerras (Mary Kaldor) se encuentran reunidas en este conflicto. Finalmente, cada vez nos aproximamos más a aquella hipótesis de que se trata de la tercera guerra mundial, solo que no declarada aún…
Referencias El Libre Pensador:
El País – No son cinco años de guerra en Siria
El País – Los atentados de Bruselas devuelven a Siria al primer plano de la UE
El Universal – Los intereses internacionales que están alrededor del conflicto sirio
La Nación – Siria, la guerra que redefinió el mapa de la región
El País – El tráfico de pasaportes crece con las trabas a los refugiados
El País – La ONU convoca la negociación de paz para Siria el 9 de marzo