7 de octubre de 2015
La mujer en el conflicto colombiano: de víctima a empoderada
Por: María Adelaida Barros y Natalia Rojas / Resumen por Juan Pablo Centeno
Según cifras del Centro de Memoria Histórica en el informe Basta Ya (2013), desde 1985 el conflicto armado ha dejado 6,2 millones de víctimas reconocidas, en dónde más del 50% han sido mujeres. Teniendo en cuenta las anteriores cifras, se plantea que el conflicto armado interno ha llevado a las mujeres a asumir nuevos roles, dejando su papel de víctima a un lado y pasando a tener una participación más activa en el conflicto, ya sea como miembro activo de enfrentamiento tanto en las filas de las organizaciones al margen de la ley, como combatiente y en la esfera política.
De otra parte, las mujeres han sido integrantes activas de procesos de reclamaciones y luchas sociales y, en el curso del conflicto, se empiezan a hacer más visibles transformándose en voceras o promotoras de paz desde sus hogares. Adicionalmente, la mujer se ha empoderado reconociéndose como sujeto de derechos, por lo que empieza a ejercer actividades de cabildeo y a trabajar en espacios antes desconocidos como la política en pro de la justicia social y de la construcción de paz.
Entendiendo el género como una construcción sociocultural que se puede modificar, diferente del sexo que es una característica biológica, la mujer por su género ha sido víctima no sólo desde el surgimiento del conflicto armado, sino desde mucho tiempo atrás. Ahora bien, entiéndase por víctima toda persona o entorno familiar cercano que de manera individual o colectiva haya sido afectada por un acontecimiento traumático, haya sufrido daños, lesiones físicas o mentales, afectaciones psicológicas, pérdida financiera, menoscabo de derechos fundamentales, como consecuencia de violaciones al Derecho Internacional Humanitario, de conductas legales o ilegales que afecten a la persona o personalidad, de acciones de sí mismo o de la comunidad.
La mujer como parte activa del enfrentamiento y de la construcción de paz
La intención de este texto es analizar cómo la mujer ha ido asumiendo nuevos roles en el conflicto armado, dejando de lado su estatus de víctima directa e indirecta y tomando protagonismo en diferentes escenarios como el social, el bélico y el político. Para abordar lo anterior, se plantea la cuestión: ¿En qué medida el conflicto armado colombiano ha llevado a la mujer a asumir nuevos roles dentro de la sociedad? A la que se responde proponiendo que el conflicto armado colombiano ha dejado una marca en las mujeres que las ha llevado a asumir nuevos roles dentro de la sociedad. Por un lado, como miembro activo, ciertas mujeres han ido asumiendo un papel importante en el enfrentamiento, tanto armado como ideológico, lo que ha fortalecido la participación y el empoderamiento de las mujeres en la sociedad colombiana. Por otro lado, las mujeres se han empoderado convirtiéndose en constructoras de paz en las diferentes esferas de influencia, a saber, la social, política y familiar.
Para el desarrollo de lo planteado, se aborda el rol de las mujeres desde dos perspectivas: el de las mujeres como miembros activos de enfrentamientos y el de las mujeres como protagonistas en la construcción de paz.
El primer grupo se divide en mujeres como combatientes y mujeres como luchadoras ideológicas. El primero comprende como ejemplo los casos de Sandra, una joven artillera, radista y enfermera de las FARC, de Francelina y de Elda Neyis Mosquera Alias “Karina”. Es importante mencionar que en este punto sólo se analizan casos de mujeres de las FARC, porque el rol que desempeñaron las mujeres dentro de las AUC fue más cercano al de relacionista pública que al de combatiente, mientras que las mujeres de las FARC si tuvieron un rol de combatientes y algunas lograron ascender hasta mandos medios (Hoyos, 2013). En cuanto a las mujeres como luchadoras ideológicas, se incluye en ejemplo de Congresistas, miembros de los grupos armados o periodistas que han luchado ya sea porque están a favor del conflicto o porque desean que éste acabe, dentro de los que se encuentran los casos de Nohora Stella Tovar, Senadora del Centro Democrático, Mariana Páez, única mujer guerrillera incluida en las negociaciones de paz del Presidente Andrés Pastrana, Eleonora Pineda, Representante a la Cámara en el año 2002 condenada por nexos con las AUC.
En el segundo grupo se analiza el ámbito familiar, teniendo como eje fundamental las madres jefes de hogar, basado en el ejemplo de más de 600 mujeres de Nariño. Luego se estudia, el ámbito social comprendido por las organizaciones de la sociedad civil como lo son la Ruta Pacífica y la Organización Femenina Popular (OFP), organizaciones que buscan la reconciliación y la reconstrucción del tejido social. Y finalmente, se estudia el ámbito político alrededor de todas aquellas mujeres que han logrado incidir en la agenda pública del país con su sentido de construcción de paz sin impunidad o de lograr una paz resuelta por la vía negociada como es el caso de Piedad Córdoba, Paloma Valencia y Alias “Karina”.
El fin de la victimización sistemática
Como conclusión, el trabajo muestra que el conflicto armado colombiano ha llevado a la mujer a asumir nuevos roles dentro de la sociedad, en la medida en que, las mujeres no se presentan desde una posición victimizante, sino que emergen con sus capacidades para afrontarla con un papel activo como combatiente al interior de los grupos armados, como líder en la esfera política o como constructora de paz.
En este sentido, para varias mujeres la guerra fue el detonante para que incursionaran y participaran de manera activa en esferas sociales y políticas que hasta entonces les habían sido negadas, por lo que representa el surgimiento de nuevas líderes en la sociedad. Esto les ha permitido consolidar procesos organizativos y empoderarse para algunas convertirse en sujetos sociales de derechos, y otras en sujetos transformadores reconocidos en la sociedad. Lo anterior no quiere decir que la mujer no siga siendo víctima puesto que Colombia es una sociedad machista y patriarcal en la que la mujer es considerada inferior y donde el hombre es quien manda tanto al interior de la familia como en la sociedad y la política.
Para finalizar es necesario reflexionar sobre que un cambio de mentalidad y de cultura donde se propenda por la igualdad y la equidad de género para desvirtuar la sociedad patriarcal que por años ha afectado a la mujer colombiana y que al igual que los hombres ha tenido un protagonismo tanto en la creación del conflicto como en la construcción de la paz.