2 de marzo de 2015
Messi o la culpa de haber creado un monstruo
Por: Juan Esteban Osorio L.
Lionel Messi pasa de ser un desastre a un héroe en el lapso de dos jornadas. Falcao ahora se calza el disfraz de villano por su mala campaña en el Manchester United. Ronaldo salta del cielo al infierno con la facilidad con la que brinca en la cancha. John Carlin dice que Messi es un imbécil. Hernán Casciari argumenta que es un privilegiado, y un semi dios. El uno es argentino, exagerado y compatriota. El otro, escocés, y ofendido. ¿Quién tiene la razón?
Las escenas en su contra se repiten una tras de otra. En medio del reciente mundial de Brasil 2014, se creó toda una discusión por un supuesto desplante que Lionel Messi le había hecho a un pequeño fanático que quiso saludarlo. No valieron explicaciones, excusas posteriores, fotos con el niño, nada: Messi había sido juzgado. Y para más INRI, el día de la final entre Alemania y Argentina, cuando en la premiación de clausura, le fue otorgado el Balón de Oro, nuevamente salieron los críticos a condenar el desplante y el gesto indiferente del jugador cuando le entregaron el trofeo.
De Carlin, con amor
En el pasado Hay Festival que se celebró en Cartagena, una de las estrellas invitadas fue John Carlin. Estrella, sin sarcasmo ni doble sentido: no es cualquier periodista. Es un tipo con una pluma formidable, que oscila entre el deporte y la política, entre el inglés y el español. Hijo de padre escocés y madre española, ha vivido entre los dos mundos toda su vida. Entre sus trabajos más reconocidos, figuran “El factor humano”, en el que aprovechando su experiencia en Suráfrica como corresponsal del periódico inglés “The Independent” por más de 5 años, recreó la historia de cómo Nelson Mandela aprovechó el rugby como el cohesionador de una sociedad dividida y dolida, en búsqueda de unión y consenso. El libro resultó tan exitoso, que Clint Eastwood hizo la película “Invictus” protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon en los papeles protagónicos de Mandela y el capitán de la selección surafricana de rugby, Francois Pienaar.
Por otro lado, Carlin, por su cercanía con Argentina donde pasó algunos años de infancia, y su residencia española, también le ha dedicado tiempo y talento al fútbol y al deporte en general. Además de dedicar un documental al tema de Maradona ( “Dejando el hábito”), y de entrevistas recordadas a David Beckham en su paso por el equipo merengue, por estos días se rumora que prepara un libro biográfico alrededor de Rafa Nadal, el tenista español. Así de relevante es este periodista, que estuvo vinculado a El País de España entre 2004 y 2008, y que hoy, escandalizado por la falta de valores y de integridad de José Mourinho como técnico de fútbol, le ha declarado la guerra. Escrita, por supuesto.
Y entre los blancos de Carlin, este peso pesado del periodismo mundial, entra Lio Messi. EL diario El Tiempo tituló un artículo de cubrimiento del Hay Festival: “”Nunca más quiero entrevistar a Leo Messi”. Según el británico, el jugador argentino hace gala de una actitud “insoportable y absolutamente irrespetuosa”. Puntualizó en su presentación en el festival: “Es un placer siempre ver jugar a Messi, pero yo quisiera que se quedara siempre ahí en la tele o en el Camp Nou, o donde sea que esté jugando. Yo lo he entrevistado un par de veces y la segunda vez lo encontré insoportable. Me cayó fatal.” ¿Las razones? Carlin cuenta que llegó dos horas tarde, con mala leche, sin pedir disculpas y con una andanada de respuestas monosilábicas.
Casciari y la argentinidad
Hernán Casciari es un gordito bonachón, argentino, residente en Cataluña, que todavía no se decide si lo suyo es la literatura o el periodismo, pero como ambos le salen bien, mientras decide, transita con soltura entre los dos. Y habla desde su experiencia como argentino y desde su filiación de sangre: lo suyo es el buen fútbol. Entre sus reconocimientos figura haber sido el blog más leído en lengua española, a principios del 2000, lo que le significó haberlo impreso como una novela, tremendamente exitosa: “Más respeto que soy tu madre”. Y desde ese mismo blog, Orsai, ha generado toda una revolución al crear una revista cultural y de periodismo, multinacional, que prescindió de la publicidad. Eso, en un mundo donde las publicaciones impresas están condenadas a desaparecer, no es una cuestión menor. Hoy, esa revista se llama Bonsái (porque también es para adultos) y se consigue en casi todos los países de América latina.
Un día, Casciari se levanta y epifanía de por medio entiende el fenómeno Messi. En un texto hilarante, el argentino dice que descifró el dilema Messi, el día que vio un video en el que el editor se dedicó a recoger todas las jugadas en las que el delantero argentino era “fauleado” –eran los ochenta, así se decía- y además de caer, volvía y se levantaba. El segmento que se encuentra en youtube, no se concentra ni en goles ni en jugadas magistrales: sólo en pasajes donde el argentino es tacado como si fuera un terrorista del balón. Para el bloguero, ahí residía el secreto del jugador: Messi se porta como un perro, obsesionado por un objeto, el balón, y gracias a esa fijación es el monstruo que es en la cancha. El hombre-perro, lo llama, en una pieza periodística notable. De hecho, alcanza a explicar por qué social, pública, periodística, publicitaria y personalmente Lio Messi fracasa. Para Casciari, Messi es un tipo con una sola habilidad privilegiada y única. Y es lo único por lo que se debe juzgar.
En una escena memorable de El Padrino, el Don, representado por Marlon Brando, dice, proyectando como siempre la quijada hacia adelante, en un gesto triste y resignado: “Me pidieron que hiciera cosas monstruosas; me convirtieron en un monstruo. Y hoy me señalan de Monstruo!”
Pues eso. El público del fútbol desencantado del fútbol soso y aburrido de los noventas, que cedió a las presiones de Fifa y multinacionales, clamaban por un genio que devolviera el balón a los pies, y mejor si eran suramericanos. Y apareció Lio Messi. Y hoy, lo catalogan de monstruo porque “odia las entrevistas y a los periodistas”. Que hagan la fila.
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El Tiempo – “Nunca más quiero entrevistas a Messi”: John Carlin