Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

19 de abril de 2017

Hasta el infinito… ¡y más allá!

Por: Juan Pablo Baez

¿Tiene el hombre algún límite? ¿cuáles serán sus alcances? Nos encontramos en tiempos difíciles para la humanidad, actualmente somos una sociedad consumista insaciable, en la que siempre estamos en busca de más sin importar las consecuencias. Debido a esto se nos están agotando los recursos naturales,  los cuales subsistimos y estamos destruyendo poco a poco en nuestro único hogar: la tierra.

Las más grandes potencias como  Estados Unidos o Japón son las que fomentan y tienen como principios este tipo de políticas consumistas que van de la mano con el capitalismo y procesos como la globalización. Actualmente, como una medida desesperada de los países y empresas que se benefician de esto, para lograr seguirle el ritmo tan acelerado a la sociedad y en vista de que todo en la tierra se va a agotar, hemos llegado al punto en el que vamos a explotar los recursos espaciales. No es ciencia ficción, actualmente empresas como Deep Space Industries o Planetary Resources tienen enormes proyectos, con inversionistas de gran nombre, que van en busca de un mismo fin: acumular cada vez más dinero en sus cuentas bancarias.

En las próximas décadas este tipo de empresas van a explotar miles de asteroides cercanos a la tierra, de los cuales buscan obtener materiales como oro, platino, agua, silicio, niquel, hierro, entre otros. Según datos científicos hay 9.000 asteroides cercanos a la tierra que pueden contener, en gran medida, los diferentes recursos. Estos asteroides según una base de datos llamada Asterank, que calcula el precio de estos  dependiendo de su composición y tamaño nos dice que un asteroide de tamaño promedio, no con las mejores especificaciones puede llegar a costar 95.000 millones de dólares. En una situación hipotética si consideramos que los 9.000 asteroides valen los 95.000 millones de dólares, si no es que hay unos que valen hasta 10 veces esta cantidad, el dinero recaudado sería alrededor de 855.000.000 millones de dólares, estas son solo aproximaciones de la gran suma de dinero que se conseguirá con este negocio. Pero, ¿a qué se destinará este dinero?

Una cifra exorbitante con la que se podrían lograr grandísimos avances en el mundo, ayudar a miles de problemas que tenemos actualmente, pero se pone en duda las intenciones o los objetivos de estas empresas. Como bien sabemos la ambición del hombre no tiene límites  y menos cuando se habla de dinero.

La minería en la tierra ha acabado y destruido cientos de miles de hectáreas de terrenos cultivables, habitables y los ha dejado inservibles, se talan bosques enteros, se dañan hábitats únicos en la tierra, se moviliza gente, se contaminan las aguas y el aire, y todo esto por la ambición humana. No medimos las consecuencias de nuestras acciones y debido a ello estamos acabando con todo lo que nos rodea y ya no hay vuelta atrás, las emisiones de gases acabaron con nuestra atmósfera y nuestro aire, las grandes cantidades de basura contaminan por completo los mares y los ríos, el suelo es infértil. Ya no cabemos en la tierra, nos morimos de hambre, cada vez hay nuevas y peores enfermedades que ni la medicina moderna puede controlar y todo lo hemos causado nosotros. Hasta el punto que tenemos la necesidad de salirnos de nuestras fronteras y en un intento desesperado vamos a explotar también los recursos que se encuentran en el espacio, que son infinitos, pero la mayoría inalcanzables para el hombre.

La minería espacial no solo demuestra avances científicos y descubrimientos de nuevas tecnologías, nos demuestra el desespero del hombre al darse cuenta que la vida en la tierra ya no es sustentable, pero que a la vez sigue buscando nada más que su propio beneficio económico lo cual es increíble. Deberíamos preocuparnos más por los enormes problemas medio ambientales y sociales que tenemos de los cuales no podemos escapar.

Me sorprendería que el hombre siguiera en la tierra en los próximos cien años. Si no tomamos medidas ya de nuestras acciones debemos prepararnos para las consecuencias  que de ello provengan y ya no habrá nadie a quien culpar sino a nosotros como especie.

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