4 de diciembre de 2017
El mundo conectado y el fin de la Democracia
Por: Ricardo Montaño
Es el viejo anhelo del super-poder: destruir la democracia, eliminando su fundamento, la libertad de pensamiento. Según los autores del informe, acerca de los avances del Internet de las cosas, existen ya las condiciones técnicas para crear el interfaz entre Internet y el cerebro, de forma que se pueda espiar, capturar y procesar el pensamiento humano.
El regreso de la pesadilla
La más espeluznante posibilidad que se plantea en el informe es la de que una vieja pesadilla surgida de la ciencia ficción, se haga realidad: que a través de las máquinas se pueda manipular la mente humana, incluso reprogramarla. Es el viejo anhelo del super-poder, destruir la democracia, eliminando su fundamento, la libertad de pensamiento. Según los autores del informe, existen ya las condiciones técnicas para crear el interfaz entre Internet y el cerebro, de forma que se pueda espiar, capturar y procesar el pensamiento humano. Todo lo que tiene que ver con los seres humanos, sus trabajos, sus casas, sus desplazamientos, hasta su ropa podrán ser monitoreados, estas serán las conexiones que permitan acceder a su mente.
Pese a que mucha gente sabe que eso es posible, Internet de las Cosas continuará expandiéndose de manera exitosa en los próximos años, atando máquinas a máquinas y proporcionando a la gente a valiosos recursos, servicios y oportunidades, pero al mismo tiempo creando un sistema que de caer en manos de un gobierno totalitario, puede controlarlo todo, absolutamente todo.
Un entorno amenazante
El informe que se soporta en la opinión de 1201 expertos en el tema, provenientes de empresas del sector de la tecnología, de medios masivos de comunicación y de las universidades pioneras en investigación sobre Inteligencia Artificial como el MIT. Muchos de ellos manifestaron tener poca o ninguna confianza en que los constructores del IOT se preocupen o interesen por la seguridad y las libertades civiles, como sus asuntos prioritarios, porque el beneficio que esperan obtener, el aumento del poder y la eficiencia en el funcionamiento de los aparatos son para ellos lo más importante.
Esa preocupación parte del hecho de que cada día, cada minuto se recopilan y almacenan datos muy precisos acerca de la vida de las personas, eso ha convertido al ciberespacio en una jungla electrónica plagada de peligros. Es una situación muy compleja “entorno de amenazas” creado por esta compleja red es alto, además, un fallo judicial reciente declaró que ya no deberíamos tener ninguna expectativa de privacidad en nuestros dispositivos conectados a Internet. Este fallo tiene profundas implicaciones para la vida personal, la privacidad y controles y demandas de equidad acerca de la intrusión y control de los gobiernos. El principal problema con los objetos conectados es el potencial de rastrear a las personas, sus acciones y actividades, o lo que es aún peor “entrar de forma abrupta y sin permiso a un sistema de cómputo o a una red” y modificar el comportamiento de sus máquinas.
Ese problema se podría enfrentar evitando la excesiva centralización de la información que es justamente lo que facilita la vigilancia no consentida.
La humanidad y la piel del planeta
El problema es que la conexión es una necesidad muy humana, estar conectado trae muchas ventajas. Es mágico, incluso adictivo. Las experiencias fantásticas que los nuevos dispositivos proporcionarán serán demasiado fuertes para que la gente resista, porque la vida conectada ofrece tantas oportunidades en términos de ahorro de costos, entretenimiento, noticias y participación pública, que la gente seguirá avanzando hacia ella como si hubiesen sido víctimas de una hipnotización masiva.
Es urgente abordar el problema ahora. Las personas hasta ahora han sido capaces de codificar el mundo como mejor les parecía. Eso tiene que cambiar. La sociedad debe tomar decisiones morales, éticas y políticas sobre cómo estas cosas deben funcionar y luego poner eso en las leyes que la rigen. Los políticos y los tecnólogos siguen hablando entre sí. Esto tiene que cambiar. ” Los gobiernos tendrán que centrarse en proteger al usuario conectado, ya que los actos de terrorismo probablemente se desplazarán a lo digital cuando el potencial de daño sea lo suficientemente grande”.
En el próximo siglo, el planeta Tierra pondrá una piel electrónica. Usará el Internet como andamio para apoyar y transmitir sus sensaciones. Esta piel ya está siendo cosida. Consiste en millones de dispositivos de medición electrónicos incorporados: termostatos, manómetros, detectores de contaminación, cámaras, micrófonos, sensores de glucosa, electrocardiogramas electrónicos, electroencefalogramas.
La creciente colección de cosas conectadas pasa en su mayor parte desapercibida por el público. El deseo de crear conectividad se extiende aún a artículos prosaicos como cepillos de dientes e hilo dental. La conexión misma del IOT lo deja abierto a vulnerabilidades de seguridad. Cada cosa conectada es susceptible de ataque o mal uso. Después del ataque de Dyn, un informe en The New York Times calificó el IoT de “arma de interrupción masiva”.
En las últimas semanas, un ataque de ransomware llamado WannaCry afectó a las computadoras en 150 países. Los expertos señalaron cómo dramáticamente este ataque destacó las vulnerabilidades de la IoT.
¿Qué sigue? Probablemente usted, o yo.
The Last Question (1956) – Isaac Asimov
Pew Research Internet
George Orwell – 1984