30 de julio de 2014
Hambre en África, ¿hambre en Colombia?
Por: Mónica Olmedo
Según la ONU para 2013, 842 millones de personas sufren de hambre en el mundo. Los Objetivos del Milenio (ODM) plantean el reto de disminuir a la mitad la población que padece hambre en el periodo comprendido entre 1990 y 2015. Se acerca el vencimiento del plazo, la situación ha mejorado pero no es la esperada.
Cuando se hace referencia a este problema, en general la primera imagen de referencia, con justa razón, será el continente africano. Con una participación menor en el total, América Latina reporta 47 millones de personas sufriendo de hambre, la región tiene los recursos necesarios para suplir las necesidades de toda la población, la dificultad está en el acceso a ellos. Colombia no es la excepción al problema, el hambre existe en el país ¿Qué pasa entonces en Colombia?
Mejora pero no es suficiente
Respecto a los objetivos del milenio, el país no cumple aún con la meta (ODM), 16 países latinoamericanos ya lo lograron. Para 2013, el 10,6 % de la población sufre de hambre según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El 3,4% de menores de 5 años sufre de desnutrición. Los índices son bajos y el país ha mejorado pero no es suficiente.
Es necesario tener presente la historia de violencia que ha generado la crisis humanitaria más prolongada del continente. Colombia ocupa el primer lugar en número de desplazados internos en el mundo, consistentemente, el país tiene altos niveles de pobreza y desigualdad. Estos, son factores trascendentales a la hora de determinar el nivel de inseguridad alimentaria al que se enfrenta la población.
La situación hacia afuera no es la mejor, adentro, el desconocimiento de los colombianos sobre el hambre en el país genera cierta inmovilidad política. Actualmente hay municipios en los que el agua potable no es una realidad cercana, y poblaciones con altos niveles de desnutrición, en especial, la población indígena.
¿Cuál es la realidad?
Es claro que para atender a la situación de forma eficiente, se requiere compromiso político y acción publica, es importante que la población en general sea consciente de la situación.
Los indicadores de pobreza del gobierno están en un 34%, la línea de la pobreza se encuentra en ingresos menores de $190.000 al mes. Una gran proporción de la población vive bajo situaciones de hambre y pobreza, el nivel de indigencia asociado a la pobreza extrema ronda el 18%. Estas cifras no son generalizadas, en el país hay brechas entre las áreas rurales y urbanas así como entre regiones siendo las más afectadas la Costa Atlántica y la región Pacifica.
La población indígena vive situaciones bastante críticas, la etnia Wayuü carece de sistemas de acueducto dificultando la crianza de animales y el cultivo, el sistema no es auto sostenible.
El gobierno ha adoptado programas como: Familias en Acción, el programa de restaurantes escolares y desayunos infantiles del ICBF y la Red de Seguridad Alimentaria, estas medidas se han adoptado desde 2008. No obstante, su efectividad es limitada, se configuran como soluciones a corto plazo.
Siendo conscientes de la realidad colombiana ¿Cuál es la solución?
¿Soberanía alimentaria?
Es evidente que una comparación entre la situación de Colombia y la situación de un país africano, con los mayores índices de hambre en el mundo, sería sobredimensionada. Pero, es posible que su experiencia prevenga al país de cometer errores que conlleven a agravar la situación. En especial, en lo que se refiere a la soberanía alimentaria.
“Sin alimentos no es posible que haya paz duradera, democracia, ni desarrollo”, dice el Programa Mundial de Alimentos. Bajo esta consigna, en varias ocasiones el gobierno se ha pronunciado asegurando que el país “esta blindado contra la escasez alimentaria”, la firma del TLC con Estados Unidos ha cuestionado la estabilidad que se presume.
Colombia es un país con un sector agrícola bastante importante. Según el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obsán) de la Universidad Nacional, el desabastecimiento de alimentos ronda el 57.5% y se agrava aun mas con el TLC firmado con EE.UU. El panorama incluye desaparición de sectores agrarios, dependencia de productos importados y la disminución de la calidad de la nutrición de los colombianos.
El gobierno no cuenta con estrategias para fomentar la tan reclamada soberanía alimentaria, que se refiere a la capacidad del Estado de establecer sus propias políticas agrarias y alimentarias. Evidentemente, el TLC con EE.UU reduce la autonomía del país. El país recibirá toneladas de alimentos y exportara una menor proporción, las condiciones propician una competencia desventajosa para los agricultores colombianos.
La calidad de la nutrición disminuirá, al entrar productos estadounidenses al país las personas tenderán a consumir lo que se ofrece a menores precios, que en la mayoría de los casos serán los productos importados. Entonces en un futuro ¿los “beneficios” del TLC y de la política agraria del país nos llevaran a comparaciones justas con países africanos?
Recomendados:
Revista Semana – “reducir 1% la desnutrición baja 4% la pobreza”
UN periódico – TLC con EE.UU. amenaza la seguridad alimentaria y nutricional