Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

22 de febrero de 2019

La violencia doméstica requiere de políticas efectivas

Por: Camila Díaz

El abuso doméstico en pleno siglo XXI no ha finalizado, pese a la intervención de las autoridades y entes públicos como comisarías de familia, el maltrato ya sea físico, sexual, psicológico aún siguen en pie. Pese a ello, existen líderes, mujeres que no obstante de haber sido víctimas de cualquier tipo de violencia se han empoderado: no solo han sido capaces de salir de este círculo vicioso, peligroso, sino que hoy emplean parte de su tiempo para empoderar, guiar a otras mujeres en las mismas circunstancias. Esto demuestra la fuerza de un género que se ha estigmatizado como débil.

Qué es y qué pasa con la violencia doméstica    

Según cifras de la ONU, 2017, se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia sexual por parte de una persona distinta de su pareja, en algún momento de su vida. Ahora bien, algunos países han tomado medidas contra la violencia doméstica, pero no han establecido leyes. Es por esto, que muchas mujeres no denuncian, ya que en cierta parte tienen el apoyo de las autoridades, pero no es suficiente porque no tienen la total convicción de qué hacer con el caso y no tomen medidas contra este. Ello genera que las mujeres tengan miedo por las represalias a las que pueda  llegar su pareja al denunciarlo. Además de esto, para nadie es un secreto que pese a las medidas que tomen las autoridades hasta llegar a la parte judicial, la mujer no tendrá estabilidad y tranquilidad.

En Colombia, según cifras de Medicina Legal y la Universidad de la Sabana, la violencia ejercida por parejas, es Bogotá la que lleva la delantera con más de 10.664 casos, seguido de los 4.210 registros de Antioquia. En ambos se presentó un incremento entre 2015 y 2016. Con respecto a lo anterior, las cifras de abuso doméstico no terminan, cada vez los casos encontrados son terroríficos, ya que las mujeres al guardar silencio y no denunciar permiten que su pareja las siga agrediendo y que a medida que la mujer tolera dichos maltratos, provoca que se aumente la agresión. Cabe aclarar, que hay diferentes tipos de maltratos, como el físico, el cual incluye golpes, patadas, fracturas, heridas; con el fin obligar a la pareja hacer lo que desea. En la misma línea, se encuentra el maltrato sexual, que exige tener relaciones sexuales sin el consentimiento de la otra persona. También está el maltrato psicológico, que provoca desvalorizar y ridiculizar a la pareja haciéndola sentir mal y con bajo autoestima, como lo señala el portal Violencia doméstica.

Mujeres que salieron de la pesadilla

Sin embargo, hay mujeres que decidieron acabar con esa tortura y maltrato. Ellas han creado fundaciones, con el fin de ayudar a las demás mujeres a no dejar que su pareja las siga maltratando, torturando y decidan cambiar su vida. Ejemplo claro de ello, es la Fundación Ana Bella en España, creada por una mujer que, pese a tantos años de estar casada, decide cambiar su vida de maltrato y no darla por perdida. Dicha institución, busca que las víctimas por violencia doméstica tengan la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida:  gestionan un trabajo digno para que tengan una estabilidad para salir adelante y no dar un paso hacia atrás, han formado una red de apoyo, no solo en el país ibérico, además en África y América Latina.   Cabe resaltar, que esta fundación ha logrado que las mujeres se empoderen de sí mismas y rompan ese silencio que por años las ha perturbado, porque no merecen ser maltratadas.

Es lamentable ver que muchas parejas sufren a diario este tipo de maltratos y que, pese a las alternativas como fundaciones, centros de apoyo y las autoridades no es suficiente para que la mujer hable y se libere de ese tipo de panorama. El miedo, la inseguridad y desconfianza causada por una pareja genera que las mujeres no tengan otra opción que seguir al lado de la persona y no se separan. Se ha llegado al punto de, incluso, matar a seres queridos o a las mismas mujeres, solo porque un hombre se siente con “la autoridad y poder” que la sociedad misma se ha encargado de impregnar en ellos. No se puede seguir con esta idea de que el hombre manda y tiene el poder para hacer lo que desea, es necesario cambiar esa perspectiva y sobre todo valorar y no ver a la mujer como un objeto, del que se abusa y reprime desde tiempos históricos. También es claro que depende de nuestro género apoyarnos y darnos el lugar que merecemos en todos los ámbitos de la  sociedad, como lo hizo Ana Bella.

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