Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

2 de mayo de 2020

La industria de la moda: la renta que el planeta no soporta

Por: Valentina Torres Acevedo

La industria de la moda, encargada de la producción y comercialización del conjunto de prendas de vestir, adornos y complementarios,hoy en día es una de las más contaminantes del mundo, por encima de la manufacturera, la de energía, la de transporte e incluso la alimentaria. Un estudio de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo señala que estar a la modatiene un altísimo impacto ambiental y que el costo de la moda es mucho más caro que el precio que pagamos por ella.

Los impactos de la moda en el ambiente

Un estudio de la Universidad de Plymouth demuestra que los materiales que llevan las prendas de vestir, como el poliéster, el nailon o el acrílico, vierten hasta medio millón de micro plásticos (equivalentes a 3 millones de barriles de petróleo) anualmente en los ríos, que terminan en nuestros océanos afectando los ecosistemas marinos. Y cada vez más, los tiempos de vida de nuestras prendas son relativamente cortos y hasta el 85% de los textiles son desechados en vertederos, o incinerados, causando aún más contaminación. A esto se adiciona el trabajo de lavado de prendas, pues cada prenda libera 140.000 fibras de mezcla de poliéster y algodón, casi medio millón de fibras de poliéster y más de 700.000 fibras de acrílico que van directamente a las fuentes hídricas del planeta.

Otras cifras sorprendentes de la UNCTAD señalan que para la fabricación de un vestido se utilizan al año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas, y que, confeccionar unos jeans requiere unos 7.500 litros de agua, el equivalente a la cantidad que bebe una persona promedio en siete años.

La producción de prendas hechas de poliéster, la fibra más usada en el mundo, requiere de 70 millones de barriles de petróleo, lo que implica un proceso de extracción nociva para los ecosistemas terrestres y acuáticos, grandes cantidades de agua en la producción y un largo proceso de descomposición, más de 200 años. Por otra parte, la producción de prendas hechas de rayón, viscosa o lyocell, realizadas a partir de celulosa, una fibra artificial de hilo que proviene de la pulpa de madera, bambú y la borra de algodón, implican que 70 millones de árboles sean talados cada año. Incluso las fibras naturales como el algodón representan altos niveles de contaminación. El algodón necesita más de 5.000 galones de agua en su producción y es el cultivo que más necesita plaguicidas, el 24% de todos los insecticidas y el 11% de los pesticidas en el mundo. Además, se estima que el 20% de los tóxicos que se vierten al agua provienen de la industria textil.

A estos factores se le suma la producción de emisiones de dióxido de carbono, ya que, según datos dela Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa, el 90% de la moda, al ser transportada mediante contenedores, representa el 4% de las emisiones de dióxido de carbono de toda la industria. El 70% proviene de la producción, debido en gran parte al uso de fibras sintéticas procedentes del petróleo, mientras que el otro 22% procede de los viajes de los consumidores para ir de shopping.

¿Qué medidas se están implementando para disminuir el impacto de la industria textil en el ambiente?

Importantes marcas han implementado estrategias para reducir el impacto ambiental de esta industria, como es el caso de H&M, que acaba de anunciar una medida que implementará en Suiza: la venta de ropa usada y de segunda mano. Con esta iniciativa, la firma quiere expandir la vida útil de sus productos y reducir el impacto que su fabricación genera en el medio ambiente.

La Unión Europea, por su parte, ha creado el proyecto denominado Trash-2-Cash, cuyo objetivo es crear nuevas fibras regeneradas a partir de residuos preconsumo y postconsumo. El proyecto consiste en que diseñadores y científicos diseñen materiales industriales de alta calidad a partir de los desechos de celulosa y poliéster, ofreciendo a las empresas de diversas industrias nuevas opciones de fibra ecológica. Adicional a esto, se han creado marcas como Piñatex, que ha diseñado un tipo de tejido natural, con un aspecto similar al cuero, a partir del uso de las fibras procedentes de las hojas de piña. En su producción, las fibras son extraídas de las hojas durante un proceso llamado decorticación, que es realizado en la propia plantación por la comunidad de agricultores. Además, el producto derivado de este proceso es biomasa que puede ser convertida a su vez en fertilizante orgánico y biogás.

Por su parte, la iniciativa Forest For Fashion (Bosques para la moda) propone fabricar tejidos a partir de madera de especies como el eucalipto, el abeto y el haya. Los productos de origen forestal (madera, papel, corcho…) que garantizan a los consumidores que están comprando productos de bosques gestionados sosteniblemente, los que estarían certificados por el Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal.

Uno de los principales impactos negativos en el medio ambiente, es generado por la industria de la moda, el hombre, creador de este sector es el principal responsable de estos efectos, por ende, debería ser este mismo quien cree e implemente alternativas y proyectos para disminuir el deterioro ambiental consecuente de la producción y comercialización textil.

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El Tiempo: El reto de la moda responsable.

La Vanguardia:H&M venderá ropa de segunda mano para disminuir el impacto ambiental. 

El Espectador: Los sucios secretos de la industria textil.