29 de julio de 2015
Estrategias culturales en pos de la comunidad
Por: Adriana Rodríguez S.
Pese al balance poco halagüeño que la mayoría de los medios de comunicación registran sobre el desempeño de la alcaldía capitalina, bien vale la pena reconocer el trabajo que se viene desempeñando —en el ámbito cultural y social— en la zona centro y sur de Bogotá. Ejemplo de ello es lo que sucede en el barrio Ramírez; un sector deprimido habitado por recicladores que ha dado un giro importante debido a su voluntad, al empeño, al liderazgo de “Salado” y al apoyo de colectivos como Armemos Parche. Esta es una muestra del cambio social y cultural que poco o nada se reconoce, pero que ha redundado en beneficio de la comunidad.
Activar a la comunidad: esa es la misión
El Instituto Distrital para la protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRÓN) creó estrategias de organización social en la zona centro y sur de la capital. Armemos Parche está compuesta por diferentes colectivos como Golpe de Barrio, Mute y La Redada. Cada uno de ellos se encarga de un trabajo preciso frente a la comunidad.
Golpe de Barrio trabajó en la recuperación del parque “La Carbonera” en la localidad de Bosa. Fue una tarea conjunta con la comunidad —niños, jóvenes y adultos— y con el grupo “Arquitectura Expendida”, quien se encargó de planificar la recuperación de la calle 55 sur con Av., Ciudad de Cali —intransitable y llena de escombros— La cultura del rap y el hip-hop fueron el punto de encuentro que hallaron los diferentes “parches” o colectivos para motivar, estimular o activar a los habitantes del sector. Hoy día, además de la recuperación del parque, Golpe de Barrio continuó de la mano con la comunidad, a través de talleres de pintura, baile, festivales de hip- hop e iniciaron un proyecto de economía viable con el apoyo de las madres cabeza de familia del Sena. “El proyecto consiste en crear una línea de ropa, que puede ser decorada y comercializada por la comunidad. Esa es una opción. Lo ideal es que la comunidad sea capaz de generar sus propios ingresos y mantenerlos”, dijo Javier González, integrante del IDIPRÓN al Libre Pensador.
Por su parte, el parche Mute — un movimiento de unidad territorial y del espacio público— trabaja para que la comunidad se apropie de su espacio y se haga responsable de él; mantenerlo limpio, sin escombros, seguro, agradable son algunos de los propósitos que tiene como norte este grupo. En ese orden de ideas, La Redada se encarga de articular el trabajo colectivo de los individuos en temas culturales, artísticos, sociales y políticos.
Ramírez: un sueño que se hizo realidad…
En la calle primera con carrera 1 este un sueño se hizo realidad: un parque infantil en un territorio de nadie, pero que ahora está cargado de identidad: la misma de sus pobladores en un barrio subnormal llamado Ramírez. En enero el líder de esta comunidad de recicladores— “Salado”— se propuso cambiar su mundo humano vital: le planteó a La Redada, de Armemos Parche, su proyecto de crear un parque. “Iniciamos sin tener claro hacia dónde íbamos, sabíamos que queríamos habilitar un espacio para los niños. Nuestros encuentros con la comunidad se realizaban una o dos veces a la semana, y entre charla y charla, entre puntilla y madero nació el barco pirata “William”. Pirata porque es un parque en un asentamiento humano ilegal. Así que a todos nos pareció bien y en el transcurso de menos de seis meses, los sueños empezaron a navegar”, comentó Javier González al Libre Pensador.
Son muchos los líderes que estaban detrás de esta embarcación: “Salado” se encargó de movilizar a la comunidad, de conseguir las llantas, los maderos, sogas, los rodaderos… todo lo que hacía falta. Dilan, por su parte, se concentró de la parte gráfica, William, otro ingente colaborador, donó su nombre para que el barco pirata tuviese cómo llamarse… William murió en un accidente en moto; por tanto, la comunidad decidió seguirle dando vida a su tripulante… “William, este sigue siendo tu territorio”.
Pero el proyecto no muere ahí. La idea es que ahora se saque un documental, un registro visual de todo el trabajo conjunto entre la comunidad de Ramírez y los jóvenes del IDIPRÓN. Javier González comenta que él es el encargado de hacer esta iniciativa realidad, pero aclara que todo el material audiovisual lo han realizado los niños: “ellos se han apropiado de la cámara y han capturado los momentos que para ellos son importantes”. Además de ello, por medio de talleres, se pretende enseñar a manejar el conflicto, a ayudar a tejer los lazos comunitarios, a buscar cómo se inicia una huerta comunitaria, a reconstruir su memoria histórica y a pensar en proyectos económicos que ayuden al sostenimiento de la comunidad, pues “nos encontramos con un grupo humano que vivía de los escombros que dejaban los camiones en las puertas de sus hogares. Por ello, se les pagaba 20 mil pesos. Esta es una situación que consume a las comunidades a vivir sin sueños, sin derecho a tener proyectos de vida”, agregó González.
Se espera, entonces, que se puedan seguir generando planes que promuevan la transformación de las comunidades más deprimidas, como sucedió en Ciudad Bolívar, con el parche No le Saque la Piedra a la Montaña que detuvo que una empresa minera siguiera explotando las montañas aledañas de esta zona capitalina. Aunque el ideal de los jóvenes que conforman los diferentes parches es seguir trabajando con las comunidades, el año pasado, el Concejo de Bogotá disminuyó en un 50% por ciento los recursos para estos proyectos sociales. “Este trabajo social es vital. Se empodera a la comunidad. Cuando usted escucha sus necesidades y cree en sus sueños, la población se activa, pone a navegar sus sueños, como dice “Salado”. Esperemos que podamos tener continuidad y no dejar en punta lo que ya hemos iniciado”, comentó Javier González. Solo resta que el próximo gobierno distrital no deje a la deriva las ilusiones de la población más necesitada de la capital. Ojalá que los candidatos que se disputan el segundo cargo más importante del país volteen a mirar lo que bien se ha construido en Bogotá. Como dice Armemos Parche “La paz se construye desde lo local”. Pongámonos a tono, señores.