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28 de junio de 2016

La jerga del amor, ¿en retroceso?

Por: Camila Vergara

Si bien es cierto que la jerga es una modalidad lingüística utilizada por determinado grupo de personas, en este caso por la juventud del siglo XXI, es un hecho que se han creado diferentes maneras para referirse a los sentimientos y gustos que se sienten hacia una persona. Sin embargo, las palabras para demostrarlo no han sido las más adecuadas e inclusive en vez de estar demostrando algún interés al momento de utilizar ciertas expresiones, se puede llegar a arruinar todas las posibilidades de una relación debido a las palabras empleadas para expresar los sentimientos.

La conquista  

Comenzando por la manera de actuar de los hombres, cabe aclarar, que cuando ellos empiezan a coquetear con ellas, se le dice de manera coloquial “parlar”: es un acto el cual consiste en la capacidad del hombre de hablar con labia, con el fin de llamar la atención de la mujer. Cuando lo anterior es logrado y es alcanzada la faceta en que ya no son tan solo amigos, se refieren a ella delante sus amigos como su “pelo” o el famoso “cuento”. Lo que quiere decir, que esta mujer en esos momentos está fuera del alcance de sus “parceros”, en el caso de que alguno sobre pase la línea y no haya comprendido la importancia del código, se considera que se “gusaneó” a la mujer de su amigo. Lo que produce, que cataloguen a la mujer como “una fácil”.

Pero lo anterior, solo era en el caso hipotético de que existiera un tercero que se involucrara en la posible relación. Sin embargo, en el caso que la conexión amorosa continúe, se puede llegar al segundo paso que es el famoso “cuadre”, en esta acción se puede ver reflejada el uso de las costumbres antiguas; en esta fase es el hombre quien pide el compromiso de la mujer para iniciar una relación; no obstante, lo esperado es que el primer beso de la pareja fuera después de formalizar la relación, sin embargo, en esta época esto no es lo más común. Por lo tanto, existen propuestas desde las más creativas hasta las más simples e incluso existen aquellas que se llega al título sin necesidad de la propuesta debido a que se presume que ya se encuentran en una relación.

En este orden de ideas, la mayoría de hombres llegan a la etapa de “¿quieres ser mi novia?”, en la cual se encuentran con la incertidumbre de la posible respuesta de la mujer. En el caso de que esta sea afirmativa, cada uno de los individuos de la relación acostumbra a compartir con su grupo social la gran noticia. En el caso de la mujer, esta suele comentarle a sus mejores amigas y contar con el debido detalle lo que ocurrió, describe hasta la manera en cómo fue la “rumbeada”, la cual fue el cierre del sí oportuno que ella le dio a su actual novio. Pero, sin embargo, en el caso de los hombres existen demasiadas reacciones: en primera instancia, está aquel hombre que le cuenta a sus “panas” que tiene novia y no da lujo de detalles ni estos cuestionan nada de lo ocurrido. Mientras que, existe aquel que tiene ese amigo vulgar quien al momento de darse por enterado de la noticia, lo único que se le ocurre balbucear es “¡viejo!, ya  se la puede comer”. Con lo anterior, se puede entender que los hombres se expresan de una manera denigrante en algunos casos hacia la mujer, puesto que en muchas ocasiones sus reuniones constan de hablar del cuerpo de mujeres e inclusive de lo que hacen ellos en la intimidad con su “goce”, “pelo” o novia.

La primera vez

Cabe aclarar, que este tema aborda más que todo al sexo femenino, puesto que es evidente lo indefensas que se sienten en el acto sexual. Tanto así, que deciden compartir sus sentimientos frente al tema con las personas de su mayor confianza. En este momento, entra en juego preguntas como: “amiga,  y qué tal si no soy buen polvo para él” y “¿será mejor con la luz apagada?”. Sin embargo, estos cuestionamientos surgen cuando la mujer no tiene la suficiente confianza en su pareja.

Lo anterior aclara, que hay muchas parejas que se toman la sexualidad de una manera apresurada y muchas de estas finalizan su vínculo amoroso por decisiones como esta. No obstante, actualmente se evidencia que no es necesario estar en un noviazgo para tener relaciones sexuales con una persona. De esta situación nacen expresiones como “el verano” la cual es usada para referirse a la falta de sexo durante un largo tiempo y lo inquietante del caso es que la anterior es usada por ambos sexos y pone en duda la importancia del sexo en el siglo XXI.

Para finalizar, en esta época aún existen parejas que deciden referirse a su amor uno frente a otro de una manera coqueta y hermosa. Sin embargo, todo este hermoso lenguaje cae en el  momento en que cada uno comenta la experiencia frente a su círculo social y  se comienzan a usar expresiones que destrozan todo lo romántico de la ocasión.

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