15 de julio de 2015

Santos: el verdadero animalista

Juan Manuel Santos, a pesar de lo que diga la oposición, es el verdadero político animalista. Contrario a otros que adoptan perros con gran despliegue mediático para capitalizar el hecho políticamente y luego de la muerte trágica del animal se sabe que la adopción fue de mentiras, Santos no se despega de la maltrecha y, a veces, agonizante paloma de la paz.

La verdad es que Juan Manuel Santos no ha sido el mejor cuidador de la paloma, si sobrevive es a pesar de él y de sus torpes cuidados. Santos es como el niño al que le acaban de regalar una mascota, no tiene idea de cómo cuidarla, cómo alimentarla y de tanto manosearla la tiene “entecada”.

No obstante lo anterior, afortunadamente el presidente cuenta con un grupo de político-etólogos que hace lo posible para que Santos no mate la paloma a punta de impericias y desaciertos. En una entrevista reciente, Humberto de la Calle, con un lenguaje diplomático inmejorable le dejó claro a las FARC que o se ponen las pilas o la paloma se muere. A la pregunta de Juan Gossaín sobre cuánto más va a durar el proceso la respuesta fue clara, concisa y contundente: “No soy capaz de darle un plazo porque esa es la pregunta del millón de dólares, pero sí me parece claro que el proceso está llegando a su fin, por bien o por mal.” (Semana, 2015) También les dejó claro que en las condiciones actuales la paloma no iba a vivir mucho tiempo, que para que el bicho lograra superar este duro impasse, había que evitar en lo posible dispararle, bañarla en petróleo y alguna que otra cosita que los farianos le estaban haciendo al animalito y que no le estaba sentando bien para la salud.

Las FARC comprendieron el mensaje, entendieron que al animalejo había que cuidarlo, que envenenarle el agua con hidrocarburos tal vez podría acabar con él y que el tiro al pichón nunca ha sido bueno para la paloma. El mal llamado Ejército del Pueblo, en su comunicado del 12 de julio, tras la última ronda de conversaciones, manifestó una graciosa concesión en el marco de las negociaciones en la que dan cuenta de su subversiva magnanimidad y en la que manifiestan “la conquista específica de la tregua unilateral, anunciada por las FARC-EP para iniciarse el 20 de julio, ahora reforzada con la decisión del gobierno de corresponder a este gesto y actuar decididamente en función del desescalamiento, en rumbo claro hacia la materialización de un Cese al Fuego Bilateral y Definitivo”. (FARC-EP, 2015)

El gobierno Santos no podía quedarse impertérrito ante tan importante avance en la mesa de negociación, tenía que manifestar su alegría y compromiso con la salud de la paloma de la paz, ahora el futuro se ve mejor para la Columba livia doméstica (¿pacífica?), hasta podría poner unos huevitos que él mismo, entregaría al próximo presidente, que en la medida de lo posible no fuera guerrerista y eyaculador precoz (Silva, 2015) Es por esto que en su alocución posterior a los acuerdos anunciados por las partes después de la última ronda de negociaciones el presidente anunció, palabras más, palabras menos, lo siguiente: En cuatro meses o ese maldito bicho se mejora o yo lo mato con mis propias manos (valga la redundancia).