Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

19 de abril de 2022

Sobre la compra y venta de animales domésticos

Por: Luisa Fernanda Yate Vega

Alrededor del mes de noviembre del año 2021, en Francia se aprobó un proyecto de ley para luchar contra el maltrato animal que busca prohibir la compra y venta de animales domésticos. Esto provocó una oleada de aceptación en gran parte de la población francesa, quienes buscaban la aprobación de este proyecto desde que se dejó de cosificar a los animales de compañía. Esta noticia incita a la reflexión, porque gracias a la Ley 1774 de 2016 en Colombia también se clasificó a los animales como “seres sintientes”, sin embargo, aún se puede observar cómo las personas hacen negocios con la venta de perros y gatos de diferentes razas, que son exhibidos en cubículos de cristal o jaulas de menos de un metro cuadrado. Irónicamente, uno de los puntos de comercio de animales más grande de Bogotá está ubicado en la calle 55 con Caracas, en frente de la Secretaría Distrital de Ambiente.

La ley los protege… ¿o no?

En el año 2016 se estableció una ley que, hasta la actualidad, protege a los animales y sus derechos. Los principios bajo los que rige esta ley se basan en su bienestar y son los siguientes: “Que no sufran hambre ni sed, que no sufran injustificadamente malestar físico ni dolor, que no les sean provocadas enfermedades por negligencia o descuido, que no sean sometidos a condiciones de miedo ni estrés y que puedan manifestar su comportamiento natural”. Aún con esta ley, se puede ver que muchos de estos negocios no cumplen las condiciones necesarias: Los compradores se quejan del estado de salud de muchos de los cachorros, las condiciones en que se los mantiene son deplorables y muchos no cumplen ni la mitad de los principios de los cuales se habló anteriormente. Existe una ley, pero no se está cumpliendo adecuadamente, y cabe preguntarse ¿Quién se encarga de vigilar estas leyes?

El Instituto Distrital de Protección y Bienestar Ambiental (IDPYBA) es el encargado de proteger, vigilar y cuidar el bienestar de todos los animales, sin importar en cuál de las clasificaciones se encuentre. Mas allá de esta entidad, se encuentra la Alcaldía Municipal, la cual se encarga de vigilar los casos que son específicamente de animales domésticos y la Secretaría de Salud responsable de velar por las condiciones sanitarias pertinentes. Se puede hacer el reporte de algún caso de maltrato animal a cualquiera de las entidades ya mencionadas, sin embargo, una multa seria, que represente un castigo significativo, solo es aplicada cuando se le causa daño físico al animal (pena de prisión entre 12 y 36 meses), pero no se toman en cuenta otros factores como su libertad de desarrollo, el daño psicológico que pueda sufrir o las condiciones sanitarias en las que se encuentra. “Hasta que no se hagan desarrollos legales, no se puede hacer nada” afirma el abogado Luis Domingo Gómez.

Un dilema moral (y filosófico)

Se mencionó antes a Francia como un ejemplo de la acción de las leyes sobre este negocio, así que cabe plantearse la siguiente pregunta: ¿Por qué no se ha impuesto esta idea en Colombia? Porque esta práctica está siendo “moderada” por la ley (aunque dicha ley es demasiado flexible, no hay una estrategia pedagógica y las instituciones anteriormente mencionadas que la aplican son débiles) y por la normalización por parte de la población, esto último es determinante para el auge del negocio, pues si, al fin y al cabo, estos animales no serían vendidos si no existieran personas que los compraran. “Pagar por un animal es aceptar que las vidas tienen un precio” afirma la periodista y escritora española de El Diario Mila García Nogales e implica un sentido de posesión hacia el ser vivo, se redifican y de ahí el problema principal por el cual las personas no los tratan como seres vivos: porque no los ven como tal, sino como objetos de comercio.

En este punto, cabe mencionar otro asunto importante y es el problema del abandono, el cual está profundamente vinculado con el comercio de animales por las mismas razones que vinos anteriormente: Si las personas los ven como objetos, los van a tratar como tal. Durante la pandemia la Gobernación de Cundinamarca registró alrededor de 12.430 casos de abandono animal, principalmente de animales domésticos como los perros y gatos, en el municipio (una de las cifras más altas que se habían registrado en la historia), esto provocó que se hiciera un apremiante llamado a la población para que, no solo dejara de abandonar a sus mascotas, sino también para que adopten.