11 de diciembre de 2014
Liga Postobon: Premiando la mediocridad
Por: Diego Nicolas Salamanca
El formato de la Liga Postobón y del fútbol profesional colombiano, en general, es flexible en cuanto al nivel deportivo y permite que equipos que no alcancen un nivel competitivo tengan posibilidades de lograr éxitos. Por otro lado, los intereses de grandes empresas encargadas de la publicidad y la transmisión del torneo (que pudimos observar la semana pasada con la puja entre Bavaria y Postobón), hacen más profundo el problema, ya que las autoridades del fútbol se ven obligadas a continuar con este formato de torneo para satisfacer dichos intereses extradeportivos.
La decepcionante participación de los equipos colombianos en la Copa Total Sudamericana (salvo la destacable actuación del Atlético Nacional) es un esbozo de la actualidad de nuestro fútbol. El nivel del torneo es bajo desde los escenarios deportivos hasta los procesos administrativos de los clubes, pasando por todo lo estrictamente relacionado con el fútbol.
En consecuencia, es pertinente llamar la atención sobre el nivel del fútbol local y analizar cómo el formato del torneo permite que un equipo que esté en la mitad de la tabla en la fase regular, pueda terminar siendo campeón con una buena racha de partidos y, a su vez, estudiar la manera en la que influye el hecho de que no se fomenten ni se respalden los procesos en los resultados que están teniendo los equipos a nivel internacional.
Un torneo para cualquiera: quedar de octavo es bueno
Millonarios, por ejemplo, está teniendo un semestre deportivamente nefasto. Marcha en la posición 15 entre 18 equipos que conforman la Liga Postobón, quedó afuera de la Copa Postobón en fase de grupos y de la Copa Total Sudamericana en primera ronda ante la Universidad Cesar Vallejo de Perú, equipo al que tenía la obligación histórica de eliminar.
Ahora bien, ya se jugó más de la mitad del torneo y recibió 5 goles contra Nacional y 4 contra Santafé y Águilas Doradas y, aun así, conserva intactas sus posibilidades matemáticas de terminar de octavo de la fase regular de la liga y clasificar de esa manera a los cuadrangulares finales.
Un equipo que queda de octavo entre 18, es un equipo de mitad de tabla. Es un equipo que deportivamente está lejos de los mejores. Sin embargo, el formato de cuadrangulares ha llevado a que el octavo puesto sea visto como un puesto bueno. De esa manera, en la medida que un equipo sea capaz de no estar en la mitad baja de la tabla es un equipo que en 8 de cada 9 casos tendrá la posibilidad de pelear por el título en los cuadrangulares.
Por otro lado, el hecho de que el torneo sea semestral reduce aún más la exigencia pues, de resultar un fracaso algún semestre, se sabe que en cuestión de tres meses se estará otra vez frente a los mismos objetivos. Por donde se lo mire, es un auténtico premio a la mediocridad y un incentivo para el abandono de la excelencia deportiva, más cuando es visto desde la posición de un equipo que después de un semestre de ser el mejor en el todos contra todos, tiene que entrar a pelear de igual a igual con tres equipos más para conseguir un cupo en una final, en donde tampoco tiene ninguna ventaja tangible.
Adicionalmente, hay que decir que este formato representa un desincentivo a los procesos deportivos en la medida que por su prontitud, exige resultados demasiado inmediatos que no permiten pensar a largo plazo. Todo esto sin mencionar los promedios del descenso o el sistema de asignación de cupos a copas internacionales, sobre lo cual tampoco hay una coherencia dentro de la organización.
El fútbol en función de intereses comerciales: lo deportivo es lo último
El hecho de que el campeonato colombiano sea de bajo vuelo deportivo está enmarcando en el contexto del fútbol suramericano que no es muy diferente. Los campeonatos por semestres se apoderaron del continente en este siglo y en algunos casos, como el colombiano o el chileno, estos llegaron acompañados de cuadrangulares o playoffs (eliminación directa).
Este tipo de torneos tienen unas causas muy específicas que resultan totalmente ajenas a los hechos deportivos. Vende el hecho de que la mitad de los equipos sigan en competencia hasta las últimas semanas del torneo y que dejen todo en el campo de juego para llegar a la final, así no merezcan estar allí
La realidad es que los multimillonarios contratos de publicidad alrededor del desarrollo del campeonato terminan determinando las dinámicas deportivas del campeonato, no hay manera de que el nivel de competencia no baje en esas condiciones. En definitiva, que cuestiones deportivas terminen siendo determinadas por intereses eminentemente comerciales y económicos deriva en resultados tales como los que están obteniendo los equipos colombianos en la Copa Sudamericana, o como los obtenidos por los clubes del continente en los últimos 7 mundiales de clubes de los que solo han ganado 1.