Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

22 de febrero de 2019

Cape Down

Por: Nataly Juliette Rodríguez

La sequía en Sudáfrica avanzó a pasos agigantados. Declarado el estado de catástrofe natural más importante de su historia, los habitantes de Ciudad del Cabo están esperando la llegada del ‘día cero’ momento en el cual no saldrá agua de sus llaves. Así se convertiría en el primer lugar del mundo que quedaría sin agua. A raíz de esto, los ciudadanos tendrán una drástica restricción del uso de este servicio, además de una afectación directa en la agricultura y viticultura.

El calentamiento global es un hecho y sus consecuencias están a la vista; sin embargo, no es el único culpable en esta situación. Los conflictos internos entre el Gobierno Nacional Africano, partido dominante en Sudáfrica, y la Alianza Democrática (con una única representación en la provincia Occidental del Cabo), no dejaron avanzar ninguno de los proyectos formulados que pretendían controlar y mantener el funcionamiento de la economía y la actividad ciudadana y, que podrían haber mitigado la sequía extrema del sur de África.

Quién se queda con la pelota

Sudáfrica, por su ubicación geográfica, es propenso a la sequía, aun así, los ciudadanos consumen más agua que en cualquier otro país del mundo; alrededor de 273 litros de agua diarios. A pesar de la advertencia de la crisis promulgada 3 años atrás, este consumo continuó.

Adicionalmente, en el 2007, el Congreso Nacional Africano, que manejaba el gobierno nacional, propuso un plan para asegurar el recurso en Ciudad del Cabo, sin embargo, Helen Zille del partido Alianza Democrática quien actuaba como alcaldesa de Ciudad del Cabo, asegura que estos nunca fueron implementados por disputas políticas entre estos dos partidos.

El gobierno nacional señala a Zille de haber negado el apoyo para la construcción de la infraestructura necesaria mientras la exalcaldesa dice que CNA fue ineficiente, además, los culpa de no haber hecho un uso correcto de su presupuesto a tal punto de no poder emprender la materialización de las plantas desalinizadoras, las cuales habrían permitido hacer frente a la emergencia actual.

Con los conflictos entre los dos partidos políticos sumandos a las soluciones circunstanciales implementadas, que terminaron siendo temporales y al desaforado uso del recurso, la situación por la que esta pasando Ciudad el Cabo era de esperarse.

#Cadagotacuenta

La sequía ha empezado a dejar sus secuelas. Ciudad del Cabo, es la segunda ciudad más importante de Sudáfrica y tiene como principal fuente de ingreso la agricultura, actividad que se ha visto afectada por la dificultad de producción lo que ha generado un aumento en el desempleo, puesto que el oficio ocupa al 22% de los ciudadanos.

No obstante, una vez declarado el estado de catástrofe natural, el gobierno local ha puesto manos a la obra con el objetivo de aplazar la catastrófica llegada del ‘día cero’ y para ello  implementó políticas encaminadas al ahorro del agua, como la restricción de las cantidades de consumo diarias por persona a 50 litros y proyectos para mitigar la escaces, como la construcción de la mayor planta desalinizadora, que suministrará agua a más de 150.000 familias y producirá 10 millones de litros de agua potable diarios.

Por otra parte, la población ha tomado un rol muy importante en la búsqueda del bien común. Por iniciativa popular, se iniciaron planes enfocados a ayudar a las comunidades más vulnerables y fueron creados movimientos tales como #everydropcounts o #cadagotacuenta, maratones como ‘Old Mutual Two Oceans Marathon (OMTOM)’ y donaciones de agua organizadas por movimientos internacionales como Water Shortage South Africa, todo con el objetivo de impulsar y ayudar a los barrios más pobres.

En consecuencia, las medidas adoptadas han mostrado sus frutos. El consumo de agua ha disminuido 526 millones de litros por día generando un entusiasmo en el gobierno nacional y se espera mantener esa tendencia mientras se recibe la primera época de lluvias en tres años.

En conclusión, la sequía de Ciudad el Cabo tiene más de un culpable y pudo haber sido prevenida; sin embargo, un mal común une y la unión hace la fuerza, tanto los dirigentes políticos como la ciudadanía han tomado riendas en el asunto y han logrado posponer el día cero evitando así que la crisis se convierta en catástrofe.

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