13 de febrero de 2017
Toros: sí pero no, dice la Corte
Por: Juan Diego Muñoz
El 22 de enero se reabrió la Plaza de Toros de la Santamaría, sin embargo, en esta ocasión no fue para una muestra cultural como un concierto o una obra de teatro. Después de 4 años, la historia se repite, volvió la controversial fiesta taurina, que había sido prohibida por el anterior alcalde de Bogotá. A raíz de un fallo de tutela de la Corte Constitucional, la pasión de algunos capitalinos volvió a la vida. Sin embargo, no todos los bogotanos recibieron positivamente el regreso de la temporada taurina y esto se mostró en las violentas protestas alrededor de la plaza.
¿Qué opina la ley?
De acuerdo con el Código Penal, en Colombia están prohibido el maltrato animal, sin embargo, hay una excepción en actividades como el toreo, situación que fue demandada por personas que piensan que no hay razón para esa excepción. Como consecuencia de lo anterior, el pasado primero de febrero, la Corte Constitucional le dio al Congreso de la República un plazo máximo de dos años para legislar sobre las actividades que involucran algún tipo de violencia animal y si no lo hace, estas actividades quedarán definitivamente prohibidas.
Un gran sector de la población se ha mostrado inconforme con la medida por la falta de eficiencia tanto de la Corte Constitucional como del legislador, ya que no se han pronunciado sobre el fondo del asunto. En el Congreso las opiniones al respecto están divididas. A favor de las corridas de toros están senadores como Julio Miguel Guerra del partido Opción Ciudadana. Carlos Fernando Galán y Armando Benedetti se han opuesto fuertemente a las actividades que tienen violencia contra los animales. En el 2015 ellos presentaron un proyecto de ley ante el Congreso de la República con el que se buscaba prohibir la financiación del Estado de espectáculos con animales, haciendo énfasis en la fiesta taurina.
Sí a las banderillas
La tauromaquia tiene un sinnúmero de partidarios que tienen argumentos muy polémicos, con los que mucha gente está de acuerdo y otros no. Uno de esos argumentos es que la fiesta taurina es uno de los legados que nos dejó la conquista española, lo que la convierte en una de nuestras herencias más antiguas, con más de cinco siglos dicen y es uno de los pocos rastros de la cultura oriental en tierra colombiana. Otro argumento es que la fiesta brava no es un deporte, sino una muestra artística de baile y virilidad. Otro argumento sostenido por los partidarios de esta actividad que es una forma de liberar sentimientos negativos, por lo que son personas menos violentas en otras actividades. También afirman que el cuidado dado a los animales antes de las corridas es mejor que el que se les da a los animales de matanza. También se tuvo en cuenta la inclusión de minorías apasionada por este arte, diciendo que no se les podían negar sus derechos. Sin dejar atrás las actividades económicas que se involucran directamente con el espectáculo como la crianza del toro Bravo (raza adecuada para la corrida de toros) que requiere de tratos especiales además del personal escenográfico como lo son los tres toreros, nueve banderilleros, 6 picadores, 3 ayudas; personal de logística, personal médico y de transporte, sin embargo hay beneficiarios indirectos como lo son los vendedores ambulantes de todo tipo alimentos y suvenires de la fiesta brava; los partidarios de la fiesta brava, argumentan que el derecho al trabajo de todas estas personas era vulnerado durante el cierre. Por último, están los pilares que sostienen el argumento presentado a la Corte Constitucional que produjeron la reapertura al coliseo taurino más grande de Colombia. Estos son los derechos a la libre expresión artística, al trabajo y al libre desarrollo de la personalidad, que, según los demandantes, estaban siendo vulnerados, a esto se suma que la fiesta brava es legal según el Código Penal y la ley 916 de 2004.
Un rastro de sangre legal
Colombia no es el único país con movimientos animalistas en contra de este tipo de arte, que es criticado alrededor del globo, hasta en países en donde la tradición es más fuerte como España. Quienes se oponen a la fiesta brava también lo hacen con argumentos muy fuertes. El primero es el hecho de que absolutamente todas las culturas han tenido conductas tradicionales destructivas y argumentar la antigüedad de las mismas no las hace más o menos adecuadas. El hecho de que haya condiciones peores como la matanza no hace más aceptables las condiciones en una corrida, ambas son formas de agresión a la integridad del animal. La finalidad del sufrimiento de un animal, no puede ser la simple entretención de unos pocos, muchas personas lo consideran pretencioso y egoísta por asumir que los humanos tienen derecho a decidir sobre la vida de los animales. Considerar la idea de que un animal nace con la pura finalidad de sufrir, es simplemente absurda según organizaciones en contra de la tauromaquia como lo es Animales Libres de Tortura (Alto), o a nivel internacional, el movimiento PETA fue uno de los principales movimientos impulsores de las protestas de aquel domingo.
Agregan que la tauromaquia no es la única actividad con la que las personas pueden descargar energías negativas y que la muerte de un animal no puede ser una única forma de satisfacción. Aunque ingerir carne es aceptado por algunos animalistas consideran que la humillación y la tortura de un animal son inaceptables. Por último, los animalistas no entienden la excepción a la fiesta brava en las leyes sobre maltrato animal.
En conclusión, es importante respetar la vida de los animales y también las convicciones de cada persona, teniendo en cuenta que solo porque algo fuera aceptado antes, no significa que esté bien. En dos años se sabrá la decisión tomada por el Congreso.
Revista Semana – Espectáculo de la Santamaría ¿La última de las corridas de toros?
Universidad de la Sabana – Ley 84 del 27 de Diciembre de 1989