14 de septiembre de 2015
México unido contra un enemigo común: Donald Trump
Por: México Real
México tiene el estigma de ser la cuna del narcotráfico, un lugar donde reina la corrupción y donde no hay justicia de ningún tipo. Ha mantenido una relación ácida con los Estados Unidos (EE. UU.): son amigos pero enemigos políticos, socios pero competidores comerciales, y se trata de una relación marcada por la problemática fronteriza. Sin embargo, hasta hace poco las relaciones bilaterales entre estos dos países habían alcanzado una cierta estabilidad, ya que ni los EE. UU. bajaban la guardia, ni México cedía a todos sus mandatos. Esto fue, claro está, justo antes de que el pre-candidato a la presidencia por el Partido Republicano Donald Trump incitara al odio contra los mexicanos.
Cuando el empresario norteamericano Donald Trump decidió postularse como pre-candidato para la presidencia de los Estados Unidos, pocos se imaginaban que iba causar tanto revuelo y llegar a ser tendencia en Tuiter; pero mucho menos, que lo iba hacer ahondando en un tema históricamente controversial como lo son las relaciones bilaterales con el vecino país México. En su discurso deja en claro que México “no es amigo” de los EE. UU., aseguró que “solo lo peor de México” cruza la frontera y que los mexicanos son en los EE. UU. una especie de plaga de violadores, ladrones y asesinos. Tanto estrategia política como postura personal, con estas declaraciones Trump puso el dedo en la llaga en la comunidad latina inmigrante en ése país, poniendo sobre la mesa temas como el racismo y el afán de seguridad.
La satanización de Trump en México
Para los mexicanos Trump se ha convertido en el estereotipo del anti-mexicanismo. Desde aplicaciones para el teléfono celular, pasando por los célebres memes en las redes sociales y hasta una piñata para coger a golpes a Trump; la cultura popular mexicana se apropió de la imagen del empresario para erigirlo como el enemigo no. 1 de los mexicanos. Inclusive, se creó un monólogo humorístico llamado “Los hijos de Trump”. Trump puso una vez más sobre la mesa los temas controversiales predilectos de la prensa: las migraciones ilegales y la tortuosa frontera de México con los Estados Unidos. Con esto ha llegado otra vez ése momento en el que la sociedad mexicana se siente nuevamente atacada por dichos comentarios, siendo objeto de racismo y del pensamiento típicamente yankee, que tanto mal ha hecho en Latinoamérica lo largo de la historia del siglo XX.
Lo absurdo de sus declaraciones radica en el enorme prejuicio sobre los mexicanos, presentados por el líder empresarial conservador como “rancheros peligrosos y narcotraficantes”. En efecto, el modelo multinacional de los Estados Unidos nos lleva a recordar que los mexicanos frecuentemente se han visto obligados a dejar atrás sus familias para ir a trabajar al Norte, usualmente en condiciones difíciles, y poder enviar las remesas a sus casas. Constituyen un motor para la economía estadounidense, en especial en el área de las manufacturas y los servicios, y hace años se encuentran integrados a la sociedad. Por lo que las declaraciones de Trump ahora son tomadas como burlas, doblegando al personaje al escándalo amarillista, reduciéndolo al ridículo, retirándole cualquier peso político. Incluso el presidente Enrique Peña Nieto ha expresado “no querer hacerle el caldo gordo a Donald Trump”, tomando sus comentarios sólo como estrategia política en período electoral y manteniéndose al margen de todo el revuelo que ha causado. En este momento darle importancia o reaccionar a sus comentarios xenofóbicos sería darle poder y eso es algo que ningún mexicano desea.
Trump: el nuevo enemigo común de los mexicanos
Aunque sea un simple escándalo, lo que este hombre ha dicho en contra de los mexicanos originó un proceso de construcción de un “enemigo común” para ellos. En otras palabras, un enemigo el cual todos aborrecen, repudian y que despierta el sentimiento nacionalista mexicano. Ya es común en México que los Estados Unidos representen ese enemigo, como lo expresa una profesora del Tecnológico de Monterey: “Parte de nuestro sentimiento nacionalista es este reconocimiento de quiénes son los mexicanos de verdad, y quiénes tratan de salir del canasto y emulan a los estadunidenses como una reacción malinchista, sin en realidad pensar que se puede tratar de un comportamiento normal relacionado con nuestro mundo global”.
La figura de Trump ha exacerbado el nacionalismo mexicano a través del fortalecimiento de la identidad nacional. Es la oportunidad histórica para reivindicar aquella “mexicanidad” que tanto defendió Octavio Paz, y que muchos parecen haber olvidado.
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