10 de septiembre de 2015
La intención docente o la comunicación liberadora con los estudiantes
Por: Daniel Del Castillo R.
Todos los seres humanos nos realizamos en la comunicación liberadora con los demás. Menciona Paulo Freire dentro de su Pedagogía del oprimido (2000), un factor esencial de la pedagogía, que es el contenido expresado por el profesor hacia los receptores/estudiantes; y plantea algo muy importante respecto al conocimiento dentro del aula: “Solo existe saber en la invención, en la reinvención, en la búsqueda inquieta, impaciente, permanente que los hombres realizan en el mundo, con el mundo y con los otros. Búsqueda que es también esperanzada” (Freire, 2000).
Esto nos conlleva a analizar el contexto en el cual se transmite este saber a los estudiantes, y que debe implementar una “búsqueda inquieta, impaciente y permanente” (Freire, 2000), para poder crear interés en ellos. Con esto, se logra hacerlos receptivos a esas búsquedas; y se aprecia dentro del aula que el trabajo se desarrolla siguiendo el modelo de los pares, en una atmósfera conciliadora entre profesor y educando, logrando así un equidad.
Ningún estudiante debe ingresar al aula con el sentir de que no sabe, sino que se debe integrar a los procesos de apropiación e interiorización del conocimiento, con curiosidad y deseo de indagar sobre el planteamiento del profesor. Por esta razón, este último tiene que tener esencialmente el amor y la vocación por su labor.
Al comenzar su clase, todo docente tiene una intención: esta no debe ser la de hacer del receptor un “depósito de datos memorizables”; sino de hacerle descubrir, a través de la investigación, los fundamentos de su conocimiento. Claro está, sin pretender nunca tomar al educando como un ignorante.
La comunicación debe conllevar siempre hacia un interés de parte y parte, minimizando la ingenuidad y despertando la curiosidad; obviando la odiosa memorización y convirtiendo la enseñanza en la transmisión de una idea, más no en la “donación”, como lo subraya Freire, dentro del ámbito de una educación “bancaria”.
¡Es tan claro su planteamiento al expresar que el educador debe lograr la reflexión del tema a tratar, no la imposición de datos! En consecuencia, su tarea no caducaría ni sería vana, al contrario, sino que en la memoria de los educandos quedaría grabada la enseñanza de la reflexión (no del dato).
Hay que evitar la sumisión para impedir seres sumisos, doblegados, sin cuestionamientos. Cuando la comunicación se hace con sentido, esta llega a los estudiantes logrando integrarlos en una intercomunicación válida, como recurso de razonamiento y discusión. De este modo, se despierta en ellos la inquietud, el cuestionamiento y la curiosidad, todas cualidades propias de los mejores estudiantes. Definitivamente, no son seres acomodados a “escuchar”.
Por estos motivos, dentro del ámbito educativo debe primar un proceso de libertad de pensamiento, de expresión, y nunca la imposición. Ningún ser humano puede realizarse a costa de su propio ser; sino en la comunicación respetuosa y liberadora con los demás.
Referencias El Libre Pensador:
Freire, Paulo. (2005). Pedagogía del oprimido.
Del mismo autor:
El Libre Pensador – La educación: una historia sin fin
El Libre Pensador – ¿Qué es el conocimiento y cómo lo podemos aprender?