14 de agosto de 2015
¿Guerra económica?: delirios de un gobierno
Por: Leonor Elena Celis Martínez
A raíz de las altas tasas de inflación, el creciente desabastecimiento, las mafias de productos y las grandes trabas para adquirir productos en Venezuela, el gobierno nacional ha tenido que implementar diferentes políticas para frenar lo que ellos denominan la “guerra económica”. El clamor constante del presidente de Nicolás Maduro es la guerra económica: ofensivas de la oposición lideradas por los dueños de las empresas y líderes políticos como María Corina Machado y Leopoldo López.
El columnista oficialista José Gregorio Piña brinda una definición de guerra económica: “es un término que designa un conjunto de acciones encubiertas o disimuladas ejecutadas por diversos actores económicos, por lo general bajo un plan concebido por actores políticos y estrategas militares, combinadas o no con otros métodos de ataque; destinadas a afectar de manera desfavorable el desempeño de una economía nacional, bajo la apariencia de ser consecuencia necesaria de la exclusiva gestión deficiente del respectivo Gobierno Nacional” (Piña, 2013).
No obstante, la idea de la guerra económica para la oposición se resume en narrativas que señalan al régimen por sus acciones y omisiones en la formulación y ejecución de la política económica. La culpa de todo, según el gobierno, la tiene la cuarta república y sus robos a las arcas públicas. Pero al parecer más de 14 años de gobierno – los mejores años de la bonanza petrolera – no funcionaron para frenar o neutralizar la “guerra económica”, a la cual hasta ahora no se le vislumbra fin alguno.
Las acciones del gobierno
Las medidas desesperadas del gobierno van desde el aumento de las restricciones para la adquisición de divisas extranjeras, hasta subsidios y controles absurdos sobre los productos de primera necesidad. Con los subsidios, la mayoría de las empresas han tenido pérdidas, además de aminorar la calidad de los productos. Por otro lado, la adquisición de estos es un calvario para los ciudadanos venezolanos a quienes les toca hacer colas desde la madrugada para poder adquirirlos, o solo pueden comprar una cantidad limitada una sola vez por semana, hasta nada más pueden comprarlos el día asignado según los últimos dígitos de la identificación, y esto dejando registrada la huella dactilar en el establecimiento.
Sin embargo, todos los controles impuestos por el gobierno no han frenado el desabastecimiento, la inflación, el llamado bachaqueo – dícese de aquél individuo que compra un producto regulado para revenderlo a precios más elevados – y los problemas que derivan de estos. Pero así como el gobierno nacional crea e impone controles, también los remueve e implementa otros; las grandes cadenas de supermercados y las farmacias deben adaptarse en tiempo récord para evitar las sanciones.
Una narrativa fallida
La consultora venezolana Datanálisis dejó en evidencia que la gran mayoría de la población culpa a la administración de Nicolás Maduro del desabastecimiento y solo una pequeña minoría – en una proporción de 9,3 % de venezolanos – culpa al sector privado de la situación. El problema al que se enfrenta el sector privado incluye los complicados procesos para adquisición de divisas y la cancelación de las deudas que posee el gobierno con las empresas.
No obstante, las cifras sorprenden al presidente de la consultora Luis Vicente León, ya que se han alcanzado mínimos históricos a pesar de que durante dos años el Presidente de la República y sus ministros han clamado incesantemente que los problemas de inflación y el desabastecimiento obedecen a la “guerra económica”.
Frente a la pregunta: “En el caso que el desabastecimiento de algunos alimentos en comercios y mercados empeore en el futuro, ¿quién cree usted que será el principal responsable de esa situación?”, 6,7 % señala al sector privado y 49,5 % al gobierno. En el resto se ubica el bachaqueo (con 9 %), la devaluación (con 3,4 %) y la oposición (con 3 %) (Datanálisis, 2015).
Los delirios de la incapacidad
Estos mínimos históricos han sido consecuencia de implementar la misma narrativa sobre la guerra económica, y el establecimiento de medidas económicas que no han solucionado la crisis. Después de utilizar el mismo argumento por más de dos años, sin lograr mejoras e implementando cada vez más controles que no surten efecto, se visualiza a un gobierno incapaz, es decir: o la guerra económica no es verdad, o el gobierno no sirve para resolverla; es por esto que la población responsabiliza al gobierno de Maduro del desabastecimiento.
El argumento de la “guerra económica” se ha tornado en delirio luego de tener más de dos años diciendo que se resolverá el conflicto a través de controles cuyo resultado final ha sido más inflación y más desabastecimiento. Como dice el presidente de Datanálisis: “La verdad es que la evidencia empírica indica que a más control los precios suben más; y a más control de cambio más ineficiencia y más corrupción” (León, 2015).
A pesar de que la respuesta del gobierno han sido más controles y más intervención económica. La realidad es que en la medida que no se solucionen cuestiones como la corrupción y el control de cambio; las altas tasas de inflación, el desabastecimiento, los diferentes controles de compra y de precios, seguirán siendo la realidad cotidiana del venezolano promedio.
Referencias El Libre Pensador:
Aporrea – Caracterización de la guerra económica.
Youtube, RCN – Largas filas en supermercados de Vzla para conseguir alimentos.