7 de junio de 2017
Enrique Serrano, dentro de la mente de un escritor
Por: Juan Carlos Maestre y Camilo Velasco Díaz
En esta entrevista, Enrique Serrano, el autor de ¿Por qué fracasa Colombia? nos permite acercarnos un poco a él mismo. Una persona reflexiva que asombra por el uso de las palabras y por su gran entereza. Muestra sus perspectivas hacia el futuro y aconseja a los jóvenes que se acercan hacia lo que él argumenta: un mundo más individualista y agresivo. La primera impresión que da al conocerlo, es ser una persona muy serena y con mucha sabiduría. Sus palabras son invaluables. Conózcalo, a través del formato Marcel Proust.
Libre Pensador: ¿Cuál es el rasgo principal de su carácter?
Enrique Serrano: La verdad es una pregunta difícil, yo suelo ser tachado por los demás como una persona muy reflexiva, pero al mismo tiempo una persona introvertida y solitaria. Soy muy hijo de este país, como lo somos muchos. Eso me hace ser un ser un poco raro, porque me doy cuenta de cosas de las que nadie más ve, que no son tan obvias. Pero por esto mismo soy reservado con mis opiniones y no las doy al público. Además, en un mundo como este tan arrebatado yo no soy hombre de acción, incluso desde que era niño detestaba las películas de acción. Lo que quiero ver es cómo a la gente le afecta el mundo en sí mismo. En este aspecto me he quedado un poco solo, porque a la gente le interesa el producto como tal.
L.P.: ¿Cuál es su mayor miedo?
E.S.: Pues yo tengo un gran miedo al futuro en general, sobre todo para mis hijas que tengo 3. Es un futuro duro, competitivo, mezquino, agresivo. Una sociedad más agresiva, más desesperada por obtener bienestar, mucho más individualista y además con estándares de calidad, de bienestar reconocimiento venidos del exterior y perdemos cada vez más el poco dominio que teníamos sobre nosotros mismos. Yo miro al futuro con recelo, con desconfianza, porque sé que mi vida no fue tan fácil, pero tampoco tan difícil, yo pude hacer destino, pero las generaciones venideras la tienen más difícil.
L.P.: ¿El defecto propio que deplora más?
E.S.: La verdad es muy pretencioso que lo diga así, pero el defecto que más deploro es la estupidez, la inepcia, la imposibilidad de entender. No es una cuestión moral, sino un problema de no poder captar las esencias del mundo y por tanto dar pasos en ciego constantemente. Eso me da una mezcla de rabia, junto con amargura e impotencia. El mundo no va hacia más inteligente sino hacia más inepto y veo eso muy peligroso.
L.P.: ¿Su sueño o concepto propio de felicidad?
E.S.: Yo tomo una bella frase de Julián María: La felicidad es el imposible necesario. Es algo imposible de ver, pero es necesario de tenerlo como objetivo, como horizonte. Esto para poder alcanzar cierta dosis de una vida serena y tranquila en la que no se necesita muchas cosas y uno se conforme o se sienta complacido. Hay otra frase de Jean Paul Sartre: Si las cosas no son como yo las quiero, las quiero como son, en el sentido de tratar de adaptarme a un mundo imperfecto y efectivamente el mundo es imperfecto y siempre lo será. Por tanto no es muy sensato desear un mundo perfecto. Pero una felicidad razonable es posible. La encuentro leyendo mis libros, la encuentro viendo mis programas, averiguando cosas, y en las cosas simples en general. Pero eso sí les saco mucho jugo.
L.P.: ¿Cuál es su animal favorito?
E.S.: Me gusta mucho el elefante por la paciencia que representa. Me gustan los felinos en general y los insectos, especialmente las hormigas.
L.P.: ¿Cuáles son sus autores preferidos prosa?
E.S.: Los alemanes sobre todo como Zweig, Thomas Mann, Nietzsche. Leo mucho un ensayista rumano llamado Emil Cioran, Schopenhauer y estudié filosofía y tengo ese vicio. Me gustan los personajes reflexivos, porque explican lo que pasa, y van más allá y explican el porqué. Me gusta también Herman Broch que escribió un libro precioso que se llama “La muerte de Virgilio”. Ahora leo más a Kafka, ya que antes no me agradaba mucho. Mis preferidos son los escritores rusos: Dostoievski, Turguénev, Tolstoi, Gógol. He estado leyendo los últimos 5 años a García Márquez y me ha ido muy bien, pero durante muchos años tuve mucho recelo de la literatura latinoamericana. Leía a Varga Llosa con un poco más de placer. Ahora estoy aprendiendo, porque en Colombia casi que es obligatorio empezar con autores latinoamericanos y yo soy renuente a esto. Ahora que soy escritor profesional, la literatura contemporánea le tengo mucho recelo. Leo a Proust, tuve que aprender lentamente y ahora lo leo con gran placer. Leer es una cuestión de ritmo; ritmo cerebral y acompasar el flujo del cuerpo con el río del lenguaje. No pude hacerlo con Joyce. Leo ensayos históricos de Robert Graves. De los latinoamericanos me gusta mucho Manuel Mujica Láinez y me permitió re leer con mucho placer a Borges. Ahora tengo la colección completa de sus obras. En fin, son lecturas muy variadas y podría nombrar muchos más, pero me gustaría terminar con un escritor egipcio que se llama Naguib Mahfuz que escribió una novela muy hermosa que se llama “El callejón de os milagros”.
L.P.: ¿Su cultura histórica preferida?
E.S.: Sin duda es Roma. Me gusta mucho la antigüedad, la cultura árabe y egipcia. Pero prefiero a Roma.
L.P.: ¿Qué evento de su vida le demostró el mayor alcance de su voluntad?
E.S.: A veces he hecho cosas increíbles para mí mismo. Evento puramente instantáneo, fue que unos tipos me robaron el carro a mano armada. Yo logré enfrentarlos y empujarlos. Salí corriendo y no me dispararon. Es una entereza de la que yo no creería haber sido capaz. Claro fue un acontecimiento de un instante. En realidad, escribir libros, tener ideas en bruto, totalmente abstractas y convertirlas en realidades materiales, se necesita mucho valor. Al igual que para tener hijos y sacarlos adelante.
L.P.: ¿Cuál es héroe de la vida real?
E.S.: Hay varios personajes que me parecen heroicos. Mijahil Gorbachov, que le cayó toda esa carga histórica encima y sin embargo fue capaz de seguir viviendo. Otro personaje que me llama la atención es Nairo Quintana; tiene que hacer todo solo pedalazo a pedalazo. En general la gente que tiene esa voluntad, esa entereza indeclinable, esa determinación sobre todo las mujeres. Pienso que las mujeres son mucho más fuertes psicológicamente que uno. En ese sentido, admiro mucho a mi abuela Guillermina Reina, a pesar de ser chiquita, tenía una voluntad de hierro, sacó a toda una familia sola. Mi abuelo murió cuando ella tenía 32 años. Tenía las cosas claras, hay que educar a los hijos y hay que hacer lo que sea para hacerlo. Sin darse cuenta llegaron a la Universidad y ahí salieron adelante. Entonces esa valentía es muy admirable.
L.P.: ¿Cuál es su posesión material más apreciada?
E.S.: Sin duda son mis libros, aunque sean muchos y a veces estorben.
L.P.: ¿El hecho militar que más admira?
E.S.: Las batallas romanas, especialmente en las que prácticamente parecía que todo estaba perdido, como la batalla del bosque de Teutoburgo. La batalla de Cannas, admiro mucho a Aníbal el cartaginés enemigo de Roma. En general, todas las batallas hasta el tiempo contemporáneo, hasta la Primera y Segunda Guerra Mundial. Me parecen impresionantes y admirables cierta capacidad militar y estratégica de ciertos individuos.
L.P.: ¿Cómo le gustaría morir?
E.S.: Discretamente, sin hacer mucho ruido y ojalá sin sufrir de las grandes penas y enfermedades. Ya he vivido 57 años, que es más de lo que la mayoría de las generaciones anteriores que era hasta los 60. Lo de demás es como “ñapa”. Ojalá viva hasta los 80 para poder ayudar a mis hijas.
L.P.: ¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
E.S.: La verdad es que odiado de manera visceral aquellos que se siente redentores de los demás, sobre todo lo que prometen paraísos que no existen. Los que se sienten depositarios de una virtud que no poseen son como el paradigma de esa inepcia que odio tanto, esos redentores o salvadores. Al principio odiaba a Chávez, pero era un sujeto muy burdo para ser odiado, en general odio a personas inteligentes que se meten a eso. Personas sensatas y por lo menos hábiles y se meten a prometer cosas que son fraudes y falacias. El personaje colombiano que más odio es Antonio Caballero.
L.P.: ¿Si tuviera un súper poder cuál tendría?
E.S.: El poder de anticiparme a los eventos para poder poner a favor todos a los que yo quiero. No para cambiar al mundo porque sé que es una quimera. Pero sí tener la clarividencia para poder advertir a tiempo y tener los recursos para que me creyeran.
L.P.: ¿Qué mensaje la daría a los jóvenes, para que se apropien de su país?
Les conviene mucho salir, y ver que el mundo es difícil. Muévanse vean el mundo y comparen, el lugar del que ustedes salen no es tan bueno ni tan malo. Algunos ilusos pensarán que es muy bueno, pero la mayoría piensan que es muy malo. Pero cuando van y sufren, se dan cuenta de que este país, a pesar de sus defectos, es habitable. Ahí surge el verdadero amor por su país.