Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

10 de marzo de 2020

Plaza de Paloquemao, el convertidor de sueños

Por: Danna Guarín

Todos tienen sueños, aspiraciones y diferentes metas por cumplir. Cuando no hay manera de acceder a un empleo formal o a una Universidad, muchos piensan que no hay posibilidad de surgir, bien, pues a continuación la historia de quienes creen lo contrario y hayan la manera de realizar sus fantasías con verraquera, diciendo con orgullo ‘’trabajo en Paloquemao, si, en la plaza’’.

Madrugar para recibir las cargas con verduras, frutas y carnes; echarse el bulto al hombro; ganarse la clientela ofreciendo precios cómodos y tratándolos como si fueran familia, es el día a día de quienes trabajan en la plaza de mercado de Paloquemao. Un lugar que sirve de sostén a numerosas familias, en el que los rencores no existen, se gana conforme se trabaja y da posibilidades a quien las cree perdidas.

Mi hogar

De generación en generación se han conservado, por más de 40 años, los negocios familiares de la plaza que suponen unión y enseñanzas entre sus integrantes. Muchos negocios iniciaron con los abuelos de los jóvenes de hoy en día, quienes adoptaron la labor en la plaza como alternativa para cubrir sus gastos en una época donde el mercado laboral era excluyente y sólo asequible para algunos. Hoy en día las barreras que habían apartado a ciertos grupos sociales del goce de algunas oportunidades están pasando a segundo plano, entonces ¿cómo es que hay tanto joven trabajando en la plaza? ¿Por qué las nuevas generaciones continúan con los negocios?

El trabajo como “placero” significa para los jóvenes recordar sus raíces y conservar la relación fraternal con el lugar en el que han crecido, al cual orgullosamente llaman hogar. Trabajar allí supone un gran reto: lidiar con distintas personas, afrontar el verano/invierno que trae consigo el aumento de los precios y la disminución de ventas, tener variedad de productos en el local y claro, ofrecer ‘’siempre lo mejor…siempre fresco’’ (eslogan de la plaza) para ganar clientela.

Sin embargo las ganas de salir adelante y continuar con la labor que consideran “se lleva en el corazón”, es más grande que la fatiga que supone trabajar en la plaza de Paloquemao. El reconocimiento entre los trabajadores, la satisfacción de los clientes al recibir productos agrícolas nacionales y la continuación de la tradición familiar son algunas de las razones que le mueven el corazón a las nuevas generaciones.

El comienzo de un sueño

Sin embargo la ubicación de la plaza, en pleno centro de Bogotá, rodeada por barrios vulnerables en los que la prostitución, el hurto y la droga son protagonistas, hace creer a algunos de los jóvenes que trabajan en Paloquemao que es mejor conseguir un título técnico o profesional y abandonar tal labor, esto sin mencionar los estigmas sociales que hacen creer que quien trabaja de corbata y traje es más que quien se echa bultos al hombro.

Por ello los jóvenes buscan posibilidades para llegar a lo socialmente aceptable, lo cual no es fácil y menos para quien no se mueve en el medio. Es ahí cuando lugares como la plaza de mercado de Paloquemao se convierten en el conector de realidades y sueños, pues ofrece a las nuevas generaciones la posibilidad de ganar un buen salario y también la afiliación al Sistema de Potenciales Beneficiarios para Programas Sociales (SISBEN).

Largas jornadas laborales que oscilan entre las 5:00AM y las 5:00PM para luego asistir a un instituto o universidad con el ánimo de obtener un título, supone madrugadas, trasnocho, cansancio y la abstención de actividades que hace normalmente un adolescente, pero aun así, los jóvenes que trabajan a la plaza dicen que el anhelo de cumplir sus objetivos es mayor que el cansancio físico, y la satisfacción de “ganarse las cosas por uno mismo” les enseña a afrontar los desafíos de la vida y no estar acostumbrados a que “todo les venga servido en bandeja de plata” como muchos dicen.

Sea por necesidad o voluntad, el trabajo en Paloquemao ofrece a los “placeros” oportunidades económicas y personales y en tanto digno y honesto, no debe ser subestimado, ya que tal oficio no le quita a nadie y por el contrario brinda alimentos de la mejor calidad a los bogotanos.

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