Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

22 de julio de 2014

Elecciones parlamentarias 2014: ¿Legitimidad y Democracia?

Por: Viviana Reyes Garzón

El panorama electoral, producto de las pasadas elecciones celebradas el 9 de Marzo a lo largo y ancho del país, da lugar a una serie de dudas encaminadas hacia la calidad de las elecciones y sus resultados. Dudas que podrían condensarse en la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto fueron legítimos y democráticos los resultados de las elecciones? 

Hay varios factores que podrían reflejar un carácter legítimo en las elecciones pasadas, entre los que se destacan la magnitud del voto en blanco. Si bien el voto en blanco no alcanzó los efectos esperados, constituyó una porción significativa del censo electoral (en Senado más de 650.000 votos equivalentes al 5.33% y en Cámara 6.32%). A partir de estas cifras, se puede dar una lectura de la conducta del elector que lo llevó a votar en blanco. Por un lado, se puede afirmar que dichos electores expresaron su desacuerdo hacia la labor desempeñada por la clase política, de ahí la emisión de este voto “protesta”. Por otro lado, se puede apreciar el hecho de que los ciudadanos, en lugar de sumarse al abstencionismo, manifestaron un interés por expresar su descontento en las urnas: es decir, al interior del sistema político.

¿Ingobernabilidad o pluralismo?

Entre otros factores que pueden ser útiles para determinar el nivel de legitimidad dentro del marco que comprende todo el proceso electoral, se debe tener en cuenta la diversidad partidaria que quedó posicionada en el congreso de la República, y sus colores ideológicos, lo que permitiría la ocasión a un aire de ingobernabilidad, debido a la dificultad potencial que tendrían los partidos para lograr un consenso en las decisiones a tomar. Sin embargo, esa ingobernabilidad es contrarrestada por las coaliciones existentes entre partidos y sus posibles alianzas. En este orden de ideas, es necesario referirse a las curules alcanzadas por la alianza del Gobierno en su conjunto, la denominada Mesa de Unidad Nacional: el partido de la U, el partido Liberal y Cambio Radical. Cifra que, comparada con los demás partidos, permite catalogarla como la gran ganadora de la contienda electoral. Por otro lado, es importante resaltar la fuerza de oposición al gobierno desde la misma derecha, en este caso auspiciada por el Centro Democrático, el cual logró 19 valiosas curules. Ahora bien, en cuanto a la izquierda colombiana encabezada por el Polo democrático, se podría pensar que quedó debilitada por haber perdido 3 curules (con respecto a las elecciones pasadas), sin embargo el renacimiento de la UP tras lograr la devolución de su personería jurídica, proporciona una dignificación a la izquierda, la cual sin duda fortalecerá la gestión conjunta de la izquierda en cabeza de los 5 senadores del Polo y tal vez del partido ASI (Alianza Social Independiente) por sus ideologías de centro izquierda.

Finalmente, haciendo referencia a los puntos a favor de la legitimidad y la democracia, es clave mencionar que la mayoría de los partidos en el Senado están a favor del proceso de paz, lo cual facilitaría un apoyo desde el congreso a los acuerdos negociados por el gobierno en la Habana. Apoyo que se podría traducir en una legitimidad más fuerte al proceso de paz, y a la consecución más eficiente de los objetivos propuestos con este proceso, pues se entendería que el congreso trabajará de la mano del gobierno, claramente sin contar con el aval del Centro Democrático.

La legitimidad en tela de juicio

Una vez expuesta la favorabilidad a la legitimidad, es necesario hacer lo mismo con los factores que no reflejan la coherencia con el concepto de legitimidad. Empezando con la “personalización del voto”, el cual tuvo resultados bastante exitosos. Para nadie es un secreto que el partido del ex presidente Álvaro Uribe, consiguió la mayoría de sus votos por la figura que representa Uribe para los colombianos, y aunque una persona puede contar con tantos seguidores, lo que es cuestionable para nuestra democracia es el hecho de que la lista sin voto preferente logre posicionar a 18 senadores más, que no fueron elegidos directamente por los electores. En efecto, en la memoria de varios colombianos solo aparece Uribe y su candidato presidencial haciendo campaña política. Esto puede tener un aspecto contra la democracia y la legitimidad de un congreso, en el cual cada uno de los senadores fue electo directamente por el electorado, a través del voto preferente.

Otro tema que pone en riesgo la legitimidad del congreso, es el nivel de abstencionismo que se presentó en las elecciones pasadas. Pues bien, el abstencionismo en estas elecciones fue del 52% del censo electoral. Las causas del abstencionismo podrían encontrarse fácilmente en las sillas vacías, pérdida de investiduras, sanciones, la parapolítica y corrupción que caracterizó la gestión del congreso de los últimos años. Claro está, que no sería justo totalizar, sin embargo los pocos que se salvan de no haber caído en alguno de estos desatinos son muy pocos. Pero en definitiva, la cifra del abstencionismo en las urnas es bastante escandalosa y preocupante para un país que se envanece de ser una democracia sólida.

La registraduría en el ojo del huracán

Finalmente hay otros dos temas, que sin lugar a dudas empañaron las elecciones: el supuesto fraude electoral y la gestión de la Registraduría Nacional. Respectivamente, el fraude electoral acuñado por el Centro Democrático, el cual argumentó haber conseguido votos en lugares en los que no tenía listas inscritas. Adicionalmente, está claro que el partido de la U no hizo una gestión tan transparente en cuanto a su propaganda política, en la cual se aprovechó el hecho de que Uribe en su momento fuera militante de dicho partido. Lo que podría pensarse le sirvió para hacerse a unos cuantos votos. Por último, se podría pensar que el tarjetón electoral fue muy complicado para votar y que hubo una falta de pedagogía por parte de la Registraduría, lo que finalmente se pudo traducir en el 10.41% de los votos nulos.

En conclusión, el voto en blanco, el pluralismo político, el renacimiento de la izquierda, el favor  en su mayoría del congreso electo hacia la paz, la personalización del voto, el fraude electoral y la gestión de la Registraduría, constituyen temas que ponen en tela de juicio el carácter legítimo y democrático de las elecciones de congreso del 2014.

FUENTES RELACIONADAS

kienyke.com – Minuto a minuto: Colombia elige Congreso de la República 

kienyke.com – Así queda el nuevo Congreso de la República

Semana.com – Abstencionismo, otra vez protagonista

Semana.com – Dolorosas historias de votos y sangre

Pulzo – Centro Democrático tiene razón sobre fraude: le aparecieron votos donde no tenía  listas 

Misión de Observación Electoral – El Congreso de Colombia 2013