Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

6 de octubre de 2014

Bogota: No deje que los trapitos salgan al sol, arreglelos en casa

Por: Cindy García

Antes de las elecciones presidenciales la contienda política era entre David (Petro) contra Goliat (los intereses privados que cooptaron el Estado), la cual terminó en un David silencioso y rendido ante el poder. Esta contienda ocurrió al rededor de un tema que tontamente usted y yo desechamos, los residuos sólidos en Bogotá. 

El motivo de este artículo no es explicar el por qué de la disputa sino tratar el caballito de batalla del cual muchos hablaban y pocos entendían.  Es común pensar que el tema de las basuras termina en la puerta de la casa, pero de allí al Relleno Sanitario Doña Juana (RSDJ) existe una serie de interacciones entre temas socio-ambientales, económicos, políticos y culturales que de no entender nos van a llevar a creer que la basura es basura y no recurso, y a una verdadera hecatombe en 2021 cuando el RSDJ termine de operar.

 La Basura del, para y por el Desarrollo.

Lo primero a mencionar es que el RSDJ es el reflejo de la ciudad, para no hablar del tipo de basura que le llega diré que es el reflejo de la falta de cultura en temas ambientales. Alguien me dijo una vez que se podía conocer a una familia fijándose en las bolsas de basura, hasta ese momento adivinaba el estrato dependiendo de si la bolsa era Pomona o Surtimax, hoy además del estrato se puede saber que tan culta es, si saca o no una bolsa blanca y otra negra como se supone deberían hacer según el Decreto 564 de 2012 y el Programa Basura Cero.

La basura que esta mezclada, una vez fuera de la casa es objeto de algún reciclador que hace lo posible para sumergirse en ella y salvar a la ciudad sacando el material aprovechable, luego las empresas de recolección (por las que surge la contienda) transportan la basura al RSDJ, allí y con un proceso tecnificado, en palabras sencillas, se dejan al sol, se tapan y se entierran.  Aquí va otro asunto, y es que en Bogotá estamos enterrando lo que para otras ciudades como Oslo es un recurso. En Europa existen tecnologías que permiten el aprovechamiento de los residuos, no solo para el reciclaje sino para la generación de energía, sin embargo en Bogotá (más allá de la planta de Biogás que hay dentro del RSDJ y de algunos pilotos)  el tema parece no aplicar por dos razones: Primero, la gente no separa y el material aprovechable se desecha, y segundo Colombia no tiene tecnologías propias de aprovechamiento ya probadas a gran escala, por lo tanto la esperanza son los extranjeros, quienes tampoco vienen por un tema que nunca pensé que diría y es que las normas no generan los incentivos propicios para su bienvenida.

Un tema fundamentalmente social.

 Ahora bien, los alrededores del RSDJ también reflejan la segregación e inequidad de la ciudad. El ambientalismo tiene una corriente llamada “ecologismo de los pobres”, ésta asegura que existe una selectiva colocación de proyectos con externalidades negativas en comunidades en situación de pobreza. El RSDJ  es un ejemplo de ello, ubicado en las localidades de Usme y Ciudad Bolívar a quienes llegan los impactos directos de tener que recibir toda la basura que produce Bogotá, (6.500 toneladas en promedio) impactos como la aparición de enfermedades respiratorias, dermatológicas, de vectores, malos olores, y la pérdida de productividad del suelo en un área con vocación rural, entre otros. Mas allá de si la UAESP (entidad encargada del tema) tiene la culpa o no -en mi concepto tiene una deuda histórica con la comunidad- lo cierto es que esta zona de la ciudad es tratada como la caneca de Bogotá y a nadie le importa porque para muchos, allí no hay nada que perder. En lo anterior todos tenemos culpa, o ¿quién de Cedritos o San Cristóbal se fue a Ciudad Bolívar en 2005 a apoyarlos en la movilización comunitaria que tuvieron que hacer para exigir acciones compensatorias?. El asunto es que los Bogotanos, respecto al tema de las basuras, seguimos segregando y postergando las inequidades de esta población que por casi 30 años ha resistido en el olvido nuestro elevado ritmo de consumo.

La gestión de los residuos termina siendo un tema urbano interesante, que para el caso de Bogotá esta urgido de acciones de política estatal y de la ciudadanía. Quedan solo 6 años de vida útil del RSDJ y no hay otra opción donde depositar los residuos, así que de manera general hay tres acciones en las que todos nos deberíamos encaminar por mas nerd o hippie que le suene, 1) reducir nuestro consumo 2) separar las basuras y 3) encontrar alternativas para el aprovechamiento.

Para finalizar dos cosas, la primera es que gestión de residuos es un servicio publico interesante, requiere de presupuesto para desaparecer lo que usted no quiere ver. Y lo segundo, como ya dije, es el reflejo de una sociedad, lastimosamente al RSDJ no llegan dólares ni pesos, ni goles ni trofeos, ni siquiera votos, mayoritariamente llega lo que todos escondemos, así que a la próxima vez que saque la basura, no se lave las manos,  ábrala y mire qué hay, no deje que los trapitos salgan al sol y arréglelos desde la casa, empiece a separar, los recicladores de oficio, la comunidad de Ciudad Bolívar y Usme se lo agradecerán.

Recomendado:

BBC – Oslo necesita basura