Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

20 de noviembre de 2017

Muerte, trabajo extensivo y ánime

Por: Adrián Suárez Correa

Morir por trabajar extensivamente parece una situación extraña y poco probable; sin embargo, no lo es. Japón es uno de los países en los que se presentan una gran cantidad casos de muerte debido al trabajo extensivo, cantidad más grande de lo que se esperaría. Tan grave es la situación en Japón que el gobierno ha tenido que implementar diferentes normas con el propósito de evitar que las personas mueran por “Karōshi” —muerte por trabajar extensivamente—, generalmente ocasionada por accidentes cerebrovasculares y ataques al corazón dados por altos niveles de estrés, pésimas dietas alimenticias y poco descanso.  O por “Karō Jisatsu” (suicidio causado por el trabajo extensivo); que abarca temas como el límite de horas extra que pueden ser trabajadas, el pago y no pago del trabajo en horas extras y la obligación que tienen los empleadores a que sus empleados utilicen las vacaciones.

Cultura Karōshi

Es importante entender que el concepto y la cultura Karōshi tiene una historia detrás; en la época  en la que se podía ver una  relación entre campesinos y los Daimyō (quienes mandaban y cuidaban de los campesinos) en el que la idea de poner el trabajo sobre la vida personal era común. Otra época importante que influenció a que se creara este fenómeno fue el fin de Segunda Guerra Mundial con la gran industrialización japonesa. En esta se  vio un incremento exponencial en las horas trabajadas por los japoneses. Entonces,  en 1987 por varios casos de muertes repentinas por personas que se excedían trabajando se reconoció el concepto y fenómeno social de Karōshi. La BBC entre otros medios de comunicación han abarcado este fenómeno, algunos de los artículos que muestran información interesante sobre la muerte por trabajo extensivo en Japón son: ‘Death from overwork’ is so common in Japan there’s even a Word for it. ¿But is it physically possible? y  ¿ Is Japan’s culture of overwork finally changing?, publicados  por Zaira Gorvett.

A pesar de que este tema tiene tanto por analizar y tantas formas de abarcar, en este artículo se verá cómo el ánime se ve afectado por el fenómeno de Karōshi y por qué aquellos que estamos interesados en las series animadas japonesas debemos empezar a preocuparnos acerca de la situación que está ocurriendo en el país nipón.

Relación entre el ánime y Karōshi

En marzo de este año Kazunori Mizuno, animador japonés que trabajó para las famosas series Bleach y Naruto, murió aparentemente por Karoushi, lo cual se dio a conocer hasta hace poco, ya que su muerte no se hizo pública hasta el 9 de abril cuando sus compañeros de trabajo publicaron información al respecto mediante Twitter. Por ello, y la impactante noticia de que la segunda temporada de “Shingeki no Kyojin” -Attack on Titan, ánime que fue un gran éxito desde su lanzamiento en el 2013-, solo emitirá doce episodios; los fans del ánime empezaron a preocuparse sobre la alarmante situación en la que se encuentran los trabajadores en Japón, especialmente los animadores. En el año 2015 la Agencia Japonesa de Asuntos Culturales pidió conducir una encuesta entorno al salario de los animadores japoneses; esta fue realizada por la JAniCA (Japan Animation Creators Association), con una muestra de 759 participantes, la cual determinó que los animadores trabajan aproximadamente 11 horas al día y su salario promedio anual es de 1.1 millones de yenes, lo cual es cuatro veces menor de lo que gana un trabajador de oficina (información que se puede determinar tomando en cuenta los resultados de los informes presentados por la Agencia Nacional de Impuestos en Japón).

La industria del ánime  versus  los animadores

El salario de los animadores es totalmente nefasto, trabajan más de ocho horas al día, su remuneración no es la suficiente para poder sostenerse y en adición a ello, muchos  tienen que hacer el trabajo equivalente a tres personas, debido a la escasez de animadores disponibles y la demanda en aumento exponencial de nuevas series por parte del público (público no solo japonés sino internacional) y de empresas privadas como Crunchyroll y Netflix (unas de las pocas  que se arriesgaron a publicar ánime legalmente y han tenido éxito en ello). ¿Cuáles son los problemas que surgen con lo anteriormente planteado? Son dos esencialmente: el primero, es que el estilo de vida que llevan actualmente los animadores abre mucho las puertas a casos de muerte por Karōshi (*dato: algo preocupante es que estas muertes, como en el caso de Kazunori Mizuno, son generalmente ocultadas por las empresas y poco abarcadas por los medios de comunicación no solo entorno al campo de la animación sino, también, en los diferentes ámbitos laborales que hay en Japón).  Y el segundo, es que el anime hoy tal como lo conocemos puede cambiar debido a que menos personas están dispuestas a ejercer el trabajo de animador en Japón a pesar de este ser el principal país productor de este tipo de series y películas que han llegado a ser emblemáticas y reconocidas en la esfera  internacional.

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Japan Animation Creators Association 

National Defense Counsel for Victims of Karoshi