10 de febrero de 2015
En el Externado no discriminamos a las clases altas ¡las guisificamos!
Por: Mario Gallego
La semana pasada leí con consternación la noticia sobre el matoneo a los estudiantes becados del programa Ser pilo paga en varias universidades. Sin embargo, no me preocupé porque algo así pudiera pasar en esta casa de estudios, después de todo, la mayoría en el Externado somos “guisos” y los estudiantes de estratos altos son una rareza, algo exótico para nuestro entorno.
Los estudiantes y docentes promedio del Externado venimos de los estratos medios y medios bajos, somos guisos en toda regla: montamos en Transmilenio, comemos en la cafetería de la universidad o traemos la comida para calentar, sacamos muchas fotocopias porque no nos alcanza para comprar todos los libros que necesitamos y, cómo no, estudiamos gracias a los sacrificios de nuestras familias y a los créditos del ICETEX.
Como los guisos somos más, guisificamos a los estudiantes que provienen de las familias más pudientes: en nuestras actividades cotidianas les mostramos cómo es la vida del guiso común, un mundo desconocido para la “inmensa minoría”. Les mostramos la realidad de un papá taxista o de una mamá mesera de restaurante. Les mostramos que se puede estudiar y trabajar, pero no de gerentes sino de asistentes o de operadores en call centers, en donde entiendo que se hace una magnífica escuela aprendiendo improperios que no se enseñan en las clases de idiomas. Les mostramos el modelo de decisión que involucra la dicotomía entre almorzar o sacar fotocopias.
Ahora bien, en las clases también guisificamos a los estudiantes: les enseñamos, por ejemplo, que deben priorizar siempre el bien común; que tienen una responsabilidad social y que son libres de pensar y de actuar pero que deben asumir las consecuencias de sus actos. De esas cosas que sólo se le enseñan a los guisos y a los mamertos, que vienen siendo lo mismo porque el establecimiento dicta que una cosa lleva a la otra.
En el Externado creemos que hay que desmontar las actuales estructuras de inmovilidad social que no permiten a los guisos llegar al poder. Estamos empeñados en que las élites compartan el poder con los guisos, porque no hay nada más nefasto que un populismo depredador como el que sufren algunos países del hemisferio. Creemos en la guiso-tecnocracia, no en la guiso-demagogia a la que nos tienen acostumbrados nuestros políticos y dirigentes.
Eran otras las épocas en las que las élites eran las únicas en capacidad de acceder a educación universitaria de calidad. Ahora, los guisos podemos acceder a educación en las mejores universidades gracias a nuestro esfuerzo y a programas como Ser pilo paga y aquellos a los que no les guste esta realidad siempre serán bienvenidos en otras universidades en el extranjero, que tienen guisos extranjeros porque los programas de becas son mejores allá que acá.