Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

15 de enero de 2017

Ser voluntario: una escuela para dejar huella como Externadista

Por: Carolina Díaz Higuera

Tener la oportunidad de trabajar con y para la comunidad es un reto al que extrañamente muy pocos colombianos se apuntan. ¡Inténtalo! Al hacerlo, se logra experimentar esa sensación inefable de todo lo que se recibe al dar. Más aún, posibilita no solo perfilarse como profesional, sino que nos hace mejores seres humanos.  Desde que entramos a la universidad, directivas y docentes nos insisten en que nuestro objetivo, como profesionales egresados de la Universidad Externado de Colombia, es generar espacios adecuados para la inclusión y el desarrollo del país.

El sello es la libertad en el actuar, con responsabilidad de las consecuencias. Para ello, siempre insisten en fortalecer nuestras habilidades y competencias de la mano con quien pueda necesitarlas. Una educación integral, donde se identifican talentos por explotar y pensamiento crítico para aportar a la gente y al país. Estas son lecciones que se pueden recibir en las aulas y en otros territorios que hacen parte de nuestra vida diaria. Por eso, la universidad ofrece no solo el conocimiento académico, sino que también brinda la posibilidad de acercarnos a la realidad que nos circunda. Por ejemplo, se pueden realizar prácticas de voluntariado, donde se cuenta con una variedad de opciones. Los estudiantes podemos escoger entre una gama de organizaciones sociales, según nuestros hobbies e intereses profesionales. Es una manera de emplear el tiempo participando activamente en la sociedad.

“Mi voluntariado: ser y existir” 

Ser voluntaria es una oportunidad que me ha permitido no solo conocer dos grandes organizaciones como son la Cruz Roja Colombiana y la Parroquia del barrio Egipto, sino contar con nuevos aprendizajes empíricos. Mi primera experiencia, la tuve al ser parte del proyecto “Libro Memoria” y “Clubs de Convivencia”, de Juventudes Cruz Roja, donde fui voluntaria con niños y adolescentes en alta condición de vulnerabilidad. Ellos eran desplazados del conflicto interno del país. De modo que, el desempeño en terreno, me permitió acercarme a la comunidad para brindarles una oportunidad lúdica y creativa que les permitiera reconstruir su propia memoria histórica. No obstante, como el dar se trata de recibir, debo anotar que pude aplicar mis conocimientos estructurando metodologías de identificación de necesidades, en grupos poblacionales, y en evaluación de proyectos sociales, especialmente en términos del impacto en el tejido social.

Mi segunda experiencia, en la Parroquia del barrio Egipto, la tuve al ser parte del proyecto de la biblioteca, en la cual la Universidad Externado de Colombia juega un papel crucial. En las tardes acuden, a la biblioteca de la parroquia del barrio Egipto, niños y niñas que habitan en las calles aledañas a la iglesia. Ellos también están en condiciones de vulnerabilidad por las condiciones socioeconómicas del sector. Por eso, para ayudarlos a encausarse, un equipo de estudiantes de diversas facultades de la Universidad, los apoyan con actividades de refuerzo escolar. Mancomunadamente, habitantes del barrio, maestros y voluntarios hacen actividades de integración para crear confianza y construir tejido social: hay cursos de capacitación para desarrollar habilidades manuales, de emprendimiento, además de acompañamiento psicosocial. El gran regalo de esta experiencia fue, notar por primera vez, que cada día se aprende algo nuevo de los niños. No es tarea sencilla ayudarles a descubrir su papel en el mundo y a que se desarrollen como ciudadanos; pero al lograrlo, la satisfacción supera las expectativas de hacer voluntariado solamente para ayudar. Desprevenidamente, podría decir que poco pude aportar de mis habilidades y competencias profesionales. No obstante, al considerarlo se advierte que la posibilidad de hacer propuestas, de plantear modos o maneras de organización y brindar opiniones para gestionar casos, es resultado de la formación académica recibida en la facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales (FIGRI).

Atrévete a ponerte en los zapatos del otro

ioana-casa-b-2-2016

En uno u otro caso, el programa de voluntariado que dirige la profesora Margarita Marín, da la posibilidad de esas gratificantes enseñanzas. Más aún, permite conocer una cantidad de personas de distintos semestres, facultades e incluso de otras universidades. Así se construyen nuevas amistades no solo con la comunidad externadista, sino con la sociedad bogotana.

En el programa de voluntariado de FIGRI, hay más de veinte organizaciones. He nombrado las dos en las que he realizado mi voluntariado y en las que con él, he podido ser parte de la extensión de FIGRI en Bogotá. También están: Reingeniería de Corazones (Redcuna), la Fundación Egipto con Futuro, el Proyecto Casa B, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la Confederación Colombiana de ONG (CCONG), CISV-Colombia, TECHO, la Fundación Paz & Reconciliación, la Fundación Cerros de Bogotá, la Red de Educación Popular entre Mujeres de América Latina y el Caribe (REPEM), Populus Proyectos Comunitarios,  la Red Nacional de Programas Regionales de Desarrollo y Paz (Redprodepaz), AIESEC, Vive Bailando, Partners of Americas, pero la lista de opciones crece semestre a semestre.

Estas posibilidades de realizar voluntariado no son tan nuevas como algunos pensarían. De hecho, el Programa de Voluntariado FIGRI ya está próximo a cumplir sus primeros cinco años. Otro ejemplo, es la labor social emprendida hace más de dieciocho años por el profesor Manuel Rojas, desde la facultad de Administración de Empresas, quien ha fomentado diversos proyectos de acompañamiento social, económico y empresarial, en el barrio que colinda con la Universidad. Con el apoyo de varios estudiantes organiza vacaciones recreativas, proyectos de emprendimiento (como “Mano Papel”) y, más recientemente, el proyecto turístico y de senderismo urbano que adelanta para los jóvenes del barrio. La propuesta es que ellos pasen de pandilleros a guías para viajeros y extranjeros, en la histórica Candelaria.

Populus Proyectos Comunitarios, ha estado integrado al Programa de Voluntariado, desde el inicio. Esta es una Entidad Sin Ánimo de Lucro (ESAL), a la que pertenece un egresado FIGRI: Andrés Bodensiek. Una experiencia que inició como un colectivo de arte urbano (“Revelarte”) que operaba en la localidad de Usme, como resultado de una convocatoria para pintar murales, en el barrio Juan Rey. Fue el liderazgo comunitario sumado a la multidisciplinariedad de los voluntarios lo que posibilitó la realización del proyecto: “Muestra rodante de Cine y Comunidad”. Este proyecto ofrece cursos de producción audiovisual en diferentes barrios, para armar parches audiovisuales que enseñan lo básico para la producción de cortometrajes. De esta manera, se empodera a chicos y grandes para que de manera conjunta cuenten las historias de sus barrios. Una actividad que con mucha creatividad y algo de talento, puede ser apoyada por un voluntario FIGRI y dejar la huella para el desarrollo comunitario.

Una de las organizaciones que está cerca de la Universidad y en el corazón de muchos voluntarios FIGRI es Casa B, un proyecto de barrio para recuperar un territorio de tradición y cultura popular. Estudiantes nacionales y extranjeros comparten su tiempo libre con chicos, jóvenes y adultos en una cine-huerta, desarrollan habilidades artísticas (teatro, danza y música) y realizan actividades deportivas para aprovechar los tiempos de ocio de la comunidad barrial. Allí, ser voluntario es una diversión donde el talento de los habitantes de Belén se conjuga con las competencias y habilidades de los futuros profesionales de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.

El estudiante que esté leyendo estas líneas, puede pensar en la carga académica de una carrera como la de Gobierno y Relaciones Internacionales e incluso como la de Finanzas y Relaciones Internacionales y considerar imposible realizar una experiencia como esta. Pero es posible. Es una oportunidad que todos debemos darnos. La posibilidad no solo de aplicar nuestros conocimientos, sino realmente de aprender y entender las dinámicas del mundo real. Además, hoy por hoy las compañías y las entidades del sector público, que están comprometidas con la responsabilidad social, buscan que sus trabajadores sean solidarios.

¡Anímate, vamos a construir paz en un país diferente!