27 de abril de 2016
Poesía que conmueve
Por: Yesed Gómez.
Se ha intentado definir poesía desde la época de Homero con la creación del poema épico “La Ilíada”. Empero, a lo largo de la historia, cada época, cada autor, define poesía basándose en su cultura, filosofía y ubicación en la línea del tiempo. Por ende, existen diferentes puntos de vista acerca de la definición de poesía, en el cual, poetas como María Victoria Atencia la definen como lo más hermoso y bello en el mundo de las letras. Por otro lado, Luis Borges nos vende la idea de que por poesía se puede vivir. Y Antonio Gamoneda nos dice que la poesía no tiene ninguna práctica, solo intensifica la conciencia, esta sea quizá su única utilidad.
Sin embargo, sigue siendo el concepto de poesía, algo completamente subjetivo y abstracto, donde la perspectiva del individuo afecta completamente el concepto. Ahora bien, a grandes rasgos en el común colectivo, la poesía la definen como un sentimiento, una conexión con la divinidad de la esencia del ser humano, donde aún existen personas que la siguen rescatando, a través de su práctica y difusión. Como lo realizó el poeta Fernando Beltrán, el cual tuvo la iniciativa de crear una biblioteca poética que supera hoy los ocho mil volúmenes, y al mismo tiempo, premia otras campañas a nivel global, como el programa cultural de España “La estación azul” o el Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Este último es realizado a nivel nacional, donde se ha consolidado a lo largo de 20 años, como un ente de manifestación poética, al cual se le han otorgado importantes condecoraciones. Asimismo, en Colombia existen otros promotores de poesía, como los son el Festival Internacional de Poesía en Pereira. Este nació como un programa extraacadémico de la Universidad Tecnológica de Pereira, que ha llegado a consolidarse como semillero de investigación. Por su parte, en Bogotá el Festival Internacional de Poesía, promovido, en un principio, por la escritora Mariana Mercedes Carranza, nació como un reconocimiento a los poetas colombianos tanto vivos como muertos, en donde todos los años se hace mención a uno de ellos, con la publicación de una de sus obras en una cartilla que circula entre los invitados nacionales e internacionales, en los que sobresalen autores como José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde o Gonzalo Rojas.
Sin embargo, pese a estar convocado por Corpoulrika, una revista que quiere rescatar la poesía, y apoyado por el Ministerio de Cultura, además de entidades como Filbo, Universidad Pedagógica Nacional, Universidad de la Salle y la decanatura cultural de la Universidad Externado de Colombia, entre otros, la difusión de estos eventos no es suficiente. Muchas personas no se dan por enteradas de la existencia de estos eventos culturales que, por demás, son reducidos, por consiguiente las personas amantes de la poesía están en vía de extinción de no ser por estos festivales, que le dan un respiro a este género literario.
Ahora bien, considero a la poesía como una manera de ocio, además de ser una de las tantas maneras de expresión y liberación; por ende, apoyo a todos estos eventos promotores de poesía. Sin embargo, como se mencionó en el inicio, la poesía es algo subjetivo y considero que esta ha venido evolucionando, al mismo tiempo que avanzan las décadas. Hoy, desde mi parecer, hay diferentes subgéneros como son las rimas y escritos “callejeros” –claro está, unas más elaboradas que otras- con un mensaje profundo capaz de remover la conciencia de las sociedades con frases como “Si no existieran colores el hombre sería racista por los olores”. “Erase que se era. – El Chojin” o “He visto el presente a mi lado pasar de largo… He llorado sangre escribiendo un pasado amargo… y “En la cuerda floja- Nach”. Estas, a pesar de que no son poesía tradicional —sin intención de compararlas— cumplen una misma función de expresión. Se ha venido ganando su lugar entre las sociedades, aunque para algunas personas sea algo controversial.
A pesar de esto, no es la primera vez que sucede este tipo de cambio o desarrollo que, para muchos, puede considerarse la involución de la poesía. Por ejemplo: podemos volver a la década de los 50, en donde el rock era considerado —al igual que el rap hoy— una mera expresión de rebeldía de los jóvenes de la época que, además, se asoció con el vandalismo. Varias décadas después, muchas de esas melodías son consideradas joyas musicales, piezas de poesía que no tienen valor. Y pasan los años, y hoy al rock se la aúnan varios subgéneros como lo es el rock cristiano. Así que si se trata de poesía, podría decir que esta se encuentra en los lugares poco comunes, alejados de casas de poesía: en las paredes de mi barrio, debajo de un puente, en algunos diálogos de una película, en el nombre de una obra pictórica, en las palabras de regaño de mi mamá y, por qué no, hasta en los comentarios de un trabajo de un profesor, porque sencillamente, para mí la poesía es la más sincera forma de expresión que me conmueve…