22 de mayo de 2018
La formalización vale oro: Gold rush, Colombian style
Por: Juliana Parra
Dada la difícil situación por la que cruzó la economía del país entre finales de 2017 y comienzos de 2018, se esperaba que las exportaciones fueran un alivio, dinamizando el consumo interno y la generación de empleo. Ahora bien, pese al mal desempeño que mostraron en 2016, año en el que tuvieron una variación negativa por encima del 10%, con relación al 2015, se registró un alza en los últimos dos meses del año pasado, tendencia que generó expectativas sobre su comportamiento a futuro.
El Dorado contemporáneo: entre externalidades positivas y externalidades negativas
Efectivamente, a finales de 2017 Colombia registró un buen momento en cuanto a comercio exterior, con las exportaciones totales, en lo corrido del año pasado, por encima de las registradas en el mismo periodo durante 2016. Tales resultados se deben, en gran medida, al desempeño de los sectores de agroindustria, alimentos y productos de industrias extractivas. De estos últimos, cabe destacar, en particular, la comercialización de oro en lo corrido del 2017, ubicándose como el ítem con el mejor desempeño en el sector económico en cuestión, aspecto a recalcar, en tanto 2016 fue un año desfavorable para las industrias extractivas. Con todo, 2017 se destacó como uno de los años con el mejor rendimiento, ocasionado por la recuperación de los precios de los minerales en el mundo.
En Colombia las exportaciones de oro aumentaron de forma progresiva en 2017, con cifras que han crecido en más de un 100%, con respecto a los mismos meses del año anterior. Desafortunadamente, casi el 87% de la extracción de oro se encuentra por fuera de marco legal, lo que quiere decir que mucho del oro que se está exportando no está reportando aportes fiscales al Estado, sin mencionar que se traduce en daños sociales y ambientales en los entornos circundantes, derivados de la minería informal. De esta manera, las externalidades negativas exceden las externalidades positivas.
La formalización: una tarea tan difícil como necesaria
Entidades como Artesanías de Colombia se han puesto a la tarea de fomentar la formalización en relación con la comercialización de bienes provenientes o relacionados con la cadena de explotación minera. De ahí surgen iniciativas como el fomento a la inclusión de los municipios en el Registro Único de Comercializadores de Minerales (RUCOM), el instrumento con el que se busca aumentar la transparencia y la comercialización de minerales en Colombia.
Debería estar dentro de las prioridades del gobierno formalizar la extracción de minerales como el oro rápidamente, para llegar a transformar este buen momento del mercado en mayores posibilidades de desarrollo y también para prevenir el surgimiento de situaciones de violencia relacionadas con el control de zonas de extracción, sobre todo en un contexto de posconflicto, por las disputas entre estructuras armadas, distintas a la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), persistentes en territorios estratégicos, asociados en muchas ocasiones a economías de esta índole.
Capacitaciones y facilidades en el acceso a las condiciones técnicas para calificar a certificaciones internacionales como Fairmined podrían ayudar en el proceso de formalización, ya que las mismas generan incentivos para la formalización e implementación de procesos ambiental y socialmente sostenibles, en tanto permiten elevar el precio de sus bienes mineros, por encima al precio del mercado, siempre y cuando cuenten con el sello que da cuenta de la trazabilidad en los procesos del caso.
El consumo de productos que vienen también con una construcción narrativa de consciencia social y ambiental se ha vuelto una tendencia en el mercado, generando una alta demanda por bienes agrícolas o artesanales, por mencionar solamente algunos, que certifiquen practicas sostenibles o denominación de origen, inclusive si eso significa pagar un valor superior al del mercado.
Valdría la pena evaluar cuánto se ha involucrado el gobierno en incentivar prácticas de certificación, no solo para la industria minera, sino también para la agroindustria que ha sido parte importante de la recuperación de las exportaciones este año. Un impulso de parte del gobierno en este sentido, junto con otras medidas, podría significar, a mediano plazo, industrias prósperas, intensivas en mano de obra, con alta demanda internacional y sostenibles en el tiempo.