20 de noviembre de 2017
Bogotá necesita segunda vuelta
Por: Santiago Gonzalez
Bogotá ostenta tener el segundo cargo más importante de elección popular en el país después de la presidencia. Esto genera que la capital sea un escenario ideal para mostrarse y darse a conocer a nivel nacional.Sin embaro, a pesar de aportar el 25% del PIB de Colombia y de tener un PIB interno superior al de algunos países como República Dominicana, Guatemala, Uruguay y Costa Rica, sigue teniendo un sistema de elección como cualquier otra ciudad. Por lo cual, urge proponer una segunda vuelta dadas las características mencionadas.
El mecanismo actual para la elección de alcaldes en Colombiaestá contemplado en la Constitución y es un sistema de mayoría simple. Es decir,un sistema donde gana el candidato que obtenga más votos que cualquier otro candidato en la misma contienda.
Bogotá ha tenido en los últimos 10 años un crecimiento económico promedio de 4,6% que es superior al de América Latina que se encuentra en 3,2%. Tiene 8 millones de habitantes y concentra el 57% de las transacciones financieras del país, pero su sistema democrático en la elección de alcalde sigue siendo como el de cualquier otra ciudad del país.
Una ciudad con las características mencionadas –que no solo es ciudad sino que parece un país–debería tener un mandato legítimo de mayorías verdaderas. Una elección popular de alcalde que contenga segunda vuelta generaría un respaldo serio al plan de gobierno victorioso y generaría un compromiso mayor del candidato electo con una población más representativa de la ciudad. Y más importante aún, tendría un efecto colateral en el tema de revocatoria del mandato porque lo volvería más difícil.
Revisando los datos desde hace 2 décadas, se evidencia que los alcaldes que ha tenido Bogotá –incluyendo al actual–, han sido elegidos, en su mayoría, con menos de la mitad de los votantes (a excepción de AntanasMockus I) y si vemos los últimos dos gobiernos, Bogotá Humana y Bogotá Mejor Para Todos, han sido elegidos con alrededor de un 30%.Adicional, sumemos el problema de que votan la mitad de personas potenciales a ejercer su derecho.
Veamos tan solo los datos desde el año 2000, año en el que los alcaldes pasaron a gobernar de 3 a 4 años:
Según el estudio de ProBogotá, “Reforma para Implementar un Mecanismo de Segunda Vuelta para Elección de Alcalde de Bogotá”, el comportamiento electoral fue así: para el año 2000 se presentaron 11 candidatos, para entonces podían votar 3.573.581 personas de las cuales ejercieron el voto 1.600.843, es decir que participó el 44,79% de la ciudadanía y MockusII ganó con el 43,72%. Para el 03’ se presentaron 14 candidatos en donde podían votar 3.922.818 personas de las cuales ejercieron el voto 1.706.761, es decir que participó el 43,51% de la ciudadanía y Garzón ganó con el 46,29%. Para el 07’ se presentaron 6 candidatos en donde podían votar 4.378.581 personas de las cuales ejercieron el voto 2.031.526, es decir que participó el 47,83% de la ciudadanía y Samuel Moreno ganó con el 43,94%. Para el 11’ se presentaron 9 candidatos en donde podían votar 4.904.572 personas de las cuales ejercieron el voto 2.325.374, es decir que participó el 47,41% de la ciudadanía y Petro ganó con el 32,22%. Por último, para el 15’ se presentaron 9 candidatos en donde podían votar 5.453.086 personas de las cuales ejercieron el voto 2.730.572, es decir que participó el 51,54% de la ciudadanía y Peñalosa ganó con el 33,18%.
Si retomamos las últimas 2 administraciones, que solo contaron con el 30% de aprobación, ¿qué clase de legitimidad creen que pueda tener una administración de estas? No más miremos los resultados y devolvámonos a lo difícil que fue para Petro gobernar y miremos cómo a Peñalosa están que lo revocan.
Entonces, como siempre lo he manifestado, la historia se analiza mas no se discute porque simplemente ya pasó. Así pues, se puede evidenciar la necesidad de establecer un mecanismo de segunda vuelta en Bogotá no solo por los escenarios mostrados sino porque en una segunda instancia hay lugar a una mayor reflexión por parte del ciudadano y una responsabilidad mayor por parte de los candidatos que se enfrentarían. Ah bueno, y los votos que se “pierden” entre los demás candidatos, serían nuevamente utilizados en los que hayan logrado la segunda instancia, generándoles un triunfo legitimado por el voto de la mayoría de la ciudadanía.
Por último, y por seguir recordando la mayor tusa de mi vida –después del plebiscito en donde ganó el no–, imaginemos qué hubiera pasado si Rafael Pardo y Peñalosa se hubieran ido a segunda vuelta ¿Realmente creen qué Peñalosa hoy estaría gobernando? Para mí, la respuesta es clara y es que Pardo hubiera duplicado a Peñalosa en votación, tendríamos andando desde el primer año de gobierno un verdadero metro y lo más importante, absolutamente TODOS nuestros recursos ambientales y TODAS nuestras empresas públicas (que pertenecen a los bogotanos), estarían protegidas.
Que dolor, hermano.