21 de enero de 2015
Líderes transformadores
Por: Adriana Rodríguez Saavedra
El concepto de liderazgo generalmente está vinculado a seres que han tenido una fuerte influencia sobre otros a nivel social, político y militar. Sin embargo, los investigadores durante el siglo XX pretendieron determinar cuáles son los rasgos que inciden para que alguien sea seguido y, por ende, cumpla con sus objetivos. Pero hay líderes, que además de conseguir el beneplácito de su público, se interesan por generar moralidad y motivación en quienes le rinden fidelidad. Esta mirada fue acuñada por Burns en (1978) y complementada por Bass en (1985), quien agregó la efectividad como una forma de medir a quienes se consideran líderes. Lo interesante es que esta visión de liderazgo transformador ha sido adoptada con éxito por diferentes líderes, pues afirman que la honestidad y la proyección de futuro motivan al equipo de trabajo a cumplir con los objetivos propuestos.
Un líder a secas
De manera casual, ha sido llamado líder a quien es capaz de manejar un espacio público con vehemencia, a través de su voz, como de su corporeidad. El mejor ejemplo es Hitler quien, después de darse a conocer el Tratado de Versalles en 1919, se paró indignado frente a los alemanes, en plena plaza pública, y habló a los derrotados sobre los término de aquel, pues lo consideraba injusto y una revancha clara, en particular, de Francia e Inglaterra. Sin esperarlo, Hitler se sintió alagado, pues se ganó el beneplácito del público.
Allí nació un líder, aquel que fue capaz de convencer a miles de su visión de superioridad que desencadenó en la Segunda Guerra Mundial. Este, en particular, fue un liderazgo nefasto. Seguramente, cada cual tenga en su mente una idea de liderazgo o de quién es un líder. Pues bien, sobre esta visión existen múltiples imaginarios como definiciones de los estudiosos sobre el tema que, dicho sea de paso, han mutado hasta hoy. Verbigracia, la de (Hemphill en 1957), que definía el liderazgo como el comportamiento de un individuo cuando dirige sus acciones hacia una meta común. O la de (Tannenbaum, Wechsler y Massarik, 1961) quienes decían que el liderazgo consistía en la influencia interpersonal, ejercida en una situación y dirigida a través del proceso de comunicación hacia el logro de una determinada meta o metas. Como se observa, estas miradas se concentran en la labor del líder, mas no en el roll de los seguidores y su trabajo para concluir un propósito.
Liderazgo con fundamento colectivo
Desde otra perspectiva, (Burns 1978) centra su atención en lo que denominó un liderazgo transformador, en el cual líderes y seguidores incrementan su nivel de motivación y de moralidad, tomando como punto de partida las necesidades básicas propuestas por Maslow; debido a ello, (Bass, 1995) agregó que se debía medir la efectividad de un líder a partir de la respuesta de sus seguidores. En este sentido, un líder transformador se distingue por tres características básicas: carisma, estimulación intelectual y la consideración individualizada.
Según (Bass, 1995) el carisma de un líder evoca en sus seguidores emociones fuertes y un gran sentido de identificación en sus propósitos. Por estimulación intelectual entiende que se trata de incrementar la toma de conciencia de los problemas por parte de los seguidores y hacerles ver las cosas desde otra perspectiva, y la consideración individual incluye apoyo, estímulo y fomento del desarrollo de sus seguidores. Ejemplos variados hay de estos líderes transformadores: Nelson Mandela, indiscutible paladín de una nación que logró cerrar sus heridas a través del perdón y la unificación: Sudáfrica; la reconocida vendedora de maquillaje Mary Kay Ash, quien a sus 56 años se retiró de su labor profesional para escribir un libro, que se convirtió en la esperanza de ingreso de millones de mujeres ávidas de conseguir entradas adicionales. Pero lo más impactante para sus seguidoras fue descubrir la filosofía inmersa en las estrategias de mercadeo: “trata a los demás como quieras que te traten a ti”.
Así, entonces, un líder transformador no es solo el quien consigue sus propias metas, sino quién se preocupa y actúa por sus seguidores, pues si bien alcanzar los logros es importante, más lo es entender que se trabaja con seres humanos que también tienen sus propios sueños y aspiraciones.