Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

25 de julio de 2014

De la politica basura, cero

Por: Daniel Castro

El pasado 19 de marzo se conoció la decisión de Juan Manuel Santos de no acatar las medidas cautelares otorgadas por la Comisión interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a Gustavo Petro, dejando en firme su destitución e inhabilidad para ejercer cargos públicos por 15 años, impuesta por la Procuraduría General de la Nación. Mientras esto ocurre, el abanderado programa de la Bogotá Humana, Basura Cero, opera en medio de críticas y elogios, pero más allá del debate político que desata cambiar el esquema de recolección de basura, surge una pregunta desde el punto de vista económico y financiero; ¿es viable y rentable para la ciudad el nuevo modelo de aseo?

Pues bien, existen argumentos en contra y a favor que buscan dar respuesta a dicho interrogante. Según el exalcalde de Bogotá Jaime Castro, opositor a Basura Cero, el cambio en el modelo de aseo ocasiona un detrimento patrimonial y significa retornar a un esquema que habría demostrado ser fallido para la ciudad, basándose en la mala experiencia vivida hace dos décadas con la Empresa de Servicios Públicos (Edis). En esa época, el servicio de aseo era prestado en un 100% por la Edis, cuyo funcionamiento era deficitario para la ciudad, pues lo que recaudaba por tarifas no era suficiente para solventar su operación y el distrito tenía que asumir las pérdidas. Por otro lado, tampoco era viable, pues Bogotá se vio sometida a varias emergencias sanitarias por falta de eficiencia y mala administración corporativa, razones que en 1993 llevaron a la empresa a ser liquidada. Según el ex mandatario, el nuevo modelo de aseo de Petro significaría volver a un sistema insostenible para la ciudad

Sin embargo, existen grandes diferencias de tipo financiero entre el modelo de aseo cuando éste era prestado por la Edis, y el programa Basura Cero de Petro, además de otros factores, que permitirían contradecir los argumentos de Jaime Castro con respecto a la implementación del nuevo esquema.

Peligro de detrimento patrimonial Vs control de gestión

La estructura corporativa de la Edis y Aguas de Bogotá es totalmente diferente. La Edis era una empresa cuyo único accionista era el Distrito Capital, el cual no ejercía un control de gobierno corporativo y además solo giraba recursos para solventar las pérdidas, mas no para llevar a cabo inversiones que permitieran volver más productiva la operación de la compañía y reducir costos. Diferente es el caso de Aguas de Bogotá, pues financieramente no depende del distrito sino de su casa matriz; la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAB), quien además de ser la empresa pública más sólida financieramente de la ciudad, tiene la capacidad y la obligación de ejercer un control sobre la gestión de su subsidiaria en cuanto a la consolidación del nuevo modelo de aseo, que se basa en llevar a cabo las inversiones pertinentes en activos fijos como la compra de los compactadores de basura o las barredoras de calle que ya operan en la capital, así como la prestación en general del servicio.

Por otro lado, para Jaime Castro existe el peligro de que haya un detrimento patrimonial y un descalabre en las finanzas de la EAB, a través de Aguas de Bogotá al encargarle la prestación del servicio de aseo en Bogotá. Pues bien, el 16 de septiembre de 2013 (cuando el nuevo modelo de aseo ya llevaba cerca de un año en funcionamiento) Fitch Ratings, calificadora de riesgo, otorgó la calificación de AAA a la EAB. En el informe puntualiza que la compañía goza de una robusta posición de liquidez, bajo nivel de endeudamiento y añade que “En sus escenarios de análisis, Fitch incorporó la financiación del consumo mínimo vital y la capitalización del negocio de aseo a través de Aguas de Bogotá, las cuales no representan riesgo en el corto plazo.” En síntesis, éste informe (y en especial la calificación crediticia) da un concepto serio sobre la capacidad financiera de la EAB para consolidar el nuevo modelo de aseo y permitiría asumir que no existe ningún detrimento patrimonial, sino una serie de inversiones con una rentabilidad futura alta.

La viabilidad del modelo en tela de juicio

Otro factor que preocupa al ex Alcalde Jaime Castro es la viabilidad del nuevo modelo, es decir, si tendría un funcionamiento eficiente. Al respecto, del informe de rendición de cuentas del año 2013 de Bogotá Humana, se puede evidenciar una mayor productividad en la operación del servicio de aseo. En cifras, en 2012 se recogieron 2’268.000 toneladas de basura y en 2013 fueron 2’405.222 pero el pago a operadores en 2012 fue de 373.000’000.000 y en 2013 fue de 325.114’000.000, lo que representó un ahorro de 50.690 millones para Bogotá. Además, el valor por tonelada recolectada pasó de 164.463 en 2012 a 135.170 en 2013. Es decir, se podría afirmar que el nuevo modelo de aseo es viable, pues según dicho informe se recogió más basura pero costó menos a la ciudad hacerlo, lo que se traduce en mayor eficiencia y productividad en el servicio.

En conclusión, debe tenerse claro que el modelo de aseo que se tenía con la EDIS es completamente diferente al que se plantea con Basura Cero, y además, éste último sería viable y rentable para Bogotá desde el punto de vista financiero, en su estructura corporativa y en su operación. Sin embargo, más allá de pensar en eficiencia, en utilidades y pérdidas, la inclusión de los recicladores al nuevo modelo de aseo que ya va en un 51%, es un debate que aún no ha tenido lugar y debería concentrar la atención de los bogotanos por el inmensurable impacto social que genera.

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