13 de diciembre de 2015
Jardines Acunar: la iniciativa distrital que muestra una Bogotá más humana (Reportaje primera parte)
Por: Juana Valencia
En vísperas del fin de la alcaldía de la Bogotá Humana, existen sentimientos contrariados frente a la gestión de Gustavo Petro. Bajo el la idea popular que afirma que: “siempre hay que ver el vaso medio lleno”, “ver solo el lado positivo” o cualquiera de sus variantes, es importante preguntarse ¿qué programas son rescatables en la gestión de Petro en Bogotá? Dejando a un lado los temas más sonados y discutidos que rodean al alcalde, como lo son la disputa anti-taurina, los problemas de movilidad, de infraestructura vial, el metro, la inseguridad y los derechos de los animales; en ese lado del vaso medio lleno, se encuentran programas llenos de amor y trabajo, que tienen como objetivo mejorar las condiciones del futuro bogotano: los niños.
Arrullando el futuro de los niños
“Siempre que he ido me reciben con una sonrisa, tienen unas excelentes instalaciones, bonitas, adecuadas, coloridas y seguras; pero a mí lo que más me llama la atención es la calidad humana con la que trabajan. Se nota que aman lo que hacen.” (2015) cuenta Alexandra García, psicóloga y profesora de la Universidad Externado de Colombia, que desde hace dos años promueve entre sus alumnos la participación en un programa de la Secretaria Distrital de Integración Social llamado Las Rutas de derechos. Abiertas a cualquier personas y guiados por trabajadores de la Secretaría de Integración Social, las rutas muestran las políticas, programas e instalaciones de diferentes proyectos que la secretaría maneja, entre los que se encuentran los Jardines Acunar, a los que Alexandra hace referencia en el fragmento inicial. La importancia de este proyecto es que le invierte al crecimiento integral de los menores de tres años, que por condiciones económicas familiares no pueden pagar salas de estimulación temprana o planes nutricionales. “Estoy absolutamente convencida de que los niños, desde muy pequeños, necesitan de atención primaria, afecto y cuidado pues toda la información que les queda grabada en su sistema nervioso central y en sus neuronas es la que después les va a servir cuando crezcan.” (2015) Afirma Alexandra, mientras cuenta sus experiencias con varios Jardines Acunar de Bogotá.
Esta es una iniciativa bogotana, liderada por el alcalde Gustavo Petro y la Secretaría Distrital de Integración Social, que cuenta con aproximadamente 413 jardines en 2015. Los jardines atienden a más de 67.000 niños y niñas durante la etapa de la primera infancia. Nancy Pinto, Referente de Ámbito Institucional de la Secretaría Distrital de Integración Social de Chapinero, explica que el enfoque de los jardines es de 3 meses a 3 años de edad: “como su nombre lo indica son jordanas para el que acuna, para el que tiene bebés en la cuna, bebés de abrazar y cuidar. Los que niveles se dividen en bebés con las salas maternas y los párvulos” (2015) Los jardines Acunar, cuentan con salones para los niños y niñas; zona de gateo y estimulación; salas para la lactancia–salas de maternidad; baños infantiles y zona de control de esfínteres; zona de enfermería; zona verde; zona de juegos; jardín; huerta interior; comedor infantil; zona de servicio de alimentos y zona de portería; y, en algunos casos, tienen dormitorios/sala cunas, cuando se presta el servicio nocturno.
Primero, hay que entender que la primera infancia se comprende desde el nacimiento hasta los seis años. Sin embargo, a partir de los 3 años la Secretaría de Distrital de Integración Social, en el enfoque de infancia, cuenta con otros jardines infantiles que cubren esta etapa hasta los 6 años. Varias investigaciones concluyen que la etapa de la primera infancia es clave pues es donde más se desarrolla el cerebro casi el 80%, así como diferentes habilidades esenciales tales como pensar, hablar, aprender y razonar. Además, como lo define el Articulo 2 del Decreto Distrital 57 de 2009:
“La Educación Inicial es un derecho impostergable de la Primera Infancia, dirigida a garantizar el desarrollo del ser humano a través del cuidado calificado y el potenciamiento del desarrollo de los niños y niñas desde su gestación y menores de seis (6) años. Se concibe como un proceso continuo, permanente e intencionado de interacciones y relaciones sociales de calidad, oportunas y pertinentes, dirigidas a reconocer las características, particularidades y potencialidades de cada niño o niña, mediante la creación de ambientes enriquecidos y la implementación de procesos pedagógicos específicos y diferenciales a este ciclo vital. Esta puede proporcionarse en ámbitos familiares o institucionales y en todo caso serán corresponsales la familia, la sociedad, y el Estado.” (Decreto Distrital 57 de 2009)
Este decreto, igual a que la afirmación de la psicóloga Alexandra García, afirma que de la educación que los niños reciban durante estos primeros años, del desarrollo psicosocial y psicomotor que tengan, dependerán sus capacidades y las condiciones con las que entrarán a los otros niveles del sistema educativo. Obviamente, de ello dependerán las posibilidades de seguir ascendiendo en el ámbito educativo hasta un nivel superior.
Una verdadera inversión para el futuro de la ciudad
Igualmente, la empresa social Aeiotu que se centra también en la educación de la primera infancia, explica que académicos como el Premio Nobel de Economía del 2000, James Heckman, afirma que en términos más económicos “las inversiones en educación durante la primera infancia son mucho más rentables que aquellas que se realizan en etapas posteriores de la vida” (Aeiotu: Importancia de la Primera Infancia. 2014). La empresa señala que en el caso colombiano, más del 10% de la población corresponde a niños en primera infancia. Explican que Colombia tiene 4.2 millones de niños, de los cuales 3.4 millones (82%) se encuentran en a en situación de vulnerabilidad socioeconómica (Aeiotu. 2014). Son pocos los que provienen de familias de ingresos altos que pueden optar por un nivel de educación alto.
En el caso bogotano, la administración de Gustavo Petro no desconocía la importancia de una política pública para la educación de la primera infancia. En un comienzo se enfocó en cambiar el modelo de subcontratación que se tenía con las “casas vecinales”, un modelo que funcionaba desde 1993 y que se centraba en la tercerización del servicio sobre madres comunitarias que administraban los diferentes jardines de cada barrio. Sin embargo, una investigación de la Universidad del Rosario encontró que muchos de los contratos que se habían firmado en anteriores administraciones no cumplían con liquidaciones claras, ni gastos coherentes (por aproximadamente $2.357 millones de pesos), vacíos fiscales e ingresos inequitativos entre los diferentes jardines.
Fue por esto, que Petro inició la transformación de dichas casas a Jardines Distritales que se esperan sean reemplazados por el programa que, bajo la bandera de la Bogotá Humana el Alcalde de Bogotá inició en 2013, los Jardines Acunar. Bajo el Proyecto 735 Desarrollo integral de la primera infancia de la Secretaría Distrital de Integración Social, en Bogotá se han creado diferentes modalidades de jardines que responden a las necesidades de las localidades con el objetivo de:
“Potenciar el desarrollo integral de los niños y niñas de primera infancia en Bogotá desde un modelo inclusivo y diferencial de calidad y acciones que garanticen el cuidado calificado, experiencias pedagógicas significativas, disfrute del arte, cultura, juego, actividades físicas, promoción de vida y alimentación saludables y la generación de ambientes adecuados, seguros, sensibles y acogedores.” (Proyecto 735. Bogotá Humana 2013).
La propuesta de los jardines Acunar es que cubriendo el ámbito institucional del proyecto, buscan cubrir las necesidades en educación, estimulación, salud, nutrición, cultura y diversión que niños de menos de tres años tienen. Los más de 413 jardines están ubicados por toda Bogotá y cumplen con distintas modalidades respondiendo a la infraestructura con la que se cuente y a las necesidades de cada barrio, y de las familias que allí vivan. Se evidencia que Usaquén es la única localidad que no cuenta con un Acunar, debido a que allí se concentran los estratos con mayores ingresos; mientras que Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar, Tunjuelito y Usme son las localidades donde se concentran la mayor cantidad de Jardines Acunar.