29 de abril de 2015
Ultimate Fighting Championship, el presente y futuro de las artes marciales mixtas
Por: Juan Esteban Osorio
Además de ser el nombre de la evolución de ciertas artes marciales, la UFC se ha convertido en toda una marca deportiva. Empezó como una alternativa a las disciplinas tradicionales, y en poco más de 20 años se ha convertido en una práctica independiente con una fanaticada sólida, unos patrocinadores fuertes, y lo más importante, con todo un andamiaje no sólo deportivo, también económico que lo respalda. ¿En qué momento una disciplina de artes marciales se convirtió en oficial, gracias a los intereses de una marca particular? ¿Pueden las empresas definir el rumbo del deporte? ¿Hay otra manera de hacerlo? ¿Demasiadas preguntas ingenuas para un sólo párrafo? Esta es la historia detrás del Ultimate Fight.
¿Qué son las artes marciales mixtas y de dónde salieron?
Antes, una breve anécdota que explica parte de los alcances de esta tendencia. Dentro de la dramaturgia, no hay historias más ganadoras que las que cuentan una venganza: El Conde de Montecristo, Otelo, Kill Bill, El cuervo. MTV también descubrió esto, y lo potencializó a través de un reality al que tituló Bully Beatdown, que traduce algo así como Paliza al Matón. El esquema es interesante: el público envía historias al programa, donde cuentan su tragedia y su drama como víctimas del matoneo, y el show escoge la mejor historia. Así, contactan a la persona acosada quien va a ser defendida por el programa, que encarga a un luchador semi profesional para que encarne el rol del perdedor. Y de otro lado, retan al bully a que se enfrente a este deportista, en el ring hexagonal. El matón, que usualmente sale derrotado y humillado, debe soportar dos pruebas, ambas de artes marciales mixtas.
Lo curioso es que antes que pensar en deportes clásicos como el boxeo, o un arte marcial tradicional, el reality prefirió irse por la opción de las artes marciales mixtas. Sobra decir que el programa ha sido un éxito, a pesar de las controversias y las críticas, siempre encarnando el espíritu de venganza que tanto seduce al grueso del público.
Las artes marciales mixtas no son otra cosa que la unión de las disciplinas orientales con las occidentales. Desde el judo y el boxeo más clásicos se han hibridado con formas de lucha centenarias como el muay thai, karate, y algunas mezclas más recientes como el jiu-jitsu brasilero. Hay dos acciones que resumen la táctica general de este deporte: golpear y agarrar, que para las disciplinas de lucha tradicionales son incompatibles: en el judo se agarra al contrincante pero no se le golpea directamente, y en el boxeo, por ejemplo, el puñetazo frontal es fundamental, pero cogerse del otro suele ser mal visto. Esta combinación de verbos además, tiene una trascendencia aún más importante: los combates se pueden librar de pie tanto como en el piso, otros dos “imposibles” en la lucha típica. Existe una disciplina predecesora de origen brasilero, cuyo nombre resume buena parte del espíritu de esta forma de lucha: “Vale tudo”.
¿De dónde surgió esta opción de lucha profesional?
Los primeros en esta “nueva” disciplina, como con tantas otras cosas, fueron los griegos quienes practicaban algo llamado “Pankration”, que consistía justamente en combates cortos donde había la posibilidad de golpear y agarrar para vencer al adversario. De allí pasó a los romanos, y aunque durante siglos se decantó en prácticas como judo, donde no se golpea, o el boxeo, donde apenas un contrincante cae al piso se suspende la pelea, finalmente fue en Londres de fin de siglo XIX cuando se revivió esta forma de deporte, que no siempre ha sido bien recibida.
Como tantas otras disciplinas deportivas, fueron los norteamericanos quienes anticiparon la veta económica a esta posibilidad de mezcla de artes marciales. En un momento, se creó la leyenda: hombres rudos, con vidas igualmente difíciles, fuera del circuito de luchadores profesionales, provenientes de construcciones, barrios peligrosos y oficios aún más riesgosos, posaban en afiches artesanales, con martillos de hierro, motocicletas de aspecto delincuencial y actitud de camorreros, e invitaban a quienes quisieran verlos romperse la vida en rings improvisados, bajo reglas escasas y permisivas, y con diversión garantizada. A diferencia de las caricaturas de los luchadores mexicanos, aquí si corría la sangre. Tanto, que tal como lo cuenta John Nash en “Crónicas Marciales”, hubo un muerto en medio de una de estas competiciones. En 1983 el estado de Pensilvania pasó una ley al senado donde expresamente prohibía este tipo de encuentros y concursos.
Pero ganaron los buenos oficios de lobbystas y de defensores del deporte, que además, alegaban que existía más honor y respeto por las leyes que en deportes amañados como el boxeo, al que siempre ha rodeado un tufillo de ilegalidad y conveniencias equivocadas.
Pasaron los 80 entre encuentros cada vez más organizados y controlados que fueron recibiendo cada vez más a seguidores y cultores del nuevo deporte. En 1993 en medio de una competición en Denver, Colorado, un narrador deportivo de televisión oficializó el término “Artes Marciales Mixtas” y los empresarios organizadores quienes bautizaron el evento como Ultimate Fighting Champsionship aprovecharon el espaldarazo para validar cada vez más la práctica.
Lo que sobrevivió a los griegos y romanos como un deporte de habilidades extremas, fue retomado por los norteamericanos que lo ascendieron de categoría y de ser un show de pasiones y ambiente patibulario, lograron refinarlo y programarlo en televisión deportiva especializada, convirtiéndolo en un negocio rentable y en un espectáculo al mismo tiempo. En el 2010 Fox Sports pactó con los dueños de la franquicia del Ultimate Fighting Championship para incluirlo en su programación regular, donde en una noche de combates de lujo, puede reunir más de 5 millones de televidentes con facilidad.
Los defensores del deporte hablan de regulación y controles. Atrás quedaron los años del “todo vale”, y hoy se habla de una liga con todas la letras. Existen pesos definidos como en deportes similares; ya hay una liga femenina cada vez con mayor respaldo, y los alcances de esta disciplina han llegado a muchísimas partes del mundo, fuera de Oriente y Estados Unidos, quienes se atribuían en un principio la primacía del deporte.
Hace pocos días el bogotano Freddy Serrano se convirtió en el primer colombiano en triunfar en la UFC, después de derrotar al boliviano Bentley Syler en Río de Janeiro. Serrano lleva apenas tres años practicando este deporte, aunque representó a Colombia en los Juegos Olímpicos de Pekín del 2008, donde ocupó la posición 11 en lucha. En declaraciones para El Tiempo, el deportista nacional reconoce que si bien los Olímpicos son el máximo orgullo en cada disciplina, estar en UFC puede ser la salida económica para quienes se atrevan y triunfen en el hexágono de metal.
Cuenta la leyenda que Bruce Lee pudo ser una de las más grandes figuras de las artes marciales mixtas, sólo que en su momento, el ilustre karateca no se autodefinía así. Cuando le preguntaban cuál era su estilo, Lee sonreía y contradecía: “No tener estilo. Ese es mi estilo”.
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El sitio oficial de Ultimate Fight Championship