6 de junio de 2015
Colombia se compromete a reducir los niveles de deforestación a la mitad para el año 2020
Por: Sergio Saffon
El programa Global 20-20 es una iniciativa con la cual las Naciones Unidas buscan acabar con la rápida deforestación de los bosques. Colombia ha decidido participar de este proyecto, sin embargo existen muchos retos a los cuales el país les debe hacer frente para cumplir con el objetivo.
El 24 de Septiembre de 2014, los líderes de 125 países del mundo se reunieron en Nueva York para discutir uno de los temas más urgentes de la agenda global pero también uno de los más ignorados: el cambio climático. Un tema relevante tratado en la convención fue la creciente necesidad de conservar los bosques alrededor del mundo. 27 países se comprometieron a reducir a la mitad la tasa de deforestación para el año 2020 y acabar con esta práctica por completo para el año 2030.
Diagnóstico de la deforestación en Colombia
Colombia es uno de los signatarios de esta resolución. Sin embargo, cumplir con las metas que se establecen en este documento va a ser un gran reto para el país. Pues, en el año 2013, un año antes de la firma del tratado, se talaron aproximadamente 120.330 hectáreas de bosques, lo que equivale a un área similar al que ocuparían 240.000 campos de fútbol o la totalidad de la ciudad de Bogotá. En la región amazónica se concentró el 57% del total de las pérdidas de masa vegetal para ese año. Para la directora del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (SINCHI), Luz Marina Mantilla “En la Amazonia hay muchas áreas protegidas y parques nacionales, pero todos aquellos terrenos que están por fuera de algún esquema de conservación son muy vulnerables y están a la deriva. Muchas veces se acusa de los daños sobre los recursos forestales a comunidades locales, cuando los culpables reales son empresarios”.
Adicionalmente, la ONG británica, Programa Global del Dosel calificó a Colombia como uno de los 500 actores responsables por la deforestación a nivel global. La organización establece que el país participa de manera activa en el mercado mundial asociado a la tala masiva de árboles que es una industria que genera ganancias de alrededor US$ 100.000 millones anuales. Aproximadamente, el 40% de la madera comerciada en el país proviene de árboles talados de manera ilegal o con permisos alterados. A pesar de todo esto, el principal enemigo de los bosques y selvas tropicales colombianos es la ganadería. La necesidad de grandes extensiones de tierra para la crianza y engorde del ganado bovino genera una ampliación constante de la frontera agrícola hacia los ecosistemas nativos más vulnerables. Para el año 2005 había en el país 22 millones de cabezas de ganado y la proyección para el año 2019 espera alcanzar 56 millones. A esto se le suman la deforestación para abrir campo al cultivo de la palma de aceite (especialmente en el Caquetá) y otros factores como los cultivos de soja, la industria maderera, los cultivos ilícitos y la pasta de papel. Papel de la comunidad internacional
La presión ejercida por la agroindustria y la debilidad del Estado colombiano para lograr controlar el fenómeno de la deforestación en el territorio nacional representan una grave preocupación para los grupos ecologistas que operan en el país, pues consideran que los planteamientos destinados a reducir la deforestación, establecidos en Nueva York en el 2014, se quedarán en el papel. Sin embargo, la comunidad internacional se ha comprometido a ayudar a Colombia a cumplir con su compromiso. El programa Misión Amazonía, tiene como objetivo educar las comunidades del Caquetá y el Guaviare para que entiendan las consecuencias que puede traer la destrucción de los bosques para la región. Este proyecto contará con el aporte de 64 millones de dólares proporcionados por los gobiernos de Noruega y Alemania. Adicionalmente, otro proyecto llamado “Corazón Amazonia” contará con el apoyo del Fondo GEF (Global Environmental Fund) con un financiamiento de 30 millones de dólares. A nivel nacional el Ministro de Medio Ambiente, Gabriel Vallejo, expresó el compromiso de Colombia para restaurar 20 millones de hectáreas antes del 2020.
Visión a futuro
En síntesis, el verdadero desafío para Colombia recae en la necesidad de realizar una transición de un modelo económico extractivo y depredador de recursos naturales a un proyecto de desarrollo sostenible donde coexistan armónicamente el capitalismo y los ecosistemas nativos. Es importante que el país entienda que los bosques y selvas tropicales con los que cuenta son sumamente valiosos. No solo para la protección de la abundante biodiversidad endémica del territorio nacional, pero también para generar actividades productivas como el ecoturismo y más importante aún, la investigación científica. Gracias a descubrimientos principalmente en la selva amazónica se han logrado grandes avances en el campo de la medicina debido a los estudios realizados en plantas medicinales que posteriormente fueron usadas para la fabricación de medicamentos. Otros avances importantes se han dado áreas como la biomecánica, la química y la biología. Por lo tanto, la necesidad de proteger las restantes 59,1 millones de hectáreas de bosque natural, que componen cerca del 51.8% del territorio nacional, debe ser una política pública ambiental de carácter prioritario para el Estado colombiano.
Referencias El Libre Pensador:
WWF- Resumen especial de los resultados de la cumbre del clima de las Naciones Unidas
Fedesarrollo- Deforestación en Colombia: retos y perspectivas