24 de marzo de 2015
Estudiantes contra Harvard
Por: Ana María Arango D.
Harvard, una de las universidades más prestigiosas y ricas del mundo, esta en medio de una batalla jurídica y política con un grupo de estudiantes que le exigen asumir una posición ética ejemplarizante de compromiso con el cambio climático. Como otras universidades, Harvard tiene un fondo fiduciario que se alimenta de donaciones que le hacen instituciones privadas y ex alumnos para promover la investigación y las actividades académicas; y es precisamente a través de ese fondo que la universidad hace inversiones financieras buscando una mayor rentabilidad de los recursos que recibe. Ahora, el fondo maneja alrededor de 36.000 millones de dólares, es decir, es mayor que el PIB de 53 países.
En noviembre de 2014, un grupo de siete estudiantes de leyes de la Universidad de Harvard, interpuso una demanda contra su universidad para que retire las inversiones que tiene en compañías de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). A la acción legal, han sucedido una serie de manifestaciones públicas en el campus universitario y la campaña “desinvertir por nuestro futuro” a las que se han sumado profesores y funcionarios y diversos grupos de activistas estudiantiles, sociales y ambientales.
¿Quién les dio el derecho?
Además de rentables, las inversiones que tiene Harvard son a todas luces legales y en tal sentido una acción legal es improcedente, al menos, así lo consideran los directivos de la universidad que han solicitado a la Corte Suprema de Massachusetts que desestime la demanda. De otra parte argumentan que la calidad del demandante también hace que la demanda no tenga bases legales en tanto la vinculación de los estudiantes con la universidad, no les da el derecho de opinar sobre el tipo de inversiones que hace la institución.
De otra parte, las manifestaciones y protestas que han adelantado los estudiantes también merecieron un pronunciamiento de la Universidad. En febrero, un grupo de 34 personas, se tomó las oficinas de la presidencia de la universidad, acción que fue catalogada como coercitiva e irrespetuosa.
Harvard reconoce que el cambio climático es uno de los problemas contemporáneos más graves, pero afirma que su lucha para combatirlo se concentra en la enseñanza y la investigación. Por esa vía, dice, se logran resultados más efectivos que modificando el portafolio de inversión de la universidad que tiene como objetivo fomentar la inversión y la educación, no ningún otro propósito por noble que sea.
Una obligación ética
Mas allá de la efectividad, el argumento de los manifestantes es ético y según sus alegatos también legal.
Además de los estudiantes, 200 profesores y funcionarios de la Universidad firmaron una carta en la que explican sus razones para exigir la “desinversión” de los fondos de la universidad en empresas comprometidas con el cambio climático, específicamente aquellas que trabajan en la industria de los combustibles fósiles. De una parte, dicen, se ha comprobado que los combustibles fósiles son parcial pero determinantemente responsables del calentamiento global, lo que a su vez, pone en riesgo la vida de las presentes y futuras generaciones. La inversión en empresas de petróleo, gas y carbón fomenta la demanda de esos minerales y en tal sentido convierte a los inversionistas en corresponsables del calentamiento global.
El prestigio de que goza la Universidad de Harvard es otro argumento de peso en la demanda interpuesta por los estudiantes. La academia no solamente tiene la responsabilidad de generar conocimiento y promover debates sobre el cambio climático, sino además es éticamente responsable de la creación de conciencia y de la promoción de un accionar responsable y coherente con ello. De hecho esta no sería la primera desinversión de esa Universidad que en el pasado retiró inversiones de compañías tabacaleras y de empresas surafricanas en protesta por el apartheid.
El argumento legal de los demandantes es aún más simple: al invertir en combustibles fósiles, la universidad está desvirtuando su condición de organización sin ánimo de lucro y además, el objetivo fundamental del fondo que no es otro que la promoción de la enseñanza y la investigación.
Pelea de Titanes
Con una de las universidades más prestigiosas de un lado y un poderoso movimiento estudiantil y civil por el otro, la Corte Superior de Massachusetts no la tiene fácil, tanto así, que después de la primera audiencia relativa a la solicitud de Harvard de desestimar la demanda, no pudo tomar una decisión. El juez Paul Wilson, enviará los alegatos a un grupo de estudio que, además de tener en cuenta los términos meramente legales, deberá analizar las justificaciones éticas y políticas expuestas, todo ello a la luz de un poderoso antecedente, decenas de organizaciones estadounidenses (entre ellas Rockefeller y la Universidad de Stanford) han retirado sus inversiones en combustibles fósiles por las mismas razones que esgrimen los demandantes.
Como están las cosas, tanto la batalla legal como la social siguen su curso, pero los estudiantes ya se pueden apuntar una primera victoria: han puesto al mundo a pensar sobre la inversión éticamente responsable.
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Eric Hendey. Institute of Politics, Harvard University. Does Divestment Work?
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