15 de enero de 2017
En mi Navidad, maito y rallana, por favor
Por: Alba Mileny Jojoa
Alba Mileny Jojoa, indígena Inga y Awa, realizó, como estudiante de la Facultad de Gobierno Finanzas y relaciones Internacionales, un artículo para el Libre Pensador sobre la Navidad. Desde su cultura, la visión acerca de esta fecha es distinta, por ello, bien vale la pena conocerla.
Un gordito, una media y un pesebre
Navidad qué extraña palabra entiendo hoy. Leí atentamente distintos artículos que me llevaron a muchas y diferentes definiciones, intentando explicar los sentimientos de miles de personas en el mundo, las cuales usan como manifestación de amor un regalo dejado bajo un árbol, en el interior de una media o al lado del pesebre como alusión al nacimiento del niño Jesús. Pero más extraño aún es vender el imaginario de un señor gordo vestido de rojo antes —según los textos—, llamado san Nicolás y hoy caricaturizado entre papel de regalo, en empaques de galletas o representado mediante la ternura propia de un abuelo, que intenta negociar, con la bondad de niños, por qué se deben portar bien.
He leído muchos relatos e historias, por ejemplo, en Europa san Nicolás aparece en pleno invierno y nieve, en América se le denomina papá Noel y en los hogares católicos se acompaña su imaginario con un pesebre. En Estados Unidos aparece en escena el típico santa Claus en la botella de Coca Cola, invitando a consumirla. Y, por supuesto, los centros comerciales están llenos de muñecos que representan este pintoresco personaje. En fin, cada zona tiene su versión, pero a decir verdad, ninguna me gustó.
Adriana es una docente en mi universidad y me ha dicho que debo hacer un recorrido histórico hasta saber qué es la Navidad para el mundo o mínimamente entender su historia, pero hoy más que llegar a comprender el sentido de la Navidad o de la felicidad que de ella se deriva, tengo una sensación de nostalgia, pues nunca imaginé que todo se resumía al simple placer de dar precio a los sentimientos y creencias que, inclusive, incluyen a la religión.
Entre los brazos de mi padre y los catos de mi madre
Creo que tengo suerte de haber nacido en medio de ríos y montañas, alejados del alboroto comercial, de las ciudades y de la televisión. Mi crianza en medio de silencios naturales y armonía de familia, me llevó a disfrutar la noche más larga del año sin mayores pretensiones que un buen plato de comida. Mi madre una mujer indígena descendiente de los awa*, se preparaba entre canciones llenas de amor y felicidad para brindarnos una noche especial, sin regalos debajo de un árbol, ni luces por toda la casa, y mucho menos fuegos pirotécnicos. Nos rodeaba de amor intentando ocultar en nosotros esa curiosidad que nacía de ver en el pueblo la desesperación de la gente por comprar lo que todos, al mismo tiempo, querían.
Tal vez mi papá no traía un gran pino verde para adornarlo en casa con bolas de colores y una estrella grande en la punta de ese árbol, como símbolo de calor para las noches frías americanas. Pero, en cambio, sí se preocupaba por llenar la mesa de Maito*, rallana*, pescado, mute* y muchas cosas que nos encantaban y que, además, daban valor al viejo adagio “indio lleno, indio contento”. Y qué más alegría que ver a mis padres a mano limpia comiendo y sonriendo. Qué bonito es recordar la Navidad en mi casa antes de crecer, el jugar en los brazos de mi padre, cantando con mi madre, escuchando historias de la selva junto a mis hermanos: eso sí que era un gran regalo.
Sin duda, era una noche especial con aroma a leña quemada, en donde el mayor regalo era no dormir temprano. Pero con los años, al bajar a mi pueblo, las vitrinas inundaron mis ojos y las lágrimas por regalos y televisión obligaron a mi madre a decorar la casa. Entonces, reemplazó con regalos el dormir tarde, sin entender por qué el esfuerzo de mi papá por traernos algo para jugar, ahora era mérito para mis hermanos, el simular a ese abuelo de barbas blancas y traje rojo que nunca habíamos visto hasta encender el televisor. Por eso hoy siento, al escribir este texto, que prefiero recuperar mis tradiciones, prefiero volver a sentir el calor de los brazos de mi padre y los cantos de arrullo de mi madre que llenaban de calor la más larga de las noches.
Términos:
- Awa: comunidad indígena situada en el departamento de Nariño.
- Maito: pescado cubierto por una mata especial que le da un sabor diferente al pescado.
- Rallana: sopa tradicional, utilizando sin falta alguna, el plátano.
- mute: comida tradicional de la comunidad indígena Inga. Echa de maíz.