24 de diciembre de 2015
Petróleo y dólar: dos realidades que limitan el curso de la economía (Parte 2/2)
Por: Camilo Andrés Álvarez Zapata.
Dos temas que tienen repercusiones directas en nuestro diario vivir, el comportamiento del dólar y el precio internacional del petróleo. La incertidumbre generada alrededor de si la Reserva Federal subirá las tasas de interés, ha estimulado que la TRM supere los máximos históricos y llegue a alcanzar niveles superiores a los $3200 COP por cada dólar. Sin embargo, debido al alza en la tasa de cambio, el sector petrolero no ha divisado mayores pérdidas, debido a que, lo que pierde en materia de volumen de dólares por causa de la desvalorización del barril de petróleo, lo recupera a la hora de realizar el cambio de los dólares recibidos por pesos colombianos, como consecuencia de la devaluación del peso frente a la divisa extranjera.
Ante estos cambios de la TRM, el gobierno nacional, a través de las palabras del ministro de hacienda Mauricio Cárdenas, buscan transmitir un mensaje de calma y tranquilidad, pues afirman que esta situación es benéfica para la economía en el sentido de que vuelve a los productos nacionales mucho más competitivos frente a los extranjeros, estimula el crecimiento y sirvió como “cura” ante una eventual enfermedad holandesa que el país hubiera padecido si hubiera continuado dependiendo de los flujos provenientes del petróleo[1]. Sin embargo, esta situación no es del todo prometedora, pues, así como vuelve al producto nacional más competitivo frente al extranjero, además de incentivar las exportaciones de éstos, compromete las importaciones, tanto de bienes, como de insumos para los procesos productivos, lo que puede acarrear a que la economía entre en un proceso de recesión, tanto porque el consumo se ve ralentizado, como porque el proceso productivo no es tan eficiente como antes de las variaciones de la tasa de cambio.
Un llamado a la calma
De igual manera, estos incrementos tendrán repercusiones directas sobre el equilibrio de la balanza de pagos. Cabe aclarar que la balanza de pagos el Banco de la República la define como un registro que se guía por los principios de la contabilidad, donde figuran todas las transacciones de flujos reales y financieros que hace la nación con otros países (los registros se realizan en moneda extranjera, en dólares); los registros deben versar dentro de una de las dos cuentas principales de la balanza de pagos: en la cuenta corriente o en la cuenta de capital. En la primera se encuentran principalmente todas las transacciones que se hagan en materia de bienes (balanza comercial); servicios (balanza de servicios), donaciones y remesas que lleguen a la nación (transferencias). En la segunda cuenta irán los registros de todos los capitales que entren y salgan del país, ya sea de forma directa, a través de portafolios, o como créditos internacionales. Además de estas dos cuentas principales, dentro de la balanza de pagos se registran los movimientos referentes a las Reservas Internacionales que dispone el Estado. La balanza de pagos, al ser un registro contable, su saldo siempre debe ser igual a cero, ya que todos los dólares que entran al mercado colombiano deben salir.
Si nos adentramos más hacia el comportamiento de las cuentas y las subcuentas de la balanza de pagos, tenemos que la balanza comercial es determinante dentro de la cuenta corriente, ya que ésta indica la diferencia entre lo que el país produce y comercializa en el exterior, respecto a lo que está en necesidad de conseguir del extranjero para abastecer las demandas internas; es decir, que esta subcuenta registra la diferencia entre las exportaciones menos las importaciones de bienes. En el caso colombiano, esta cuenta presenta un déficit originado por un mayor nivel de importaciones que lo que está exportando realmente. El petróleo, al ser el producto estrella de las exportaciones colombianas, es el principal factor que se encarga de disminuir la brecha entre importaciones/exportaciones. Para 2013, el total de exportaciones fue de USD 58.823,66MM, de los cuales USD 32.483,14MM provenían del sector petrolífero[2](más del 50% de las exportaciones dependen del petróleo); mientras que el total de importaciones ascendió a USD 59.381,2MM, dejando un déficit de USD – 557,55 MM. Sin embargo, debido a la intención de los países miembros de la OPEP de disminuir el precio del barril de crudo para estropear la extracción de este recurso por parte de EE.UU, hubo repercusiones directas sobre la cuenta corriente colombiana. Al caer el nivel de los precios del petróleo, se disminuye el nivel de dólares que entran a la economía, por lo que el déficit presente en la cuenta corriente de la balanza de pagos se agrava. En el caso concreto de la nación, para 2014, el total de exportaciones alcanzó los USD 54.795,32MM, de los cuales USD 28.926,75 provinieron del petróleo (11% menos que el año anterior); mientras que las importaciones netas fueron de USD 64.028,9MM (crecieron 8% respecto al año anterior), dejando un déficit de USD – 9.233,56MM, alcanzando el 4,5% del PIB nacional[3].
¿Corregir u ocultar el déficit?
Al aumentar el déficit de la cuenta corriente, es obligatorio encontrar los recursos necesarios para financiar aquellos que las exportaciones no pudieron, por lo que será indispensable recurrir a los recursos de la cuenta de capital, la cual debe tener un excedente para compensar dicho déficit. En caso que el excedente en cuenta de capital no sea suficiente para suplir los recursos faltantes en la cuenta corriente, existen dos alternativas, que presumen una solución, pero a su vez cuentan con un costo de oportunidad, estas son: (1) financiar el déficit con las reservas internacionales, (2) financiar el déficit a través de deuda externa.
En el primer escenario, se deben emplear las reservas internacionales para aumentar el nivel de la cuenta de capital y así retomar el equilibrio en la balanza de pagos (Banco de la república, 2015). Aunque esta acción presume una solución a corto plazo, si el déficit persiste, se llegará a un punto en que el nivel de las reservas se agotará, lo cual representa un problema mayor para el país[4]. Si se decide financiar el déficit a través de deuda, el gobierno debe asumir el pago de los intereses a las tasas pactadas, lo que representa una carga a la economía en el corto plazo, y un aumento del déficit en el mediano y largo plazo.
La teoría de Simón (el bobito)
También es importante resaltar que la caída del precio del crudo puede repercutir sobre la cuenta de capital, en la medida en que el mayor número de inversiones que llegan al país son destinadas al sector minero-energético, en especial dirigidos hacia la exploración y explotación de pozos petrolíferos. Sin embargo, como el nivel de los precios ha disminuido, los inversionistas ya no verán rentable esta actividad y preferirán retomar a sus países de origen, afectando el saldo de la cuenta de capitales.
De igual modo cabe destacar que, al adquirir deuda externa para financiar el déficit, hace que las deudas adquiridas por el gobierno sean mucho más difíciles de pagar, amarrando por más tiempo a la nación a cumplir con obligaciones mayores con mayores intereses. “ya no hay que dar $1850 por dólar, sino un poco menos del doble”(dinero,2015). Actualmente, la deuda externa colombiana, desde la segunda mitad de 2014 hasta el primer trimestre de 2015 pasó de 69,8 billones a 102,4 billones (46,6% superior)[5].
Finalmente, vale la pena resaltar a manera de conclusión que, existe evidentemente una relación entre el valor nominal del dólar y el precio por barril de crudo; esta relación maneja una correlación negativa, lo que quiere decir que a medida que el valor del barril disminuye, el valor del dólar aumentará. Este fenómeno no es solo característico de Colombia, sino de todos aquellos países que han enfocado su comercio exterior hacia el mercado de hidrocarburos. Asimismo, es prudente resaltar que la variación de la tasa de cambio no depende únicamente del cambio en los precios del barril del crudo, sino que, esta figura como una variable adicional; se podría afirmar que el comportamiento que mayor influencia tendrá dentro de la TRM será el desempeño mismo de la economía norteamericana, la cual reflejará un dólar cada vez más fuerte a medida que la economía yankee mantenga sus niveles de crecimiento, conserve los niveles de incertidumbre alrededor de si la Fed vaya o no a subir las tasas de interés, situaciones que mantendrán al pendiente a los inversionistas y la oportunidad de aumentar los flujos de portafolio hacia ese país. Adicionalmente, la cantidad de divisa extranjera disponible en el mercado local será determinante para establecer las fluctuaciones en materia de tasa cambiaria, y mientras Colombia continúe dependiendo de materias primas sin valor agregado como lo son el petróleo y el carbón, mantendrá tasas de cambio elevadas y su competencia real en el ámbito internacional será mínima.
Un enemigo no tan malo
Respecto a Colombia, se puede decir que el dólar en estos niveles históricos actúa como un arma de doble filo, genera pérdidas para la nación por el volumen de dólares que deja de entrar, pero se mitiga gracias a la tasa de cambio tan alta que se está manejando; que impulsa las exportaciones, volviendo los productos nacionales mucho más competitivos en el entorno internacional, pero que se está compitiendo con bienes primarios sin valor agregado, haciendo que no se distingan realmente en los mercados internacionales; por otro lado existe el riesgo de frenar el proceso productivo y el consumo interno debido a la subida súbita de las importaciones, comprometiendo el aparato productivo, la generación de empleos, generando desconfianza en el mercado y finalmente comprometiendo la dinámica económica, llevándola hacia una recesión.
Como apunte final, se podría decir que Colombia podría aprovechar mejor estos niveles tan altos del dólar siempre y cuando inyecte capital para desarrollar la industria y poder producir mercancía que tengan valor agregado, para asi ganar representación en el mercado, y sobre todo distinción, de tal forma que genere una demanda por sus productos y pueda desligarse del comercio exclusivo de hidrocarburos; de lo contrario, en caso de posibles futuras fluctuaciones, tanto de la tasa de cambio como de los precios del crudo, podríamos enfrentarnos a un proceso de desaceleración mayor, afectando el sano desarrollo de la economía.
(leer primera parte del articulo)
[1] Entrevista al ministro de hacienda realizada por diario El País.
[2] El precio del barril de crudo estaba al cierre de 2013 en USD 97,9.
[3] Información obtenida del Banco de la República.
[4] Si se va agotando el nivel de reservas internacionales, el país pierde capacidad de pago de deuda hasta el punto en que su deuda se vuelve insostenible y cae en default o cesación de pagos. Ante esta condición ningún país prestará recursos financieros para subsanar y mejorar esta situación.
[5] Tomado de Revista Dinero.
Referencias El Libre Pensador:
El País – El alza del dólar es necesaria para la economía nacional: Ministro de Hacienda.
Banco de la República – Balanza de pagos.
Revista Dinero – Que tanto ha afectado la subida del dólar a las finanzas públicas.
Clarin – La guerra comercial de Arabia Saudita vuelve a golpear el precio del petroleo.
Dane – Comunicado de prensa – exportaciones.
El Espectador – Tensión Petrolera mundial.
Fedesarrollo. (Enero de 2015). Tendencia Económica 151.
Hydrocarbons-Technology.com – The 10 biggest oil consuming countries.
OPEP – Annual Statistical Bulletin
El País – Economía colombiana, en jaque por la caída del precio del petróleo.
Portafolio – Barril de WIT cae por debajo de USD 46.
Banco de la República – Boletín de Indicadores Económicos.