15 de julio de 2016
Álvaro Uribe ¿El Ronald Reagan colombiano?
Por: David Zúñiga
La historia de los Estados Unidos bien podría partirse en dos, antes de Ronald Reagan y después de Ronald Reagan. Un famoso actor que había sido Gobernador y ahora se convertía en el cuadragésimo presidente en la historia del país más poderoso del mundo. Tal como se pronosticó con su campaña, la presidencia de Reagan fue controvertida, así como también lo fue la del nacido en Medellín el 4 de Julio de 1952. Las comparaciones pueden volverse odiosas cuando se habla de las gestiones de gobierno de cada uno, pero si algo tienen en común, es el carisma y la autoridad que despertaban sobre un pueblo que los vio como salvadores y héroes, aunque en uno de los casos, la situación se desbordó.
Ronnie y Alvarito
Ronald Reagan fue el americano ejemplar: conservador y defensor del sueño capitalista, este famoso actor que había servido en el ejército victorioso, ascendió al cargo más importante del mundo en una época incierta para la historia de la humanidad. Por su parte Álvaro Uribe intentó ser el colombiano ejemplar, nacido de una familia de acaudalados ganaderos, con un padre asesinado el 14 de Junio de 1983, ejerció como Alcalde de Medellín, Concejal, Senador, y Gobernador de Antioquía. Cada quien es importante a su manera.
Cuando Reagan llegó al poder, Jimmy Carter había dejado una gran crisis económica y la Unión Soviética ascendía como la gran triunfadora de la Guerra de Afganistán. Colombia por su parte, salía de las frustradas conversaciones del Caguán cuando Uribe asumió el primer cargo de la nación. Si algo hicieron los dos fue devolver la confianza en los ciudadanos, que bien o mal, se sentían protegidos por estos salvadores, aunque es evidente que las diferencias respecto al contexto y a los retos no permiten una verdadera comparación.
Los imperios del Mal
Reagan calificó a la U.R.S.S. como “el imperio del mal”, y su postura respecto a una victoria ante los acérrimos rivales la expresaba mediante invasiones a la isla de Granada y el bombardeo a Libia en 1986. Por su parte, Álvaro Uribe hizo lo suyo con su propio “imperio del mal” que eran las FARC y el ELN y con su política de Seguridad Democrática dio enormes golpes que frenaron la actividad delictiva de estos grupos armados. Ambos presidentes impusieron un régimen de autoridad, y se hicieron sentir, generaron odios y amores, los dos alteraron la historia de sus países y fragmentaron la política con secuelas que aún se mantienen. Reagan frenó al comunismo y el pueblo se lo hizo sentir. Uribe frenó a las FARC pero parte del pueblo no le correspondió. Su proceso de Paz con las Autodefensas Unidas de Colombia -AUC fue muy cuestionado y en una sesión del Congreso Gustavo Petro reveló que los paramilitares seguían operando.
Cualquier democracia participativa hubiera condenado el hecho pero Colombia no lo hizo. El agradecimiento multitudinario hacia Uribe no se podía ocultar; este guerrero logró batallar de la mano de la oligarquía y darle confianza al pueblo colombiano. La comunidad internacional volvía a ver a Colombia con buenos ojos, “Colombia es pasión” había nacido.
De Rancho Viejo al Ubérrimo
Mientras que Reagan, como todo un Superman, pasaba sus días en Santa Bárbara junto a su esposa Nancy, Álvaro Uribe hacia lo suyo en el Ubérrimo, su finca en Córdoba. El problema es que el paramilitarismo nació muy cerca a esa enrome hacienda, donde la presencia de Uribe es cuestionada y sus nexos con allegados que terminaron siendo procesados por Parapolítica se hicieron notorias en el libro de Iván Cepeda “La sendas del Ubérrimo”. Esa es tal vez, la diferencia más grande de dos presidentes con ideas similares pero con medios distintos para lograr plasmarlas. Los dos consiguieron, a su manera, cambiar el destino de sus países, pero Estados Unidos continúa siendo la mayor y única superpotencia en cambio, el país del sagrado corazón, busca ponerle fin a su conflicto armado, con su principal opositor que es aún, el político más carismático y controversial en la historia.
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