2 de junio de 2015
El comercio ilegal de especies: de seres vivos a bienes de lujo
Por: Valentina Marín Vargas
El comercio ilegal de especies es un fenómeno que responde a la creciente demanda de animales y plantas exóticas, sobre todo en países desarrollados. Dicho fenómeno tiene como consecuencia la pérdida de la biodiversidad en todo el planeta y, a pesar de las crecientes regulaciones, las ganancias que proporciona contribuyen a su crecimiento desmedido.
Negocio con consecuencias catastróficas
Según WWF, el comercio ilegal de especies es el tercer crimen organizado a nivel mundial en volumen de negocio después de las drogas y las armas. Los traficantes participan a través de redes internacionales organizadas donde se distribuyen armas destinadas a la caza y a la intimidación de comunidades y guardafaunas. Las redes mueven alrededor de $19.000 millones de dólares anuales que perpetúan el ciclo de explotación y contrabando. Como consecuencia, las oportunidades económicas en las zonas rurales se ven reprimidas, alrededor de 700 especies se encuentran al borde de la extinción y otras 2.300 especies animales y 24.000 plantas están amenazadas.
El comercio ilegal de vida silvestre constituye la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo debido a las condiciones precarias del proceso en el que se ven envueltos miles de animales. Durante la etapa de extracción de su hábitat, los animales suelen sufrir lesiones que pueden resultar mortales, tales como la pérdida de extremidades y fracturas. Así mismo, para obtener las crías, los contrabandistas asesinan al adulto causando la reducción de la población. Por otro lado, el transporte inadecuado lleva a que exista una tasa de mortalidad considerable ya que las pésimas condiciones no respetan las necesidades fisiológicas ni comportamentales de los animales. Finalmente, los pocos especímenes que llegan a su destino, aproximadamente el 10% de los que se extraen, están altamente expuestos a contraer enfermedades y, dada su condición de animales silvestres o salvajes, es imposible que se satisfagan todas sus necesidades estando en cautiverio.
Es así como la explotación insostenible está teniendo un impacto catastrófico desde el punto de vista de la conservación. La extinción pone en peligro el delicado equilibrio que propicia la existencia de los ecosistemas, incidiendo en la cadena alimenticia y el control de plagas. De igual manera, las especies liberadas en un entorno al que no pertenecen se convierten en invasoras, afectando tanto al hábitat de la zona como a las especies autóctonas.
Extravagancia e ignorancia: impulsores de este mercado mortal
En primer lugar, es importante tener claridad sobre la mercancía. Los animales son comercializados como mascotas exóticas para circos, exposiciones y coleccionistas, pero también lo son sus pieles, huesos y órganos, así como una gran variedad de plantas que son consideradas medicinales o exóticas.
Estas “mercancías” terminan en el mercado negro, especialmente de Estados Unidos, Japón, Europa y el sudeste asiático donde el consumidor paga extravagantes sumas que hacen que el negocio sea tan rentable. De acuerdo con Traffic, la red de monitoreo y análisis del comercio de fauna y flora, la piel de una pantera siberiana puede ser vendida en 80.000 euros, un loro salvaje del amazonas en 800 euros y una daga hecha con cuerno de rinoceronte africano en aproximadamente 9.000 euros, sólo por mencionar algunos de los 5 millones de aves vivas, 10 millones de unidades de piel de reptil, 15 millones de pieles de mamíferos y 350 millones de peces tropicales que anualmente pueden comprarse y venderse ilegalmente en todo el mundo según WWF/Adena.
Lo que incentiva a miles de personas a seguir financiando este círculo vicioso, va desde la moda hasta los espectáculos, pasando por coleccionistas y médicos tradicionales. Personas que consideran que el poseer un animal exótico les dará prestigio, donde la escasez es sinónimo de exclusividad, la cual incita al consumidor a pagar cifras aún más elevadas. Escasez que sólo puede ser representada como devastación de los hábitats y extinción de las especies. Incluso la creencia en los poderes curativos y milagrosos de algunas plantas y derivados de los animales socavan la biodiversidad alrededor del mundo. Por ejemplo, por el polvo del cuerno del rinoceronte asiático se puede llegar a pagar unos 15.000 euros por kilogramo.
A pesar de los esfuerzos de organizaciones en todo el mundo por visibilizar este fenómeno y sus consecuencias, pareciera que el lujo y el consumo pesaran más que la preservación de la vida. Por eso es imprescindible la concientización acerca de la importancia de mantener el equilibrio natural dentro de los ecosistemas, donde los costos sociales y ecológicos de este negocio superan exponencialmente los beneficios que pueda otorgar.
Finalmente, no se puede negar que los gobiernos están cada vez más cautelosos alrededor del tema. Desde el marco de las Naciones Unidas con ayuda de WWF se ha buscado dificultar el acceso de los consumidores a estos productos, igualmente los gobiernos en países de América Latina y África han endurecido las leyes en contra de las redes de tráfico. Sin embargo, el atractivo que suponen estos productos para sus compradores hace que dichas medidas no lleguen a ser tan efectivas, resaltando la necesidad de regulaciones aún más fuertes y destacando la importancia de una sociedad ambientalmente responsable y consciente, que genere rechazo hacia estas prácticas, haciendo que la posesión de estos artículos y animales deje de ser sinónimo de estatus socio-económico.
Referencias El Libre Pensador:
BBC – Las tímidas vaquitas marinas que están al borde de la extinción en México
BBC-Estudio advierte que la vida silvestre se ha reducido a la mitad
BBC-¿Es la legalización el camino para acabar con el tráfico de vida silvestre?