Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

3 de mayo de 2022

¿Acabar la prostitución?

Por: Chistopher Ramírez Salazar

Un escándalo, un negocio, un oficio, un placer o una forma de vivir son distintas formas de ver una misma ocupación: la prostitución, y pese a que existe tanto prostitución masculina y femenina, es un oficio fuertemente feminizado (Izquierdo, 2018) y la situación es grave en las mujeres, debido a las brechas de género que las empujan a este oficio. La sociedad las esconde, se avergüenza de ellas y las estigmatiza; puta es un insulto con bastante carga semántica y las mujeres que entran este mundo parece que no volverán a salir. 

Un mal necesario 

La forma de abordar la prostitución, a nivel global, está dada bajo tres modelos: uno que considera a la trabajadora sexual como víctima, otro que la considera como delincuente (en ambos modelos el oficio es penalizable), y un tercer modelo regulacioncista como el holandés, este último. parte de una clara realidad: la prostitución en sí, como muchas actividades hoy en día penalizadas, es inevitable.

Arrebatar a las mujeres este medio de subsistencia desencadenaría en una problemática aun mayor, dejando sin sustento a las trabajadoras sexuales y a sus familias. En Bucaramanga, más del 90% de las trabajadoras sexuales tienen hijos y, de estas, el 70% son madres cabeza de hogar (Bohórquez, 2014, p. 91).  Las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres que acuden a la prostitución como fuente de ingresos están dadas, en la mayoría de los casos, por la misma sociedad que posteriormente las juzga; realidades como las brechas de género, la falta de oportunidades y la desigualdad económica son producto de las dinámicas históricas de la sociedad, arrojando un resultado que a pocos gusta, pero si se juzga y estigmatiza. La prostitución, más allá que un acto corrupto, como lo plantean distintas posiciones, permite llevar sustento a una población vulnerable, por lo que prohibirla derivaría en una grave crisis humanitaria, a un sector excluido de la sociedad.

Una población en riesgo

A la prostitución se le han asignado atributos negativos, generando una fuerte estigmatización y marginación social; en Bogotá, según la Secretaria de la Mujer (2015, p. 28), se evidencia que el 84,8% de las trabajadoras sexuales han intentado salir de la prostitución; esto denota la incapacidad que poseen para mejorar sus condiciones, en consecuencia, a la situación de vulnerabilidad y las trabas sociales que usualmente las rodean. 

Por su parte, el marco normativo, refleja una clara ausencia de garantías en la protección de las trabajadoras sexuales; en Colombia, no existe actualmente una legislación específica para el ejercicio de la prostitución que permita abordarlo desde un ámbito laboral, social y económico (Guerrero, 2017, p.3). Únicamente, la Corte Constitucional mediante la Sentencia T-629 de 2010, especificó que la prostitución no era ilegal ni penalizable. En el Código Penal, se estipulan como delitos: la inducción a la prostitución, el proxenetismo con menores y la imposición de la prostitución de manera forzosa. Finalmente, el Código de policía, en su capítulo 3, contempla la necesidad de establecer algunas restricciones al ejercicio de la prostitución de tipo locacional, sanitario y de inducción a la prostitución. Este vacío legislativo, en cuanto a la garantía de derechos, hace a las trabajadoras sexuales vulnerables y evidencia una dinámica social de invisibilización de sus condiciones.

La ausencia de garantías para el ejercicio de la prostitución deriva en una desprotección de las trabajadoras sexuales; en Bogotá dos de cada tres prostitutas han experimentado violencia o una violación de sus derechos (Secretaria de la Mujer, 2015, p. 35), y por la poca regularización, la actividad se ha visto envuelta en el tráfico y consumo de estupefacientes.

La prostitución necesita de una regulación con carácter urgente, requiriéndose una legislación que reconozca las condiciones de las trabajadoras sexuales y les dé garantías de seguridad, permitiendo que puedan mejorar sus condiciones y poder optar por una opción diferente de vida. 

Recomendados Libre Pensador:

Corte Constitucional. Sentencia T-629-10. (JUAN CARLOS HENAO PÉREZ; agosto 13 de 2010).

Espaciosdemujer.org (2018). Prostitución Marco Legal en Colombia