Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

25 de octubre de 2015

La lucha de las mujeres contra el Estado Islámico: una luz que emerge de las sombras

Por: Sara Moncayo Trejos.

En el Medio Oriente, la guerra con el grupo terrorista autodenominado Estado Islámico (E.I.) el 29 de Junio de 2014 dejó, sin duda, una de las mayores crisis humanitarias. Entre las características de este grupo se encuentran miles de combatientes yihadistas que siguen de forma radical las leyes del Islam y están dispuestos a dar la vida por estas, actualmente están presentes en 11 países, pero sus bases principales se encuentran en Siria e Irak.

Ante la amenaza que han representado a nivel global los actos terroristas del E.I. y su expansión, las potencias del mundo, especialmente Estados Unidos Y Rusia, crearon una coalición para atacarlo principalmente en territorio Sirio. Sin embargo, en Oriente Medio ha existido otra fuerza que se han enfrentado valientemente al Estado Islámico e incluso los han hecho retroceder de algunas zonas, con esto se refiere al pueblo Kurdo.

El papel de las mujeres kurdas en la guerra contra el E. I.

Los kurdos, son la minoría étnica sin Estado propio más importante de medio oriente, cuenta con aproximadamente treinta millones de personas y se encuentran asentados en el territorio fronterizo de cuatro países (Siria, Turquía, Irak e Irán). El pueblo Kurdo ha erguido una de las líneas de defensa más importantes en el territorio sirio e iraquí su brazo armado denominado “Unidades de protección popular” (YPG), para enfrentar de forma persistente y fulminante al E. I., convirtiéndose en la pesadilla para el mismo.

Una de las principales revoluciones en el mundo árabe se dió cuando un grupo de mujeres kurdas en el 2012 se alzó en armas, convirtiéndose en la “unidad de protección femenina” (YPJ) de las Unidades de protección popular. Su principal razón de ser se basó en batallar contra el grupo yihadista, defendiendo y mostrándole al mundo la igualdad entre hombres y mujeres. Sus combatientes son voluntarias entre los 18 y 40 años de edad, que tienen un entrenamiento estricto y quieren demostrar que las mujeres también son fuertes y pueden ser líderes.

En el 2014, el E. I. masacró a gran parte de la población Yazidi (de mayoría Kurda) en Sinjar (Irak), principalmente por las características de su religión, que difiere de la ideología islamista y representaba para el grupo terrorista, una cultura demoniaca e  indebida. Los Yazidi fueron asesinados, sus viviendas destruidas,  las mujeres violentadas y vendidas como esclavas sexuales.

A raíz de la indignación por la masacre de su pueblo, las experiencias desgarradoras de las mujeres, la lucha por la protección de sus tierras y su cuerpo, la cantante Yazidi Xate Shingali, toma la determinación de crear, la brigada de las “sun girls”. Un grupo con alrededor de 123 mujeres en sus filas, entre los 17 y los 30 años, la mayoría de ellas víctimas del E. I.. Tienen como bandera luchar por los derechos de las mujeres, bajo el lema “Ellos nos violan, nosotros los matamos”. Sun girls actualmente son entrenadas por la Unidad de protección femenina Kurda. Muchas de las integrantes, buscan venganza por las atrocidades cometidas contra ellas y sus familias, aseveran que no le temen al grupo terrorista, y que están dispuestas a dar sus vidas para defender su causa. A estas mujeres el E. I. les volcó la existencia, nublando sus sueños, muchas por su misma religión, habrían preferido ser maestras y mantenerse al margen de la guerra, pero ésta ha tocado a sus puertas, desangrado a su pueblo y anulando cualquier derecho fundamental.

La lucha femenina contra el E. I. emerge como una luz desde las sombras

La principal argumentación de la anterior afirmación se hace considerando que la organización terrorista islámica tiene sus bases en factores religiosos radicales, lo cual es un arma de doble filo para este grupo. Esto se debe a que, a pesar de que la mujer es humillada y minimizada, tiene el poder de enviarlos al infierno, puesto que si ser asesinadas por un hombre es considerado como un sacrificio honorable que les asegura el paraíso, que lo haga una mujer simboliza todo lo contrario. Debido a lo anterior, el hecho de que una mujer esté en la milicia se ha convertido en la pesadilla para el E. I.

De la misma manera, la idea de una mujer tomando sus iniciativas de forma autónoma, y dispuesta a batallar en nombre de sus propios ideales, rompe con las tradiciones sociales y religiosas. Porque establece una nueva revolución, que le abre las puertas a los derechos humanos de las mujeres en el Oriente Medio, una nueva lucha, en contra de la sumisión y de la humillación. Establece una propuesta a un cambio social que ha sido aceptada por las cientos de niñas y adolescentes que aspiran a ser parte del escuadrón de las “sun girls”, y  que invita a las mujeres en el mundo árabe a encontrar un cambio en sus condiciones sociales.

De cierta manera, la crisis ha logrado generar una luz emergente de entre las sombras del terror y masacre que ha dejado el E. I. Puesto que en esta, un grupo de mujeres ha desafiado la tradición, la religión y los estigmas sociales, buscando la igualdad, para defender lo que consideran valioso (su tierra, sus familias, las otras mujeres y los niños). A esto nos referimos cuando hablamos de una luz emergente de entre las sombras, puesto que en el espíritu de las fuerzas Kurdas, nunca brilló tanto como cuando se emprendió la lucha hombro a hombro, sin distinciones o discriminaciones, para hacerle frente al Estado Islámico.

En la actualidad, mientras los bombarderos rusos apoyados por la coalición internacional siguen impactando objetivos del E.I. en territorio sirio, los kurdos sin respaldo alguno lograron la retirada de los yihadistas del territorio iraquí, y la recuperación de varias zonas  en Siria.