30 de marzo de 2017
“Ser pilo paga”, ¡pero cuándo!
Por: Manuela Rada
Ser pilo paga es el programa de educación abanderado por el gobierno, su objetivo consiste en modificar una problemática palpable en el diario vivir, esta es, el acceso a la educación superior de la mayoría de los jóvenes. Para ello, el gobierno genera incentivos a estudiantes de escasos recursos y con excelencia académica a través de créditos condonables que cubren la totalidad de la matrícula en la institución de educación superior que escoja el estudiante, además de brindar un apoyo de sostenimiento para el semestre de estudios. Sin embargo, el programa ha venido presentando inconvenientes frente a los subsidios de mantenimiento que son dados a los estudiantes beneficiarios, perjudicando de esta manera, su manutención e incluso los créditos educativos en las universidades de estos mismos.
Varios jóvenes se han visto perjudicados al no recibir los subsidios de manutención que promete el programa, muchos tienen problemas con la alimentación, otros tienen inconvenientes con el crédito educativo. Pueden imaginarse ustedes que un estudiante muy pilo, por hambre, no pueda terminar o sacar las notas que necesita y además, que quede con la deuda; sería una injusticia, una muestra más de que la educación en este país es un lujo, una muestra de los vacíos de la política social focalizada que prima hoy día, pues es necesario hacer explícito que los subsidios dependen de la voluntad de quienes manejan las finanzas públicas.
Aquí es donde caben preguntas como: por qué es tan difícil desembolsar el dinero a estos estudiantes, por qué el salario de los congresistas – por ejemplo- si se entrega a tiempo, por qué con el aumento del sueldo a los políticos si corren para ser cumplidos con el pago. Siempre es necesario realizar este tipo de análisis para darse cuenta de que los efectos del desdén son espantosos y dañinos, claro, únicamente para los que salen perjudicados, en este caso, los pilos.
Aunado a lo anterior, se hace importante acotar los discursos que han salido a dar las personas involucradas con la entrega de aquellos subsidios; este es el caso de Andrés Vásquez, director del ICETEX, bastante controversial de por sí.
Ejemplificando lo anterior, el día 23 de febrero, aquella institución en cabeza del señor Vásquez, dijo a los medios que los desembolsos finalizarían el 3 de marzo; pero hasta el momento (18 de marzo) esa promesa no se ha vuelto realidad. No obstante, lo extraño radica en que ese mismo día la institución añadió que había problemas con el 10% de los beneficiarios porque los estudiantes no habían reclamado la tarjeta recargable del Banco Popular o porque no habían reportado al ICETEX el cambio de tarjeta de identidad a cédula. Referente a lo explícito, Vásquez, salió posteriormente en los medios mencionando que los desembolsos no pudieron ser dados para el 3 de marzo debido a una confusión de fecha frente al dinero que debía ser entregado al programa por parte del Ministerio de Hacienda.
¡Ah!, y a propósito del Ministerio de Hacienda, el señor Mauricio Cárdenas, cabeza de esta institución, ante las protestas de los estudiantes por el incumplimiento del gobierno con sus obligaciones, salió con un cinismo irracional afirmando lo siguiente: “Entre el 27 y 28 de febrero se desembolsarán por completo los recursos para estos 31.000 pilos. Porque hay que contarle al país que son 31.000 los jóvenes que han sido beneficiados por este programa, que en este caso son equivalentes a un salario mínimo y para quienes vienen de otros departamentos el subsidio es de hasta 4 SMLV”. Pues bien, referente a esto, es de suma importancia mencionar que el país también debe saber que a mitad del mes de marzo, aún hay estudiantes “ser pilo” que están a la espera del giro del gobierno para su manutención, aún hay estudiantes de esos 31.000 que tanto reitera el ministro, que no han podido acceder fácilmente a su alimentación, verbigracia.
Respecto a la publicación de Cárdenas, es realmente increíble y difícil de asimilar cómo es posible que funcionarios públicos resalten el número de estudiantes beneficiarios de este programa haciendo explícito que es el gobierno quien permite su educación y no sean capaces de mencionar lo que realmente ocurre; pues sí, Colombia necesita abrir los ojos, necesita información verídica libre de amarillismo, se necesitan funcionarios que tengan sensibilidad social, en este caso, Colombia necesita saber lo que realmente ocurre con esta cantidad de personas, que así como cualquier otro ser humano, tienen necesidades básicas que no han podido satisfacer plenamente debido a la negligencia que ha presentado el gobierno.
Ahora bien, la intencionalidad de estos párrafos es brindar un mensaje de solidaridad, para no dejar que la ineficiencia e ineficacia del programa y sus responsables, perjudiquen a los estudiantes “Ser pilo paga”, así como no permitir que la negligencia de la tecnocracia, como lo dice Juan Lozano, afecte su rendimiento académico. ¡Es momento de actuar, no se puede seguir con oídos sordos”