15 de julio de 2016
¿ A dónde fue Mafalda?
Por: Wanda Cuevas
Generaciones de latinoamericanos se han formado junto a esta niña que sorprende por su capacidad crítica sobre las situaciones que aquejan al mundo y las reflexiones que hace como un adulto. Son ya más de cincuenta años que se han cumplido desde la última vez que Quino, su creador, la dibujó. Sin embargo, Mafalda junto a sus padres, su hermano y sus amigos del barrio reviven cada vez que un lector en el mundo se deleita de nuevo con sus encantadoras y entretenidas historias.
Su recorrido por el mundo
Mafalda fue el fruto que creció en la mente del argentino Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino. Quien desde muy temprana edad, entre los doce y dieciocho años, perdió a sus padres, lo que despertó una confusión durante su juventud marcada por la soledad, que se vio acaparada por las ideas nazis de la época, comunes en el cine. De ahí, que utilizara un brazalete negro como símbolo de luto. Sin embargo, este comportamiento solitario era característico de Quino desde su niñez, pues durante esta se mantuvo alejado de las actividades infantiles debido a su timidez, que incluso ahora a sus ochenta y cuatro años aún persiste con algunas evoluciones. Sumado a esto, Quino confiesa que, aunque asistió a la Escuela De Bellas Artes dibujar representaba sin duda una actividad difícil para él, pero que nunca desistió de su anhelo de ser un dibujante de humor a pesar de que le llevo muchos intentos.
El encargo que recibió Quino de realizar una historieta publicitaria indirecta para unos electrodomésticos, sin que él lo supiera sería el prematuro inicio de la intrépida Mafalda, retratando una familia de clase media con un matrimonio e hijos. Aun, cuando su trabajo fue rechazado por los periódicos en ese año por ser evidente el fin publicitario, más tarde y gracias a la mediación de su amigo Julián Delgado, Mafalda fue lanzada por primera vez en la revista argentina Primera Plana en el año 1963 que resultaría adquiriendo una gran acogida y fama internacional.
La relación que se prolongó por más de diez años es recordada por Quino como una actividad fatigante, pues las dificultades que le costaba idear y dibujar la historieta consumió gran parte de su energía durante esos años con una rutina asfixiante, de ocho de la mañana a nueve de la noche por tira, lo que no le daba tiempo para compartir con su esposa. En adición, la pérdida de inspiración se traducía en la inclusión de un nuevo personaje, que confiesa con gran coraje haber tenido en algunas ocasiones que calcar para que quedaran iguales, pese a sus dificultades con el dibujo. De modo que, el final de Mafalda representó para sus seguidores una lamentable pérdida, pero para su creador fue la recuperación de su vida.
Como reflejo de la humanidad
En esencia, según el mismo Quino, Mafalda nace como resultado del conflicto que surge comúnmente en la mente de un niño, pues durante esta etapa de la vida se da la contradicción de lo que se enseña en el hogar como prohibido, pero que los adultos hacen a diario. Esas situaciones reales de las que se desprende la historieta resultaron ser el recurso por el que diferentes personas, ajenas a Argentina, podían identificarse con ella. Por otro lado, el contexto histórico en el que esta se desarrolló estuvo marcado por un conjunto de sucesos relevantes en el mundo como: la guerra de Vietnam, la lucha por la igualdad de género o la posibilidad de una guerra atómica, que fueron retratados en sus viñetas y diálogos. De modo que, estas particularidades de la humanidad fueron la razón del reconocimiento internacional que alcanzó.
Actualmente, en el mundo siguen coincidiendo algunos de los temas que fueron objeto de reflexión de la intrépida Mafalda en su época. Si bien, ahora su imagen se ha convertido en un ícono comercial, existen aún apasionados que notan en sus peroratas un sentimiento de admiración. Más aun, desde su última publicación hace cincuenta y tres años, el mundo sigue necesitando personas con ese espíritu inquieto y apasionado, pero ahora de carne y hueso.