26 de noviembre de 2019
Colombia: sede del próximo comité de la UNESCO
Por: Vanessa González
La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) lleva a cabo anualmente el comité intergubernamental de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. En diciembre de 2019, este tendrá lugar en Bogotá. Es, entonces, la primera ciudad de América Latina y el Caribe en acoger la reunión. Esta estará compuesta por los representantes de los 24 Estados que hicieron parte de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en 2003 y supervisará la aplicación de este instrumento jurídico ratificado por 178 Estados.
Además, la elección de Colombia como sede del evento fue gracias a que, en el último comité realizado en Mauricio, Ernesto Ottone Ramírez, subdirector general de cultura de la Unesco y Tim Curtis, secretario de la convención de patrimonio cultural inmaterial, enfatizaron que Colombia cuenta con una política de patrimonio cultural inmaterial innovadora en el mundo. Las políticas culturales, según la Constitución de 1991, responden a las demandas en el campo cultural del Estado, la sociedad civil y la academia, lo que incentiva el nacionalismo.
A ello se suma, la economía naranja que promueve el presidente Duque que estaría involucrada con el fortalecimiento de estas políticas culturales, gracias a las cuales se empezará a reconocer a Colombia no solo por sus numerosas manifestaciones declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad, sino por sus iniciativas y postulados en materia política como proyecto de construcción de la nación y el apropiamiento de esta en la historia del país.
El patrimonio cultural inmueble
En la actualidad, la globalización y las nuevas tecnologías influyen en la pérdida de costumbres y tradiciones, y es responsabilidad de la sociedad y en especial del Estado, comprometerse y contribuir con la generación de conocimiento y la enseñanza de la historia y de la cultura propia de cada país. En Colombia, por ejemplo, la Ley 1874 del 27 de diciembre de 2017, restablece como obligatoria la enseñanza de la historia de Colombia en el área de Ciencias Sociales, y tiene entre sus propósitos contribuir a la formación de una identidad nacional que reconozca la diversidad étnica, cultural, desarrollar el pensamiento crítico a través de la comprensión de los procesos históricos y sociales, y promover la formación de una memoria histórica que contribuya a la reconciliación y la paz, según el Ministerio de Educación.
Además, frente al panorama de un mundo globalizado y absorbido por la democratización de la información, uno de los enfoques de la ley será que “los estudiantes tengan como referencia el contexto cultural, geográfico, y político para formar ciudadanos que transformen el presente y el futuro, a partir de la comprensión crítica del pasado para no repetirlo”, precisó la directora de calidad para la educación preescolar, básica y media del Ministerio de Educación, Mónica Ramírez Peñuela. Acciones como esta, no solamente contribuyen con la concepción de la magnitud de la celebración del Bicentenario, sino además sirven para la creación paulatina de sentimientos nacionalistas, de soberanía y legitimidad hacia el Estado, pues con unos rasgos e ideologías en común, una sociedad homogénea, en cuanto a lo que se espera del bienestar común y de la nación, puede estar dispuesta a acabar con los conflictos internos que la coyunturan.
Una de las razones fundamentales por las que hay que preservar la cultura es porque refuerza el sentimiento nacionalista de la sociedad. Además, la comprensión de diferentes comunidades contribuye al diálogo entre culturas; promueve el respeto hacia otros modos de vida. Aunado a lo anterior, resulta más sencillo conservar el patrimonio cultural mueble, porque corresponde a materia física y a pesar de deteriorarse, es restaurable. Pero el Patrimonio Cultural Inmueble (PCI) son tradiciones o expresiones vivas que se heredan de antepasados y se transmiten a sus ascendientes. Algunos ejemplos que da la UNESCO para referirse a este son las tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza, al universo y a saberes y a técnicas vinculados con la artesanía tradicional. En este sentido, el PCI puede seguirse transmitiendo por generaciones con la ayuda de una organización internacional, como lo es la UNESCO, que financia proyectos mediante su asistencia internacional, por ello creó la convención de salvaguardia del patrimonio cultural.
Ahora bien, en cuanto a los comités intergubernamentales encargados de la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, según la UNESCO, entre los temas que se abordan en las reuniones figura el patrimonio inmaterial en situaciones de emergencia (siete postulados el año pasado), propuestas de inscripción para el registro de buenas prácticas de salvaguardia del patrimonio inmaterial (2 propuestas el año pasado), el seguimiento de los elementos ya inscritos en las listas del patrimonio inmaterial (40 inscritos el año pasado) y el uso de los recursos del Fondo del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Las manifestaciones de Colombia declaradas patrimonio inmaterial de la Humanidad son: los carnavales de Barranquilla y el de negros y blancos, el espacio cultural de San Basilio de Palenque, las procesiones de Semana Santa de Popayán, el sistema normativo Wayuu aplicado a la figura del palabrero, los conocimientos tradicionales de los chamanes Jaguares de Yuruparí, la fiesta de san Francisco de Asís y la música de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur de Colombia, entre otras.
Políticas culturales innovadoras
Según Maggiolo, las políticas culturales son el conjunto de medidas y acciones orientadas al desarrollo de la cultura. En este sentido, cultura es el conjunto de los logros intelectuales, espirituales y materiales del ser humano. Es decir, todo aquello que no es naturaleza. El arte es cultura, pero también lo son la ciencia y la tecnología, el deporte, las costumbres, las tradiciones. Las políticas culturales no solo tienen el objetivo de preservar los valores culturales de un pueblo, sino, además, de fomentar su desarrollo. Estas estrategias son dinámicas, pues después de ser establecidas, se someten a cambios ajustándose a la sociedad.
Según el Ministerio de Cultura se propone un acercamiento preliminar a lo que se ha entendido por políticas culturales. Para ello, se recogen diferentes definiciones, que buscan consensos y trazos comunes. Pero también se expone la evolución e interacciones complementarias entre la arquitectura institucional y las políticas públicas de la cultura. Finalmente, las políticas obedecen a determinadas comprensiones: son la metáfora viva de la evolución de una sociedad. Por eso, se ofrece una mirada histórica sobre el desarrollo de las políticas culturales en Colombia y una lectura inicial de los retos que tiene el país en este campo.
Economía naranja
La economía naranja o creativa es aquella que genera riqueza a partir de la propiedad intelectual como materia prima. Esta agrupa las industrias creativas y culturales relacionadas con las artes escénicas, las artes en general, el turismo, las artes visuales, el diseño, la publicidad, el desarrollo de software y los servicios de tecnología de la información, entre otros. Según Ximena Tapia, presidenta de la Cumbre Latinoamericana de Comunicación, Creatividad, Innovación y Mercadeo, ‘Más Cartagena’, que se realizó en La Heroica principios de octubre, en una sociedad que está en una transición hacia el mundo de lo intangible y que de una economía de bienes pasó a la de los servicios, el talento se volvió “un recurso natural renovable” que es el que está impulsando la economía actual.
Es por esto que la economía naranja de la mano de las políticas culturales contribuye a generar una gran cantidad de empleos, tributa millones en impuestos y puede presentar un impulso económico para los países, pues estos pueden, entre otros, adquirir tecnologías con las que no cuentan y mover la economía con el desarrollo de las ideas. Tan solo en Colombia, según el presidente Duque, esta economía aporta el 3,6% del (PIB) y genera un millón de empleos en el país. Lo que suma la economía naranja es tres veces lo que aporta el café a la economía colombiana y casi 1,5 veces más que la minería; emplea a más de 600 o 700 mil personas directa e indirectamente; tiene un potencial enorme para las exportaciones y es un gran generador de empleo y de valor agregado.
Como es evidente, el Ministerio de Cultura tiene clara la riqueza cultural de Colombia y continúa fortaleciendo y contribuyendo a la evolución de las políticas culturales. Luego que sea sede del próximo comité de la UNESCO es un merecido reconocimiento a su labor. Además, la economía naranja, que promueve el presidente Duque puede contribuir a la cultura en la medida en que, si bien es una alternativa económica que se adapta a la globalización y a las necesidades de los individuos como sociedad, también fomenta en los colombianos el amor a la historia, la actualidad y el futuro cultural de Colombia.
Eumus – Maggiolo. Políticas culturales
UNESCO – Comité intergubernamental de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial.