Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

5 de enero de 2021

Las emociones dominan

Por: Juanita García Cruz

La inteligencia siempre se ha asociado con el coeficiente intelectual, aquella persona que pueda resolver problemas matemáticos con facilidad, que tiene conocimiento en diferentes áreas del saber o aquel estudiante que obtiene notas ejemplares es inteligente. De hecho, Ernest Hemingway escritor y periodista estadounidense afirma: “La felicidad es la cosa más rara en la gente inteligente”. El hecho de ser intelectual se asocia con el cumplimiento de ciertos patrones que han sido construidos por la sociedad, de supuestos, que son necesarios para ser, en muchas ocasiones, alguien en la vida. Quien no tenga habilidades intelectuales no podrá desempeñar algún cargo importante en la sociedad. Es aquí donde radica el problema, pues se determinan a los futuros gobernantes a partir de su coeficiente intelectual o, simplemente, por la influencia política o económica y no a partir de su inteligencia emocional, factor de suma importancia para la toma de decisiones. Según Daniel Goleman “es una meta-habilidad y determina lo bien que podemos utilizar cualquier otro talento, incluido el intelecto puro”. 

La inteligencia siempre se ha asociado con el coeficiente intelectual, aquella persona que pueda resolver problemas matemáticos con facilidad, que tiene conocimiento en diferentes áreas del saber o aquel estudiante que obtiene notas ejemplares es inteligente. De hecho, Ernest Hemingway escritor y periodista estadounidense afirma: “La felicidad es la cosa más rara en la gente inteligente”. El hecho de ser intelectual se asocia con el cumplimiento de ciertos patrones que han sido construidos por la sociedad, de supuestos, que son necesarios para ser, en muchas ocasiones, alguien en la vida. Quien no tenga habilidades intelectuales no podrá desempeñar algún cargo importante en la sociedad. Es aquí donde radica el problema, pues se determinan a los futuros gobernantes a partir de su coeficiente intelectual o, simplemente, por la influencia política o económica y no a partir de su inteligencia emocional, factor de suma importancia para la toma de decisiones. Según Daniel Goleman “es una meta-habilidad y determina lo bien que podemos utilizar cualquier otro talento, incluido el intelecto puro”.

La razón y la emoción

La inteligencia emocional es un término bastante particular, pues relaciona la objetividad de la razón con la subjetividad de la emoción. Sin embargo, es una aptitud de suma importancia en la toma de decisiones no solo políticas, sino cotidianas. Coordinar la mente con la emoción resulta ser la forma más efectiva de toda decisión. El concepto de inteligencia emocional fue originado en el siglo XX a partir de la inteligencia social propuesta por Thorndike psicólogo y pedagogo estadounidense, quien define la inteligencia social como la “habilidad de entender y manejar a las personas y actuar sabiamente en las relaciones humanas”.  Sin embargo, los primeros en definir inteligencia emocional fueron Salovey y Mayer en la década de los noventa quienes afirman que es “la habilidad de monitorear las emociones y sentimientos propios y de los demás, seleccionar entre estos y usar esta información para guiar los pensamientos y acciones”. Por tanto, las emociones son las encargadas de guiar gran parte de las determinaciones, pues la motivación de la decisión es la emoción, el sentimiento mismo. La toma de decisiones incluye más que procesos racionales, Martínez J afirma: “Las emociones guían la toma de decisiones, simplificando y acelerando el proceso… atenuando el posible conflicto entre opciones similares”. En definitiva, establecen nuestra forma de actuar y de pensar, porque somos lo que pensamos.

La inteligencia emocional, actualmente, ha tomado mayor importancia, pues constituye un elemento fundamental para poder desempeñarse en sociedad.  Daniel Goleman fue uno de los psicólogos más influyentes para generar conciencia pública acerca de la importancia de la inteligencia emocional en diferentes ámbitos de la vida cotidiana. Este psicólogo, influyente, apoyó varias de sus investigaciones en Salovey. Daniel Goleman amplía las capacidades de la inteligencia emocional en cinco principios: conocer las propias emociones, esta se resume en tener conciencia de uno mismo, puesto que “la incapacidad de advertir nuestros auténticos sentimientos nos deja a merced de los mismos”. En segundo lugar, Goleman menciona manejar las emociones, es decir controlar los sentimientos de la manera más adecuada, quienes tengan esta habilidad serán capaces de enfrentar cada uno de los obstáculos de la vida. En tercer lugar, nombra la propia motivación, esta se basa en “ordenar las emociones al servicio de un objetivo es esencial para prestar atención”. En cuarto lugar, enuncia reconocer las emociones de los demás, pues tener empatía con los demás es fundamental para el bien común y particular. Y por último, manejar las relaciones, es decir tener una interacción serena con los demás.

Sin duda alguna, la inteligencia emocional ofrece ciertas habilidades para enfrentar la vida a diferencia del coeficiente intelectual. Daniel Goleman afirma “la inteligencia académica no ofrece prácticamente ninguna preparación para los trastornos o las oportunidades que acarrea la vida”. Sin embargo, en muchas ocasiones en la educación y en muchas circunstancias son mucho más valoradas las habilidades académicas que las emocionales. Manejar las matemáticas es igual de importante que manejar las emociones, determinar la inteligencia de un individuo a partir de un número es solo la forma de cuantificar el intelecto, pues ser inteligente comprende muchas más habilidades como comprender, entender y resolver diferentes situaciones, limitar las capacidades intelectuales a un número es totalmente erróneo, de acuerdo al psicólogo Daniel Goleman.

Decisiones políticas sin inteligencia emocional 

Muchas de las decisiones políticas son tomadas a partir del raciocinio, dejando a un lado las aptitudes emocionales por la falta de objetividad, cuando estas determinan la forma de actuar y de pensar. La falta de inteligencia emocional en la ciudadanía conduce a la inexactitud de muchos procesos que son llevados a cabo en la sociedad, la corrupción es un ejemplo de ello, circunstancia que no permite surgir a un país. Según Transparencia internacional, organización no gubernamental, que se encarga de llevar medidas contra crímenes corporativos a nivel internacional, afirma: a nivel América Latina Venezuela, Nicaragua y Guatemala son uno de los países más corruptos. Indudablemente, una las principales causas de esto es la falta de inteligencia emocional en la toma de decisiones, por parte de los dirigentes políticos.

Uno de los principales principios de la inteligencia emocional es la empatía, es decir: compartir y vivenciar los sentimientos de las demás personas. La falta de comprender y percibir realmente cómo afecta cierta decisión al futuro de una sociedad, es una de las principales causas de corrupción, pues gran parte de las decisiones políticas son tomadas de acuerdo con el beneficio propio y no en busca de un bien general: la sociedad es totalmente egoísta. Uno de los ejemplos más claros de corrupción es en el 2010 con el nombrado Carrusel de la Contratación protagonizado por los hermanos Nule, quienes manejaban diferentes proyectos como la vía Bogotá- Girardot y Transmilenio de la calle 26. Como consecuencia, se generó una deuda de 56 millones de pesos. Otro de los casos más nombrados de corrupción fue el famoso caso Odebrech, en el que 10 países latinoamericanos y dos africanos recibieron 788 millones de dólares en sobornos por parte de una compañía brasileña para quedarse con diferentes proyectos de contratación.

Es evidente, que el único objetivo de todas estas operaciones son el beneficio propio, pues el dinero no era repartido para el bien de la sociedad, esto resulta ser el inicio del debilitamiento de muchos sistemas políticos, principalmente el democrático.

La inteligencia emocional es una aptitud elemental para gobernar a cualquier país, de hecho, es una competencia de todo líder, puesto que esta interviene en el desarrollo de los diferentes juicios morales que determinaran la forma de actuar de los líderes políticos. La moral es el pilar en la toma de decisiones que buscan el bien común. Un verdadero líder político debe conocer a su entorno para fortalecer las relaciones sociales que permitirán potenciar cada una de las habilidades presentes en la sociedad. De esta manera, la comunidad funcionará como una unidad. Sin duda, la inteligencia emocional es un elemento fundamental para escoger a los futuros líderes políticos, pues esta garantizará que las decisiones se tomen buscando el bien común

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