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30 de septiembre de 2015

Las pasiones políticas del fútbol español

Por: Óscar Mauricio Varón

Una gran parte de los amantes del fúbol conoce la rivalidad más importante en el mundo: Real Madrid y FC Barcelona, dos equipos de la península ibérica. Sus  diferencias van más allá de unas botas o un escudo de batalla. Contiene antecedentes antiguos, tanto políticos como deportivos. Estas viejas historias llevaron a los dos equipos a vivir un presente con tensión, donde no solo se lucha por un marcador.

 Los inicios del fútbol y la política

El Real Madrid fue fundado el 6 de marzo de 1902, el Barcelona fue fundado el 29 de noviembre de 1899. La primera vez que la gaceta blanca se vio las caras con la azulgrana, fue el 13 de mayo de 1902, en un enfrentamiento de la semifinal del Concurso Madrid, y en esta ocasión los Blaugranas ganaron con un resultado de tres a uno.

La rivalidad va más allá de un simple balón, puesto que se puede considerar a estos equipos como un ente político por así decirlo. Hasta hace poco más de 40 años se vivió la dictadura derechista de Francisco Franco, quién demostraría su aprecio por los merengues ;esto se vivenció en la semifinal de la Copa del Generalísimo en 1943, cuando derrotaron al Barcelona con un resultado muy abultado de 11-1 luego de quel partido de ida hubiera quedado 3 a 0 a favor del Barcelona.

Parta algunos observadores,  este resultado se dio gracias al apoyo que brindó el dictador Francisco Franco al Real Madrid. Esto se debe gracias a qué de fondo se puede observar cómo y cuándo se enfrenta un cruce de la derecha contra la izquierda, incluso en el balompié. Es irónico que esto suceda precisamente en el fútbol español, que por aquellos días padecía la imposición de la derecha.

Los españoles quedaron marcados de mala manera por la tromba que significó la presencia de Franco en el poder por más de 30 años. No fueron para nada ajenos a la sombra de movimientos totalitarios que asolaron Europa en el siglo XX y que reventaron en la II Guerra. Mientras Alemania e Italia padecían a sus respectivos líderes, Hitler y Mussolini, los españoles se debatían entre las garras de una guerra civil que los mantuvo alejados de la confrontación global, pero no de los movimientos autoritarios. Franco imponía su pensamiento, y el fútbol fue una de las “armas” ideológicas de las que se valió.

El Real Madrid, la imagen de la antigua derecha en España, producía la rivalidad frente a Barcelona, una ciudad que intentaba independizarse de un país regido por el castellano. El impulso que tenía el dictador por unir el país, primero debía lograr que todos sus habitantes hablaran el español. A la ciudad catalana no le gustaba esta idea, y decidió hacer un esfuerzo por no pertenecer a este proceso extremista. El gobierno español que se definía por la extrema derecha, transfirió los odios que se tenían estas dos corrientes, al campo de batalla del césped. De esta manera, el FC Barcelona comenzó a ver a su oponente como un ente de diferencias políticas, más allá de un colectivo que jugaba al fútbol en la ciudad vecina y rival.

Mirando la definición de la izquierda política, es erróneo decir que el Barcelona era la imagen clara de este movimiento en España. Es claro que la idea de unificación que tenía el dictador de volver un país con una sola lengua, no le agradaba al pueblo catalán. Y esto se fue haciendo cada vez más evidente.

El affaire Di Stéfano

Como se puede ver todo va más allá de un simple derby, la gran rivalidad no es simplemente el encuentro de dos jugadores como parece ser, esto viene de las dos diferencias que traen las ideologías políticas en la península ibérica. No todo fue político. “La Saeta Rubia” , Alfredo Di Stéfano, fue un eje principal para la rivalidad actual. Luego de vivir de diferentes sucesos como lo fue la opresión por parte de la Gacela Blanca, se vive el conflicto del traspaso del jugador.

En ese momento Alfredo di Stéfano jugaba para el equipo colombiano Millonarios, pero sus derechos deportivos hacían parte del equipo argentino River Plate. El Real Madrid luego de ver el gran rendimiento del jugador, hizo contacto el equipo colombiano, para adquirir al jugador. Al mismo tiempo el Barcelona mostró interés en el jugador. Esta controversia fue creciendo ya qué la dictadura que se vivía en España le negaría el traspaso al equipo catalán y lo aceptó en el equipo blanco. Frente a esto la FIFA determinó que el jugador estuviera dos temporadas con cada equipo respectivamente. El Barcelona no aceptó esta determinación por lo que Di Stéfano solo jugó para los Merengues.

 Esta rivalidad que hace sacar chispas a cada clásico español, tienen tanto de fútbol como de política. Y aunque los matices han cambiado, la rivalidad entre las dos escuadras, las dos hinchadas, y hasta entre algunos jugadores, sigue intacta. Por ahora las rivalidades políticas han quedado atrás, y le han dado paso a enemistades entre patrocinadores, marcas y resultados.

En un país convulso por crisis políticas, económicas, transformaciones que se frenan, intereses que se crean, muchas veces el desahogo y la explosión de temperamentos, revientan en el Santiago Bernabéu o en el Camp Nou. Mientras dos jugadores corren detrás de un balón, para los más viejos, se vive en la memoria un odio político, una rivalidad que nació por hechos externos al deporte, y que se perpetúa por otras razones, mucho menos formales, por las hinchadas cada vez más jóvenes, que ignoran todo el pasado turbulento y político. Tal vez sea mejor así.

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